Un hecho curioso se registró el último domingo en Cusco. Cerca del mediodía, un cordón policial que custodiaba el atrio de la catedral de la Ciudad Imperial fue sorprendido por un grupo de ciudadanos que celebraban la colorida fiesta de los carnavales, quienes no dudaron en dirigir sus proyectiles de globos con agua y espuma contra la autoridad policial.
Los uniformados usaron sus escudos para protegerse del ataque que decenas de personas emprendían contra ellos. Ante la desesperación, los agentes hallaron refugio en el interior de la capilla de Triunfo y cerraron las puertas para evitar los globazos, que parecían incesantes.