Con el asesinato de Israel San Román Doroteo, su esposa Estrellita Tapia, sus dos menores hijos y sus padres Elías y Luisa, la Policía pudo encontrar el hilo que une una serie de crímenes ocurridos en Lima. Pero también se encontró con un ovillo en el que se entrelazan dos bandas criminales rivales, odios personales, la hegemonía por el cobro de cupos, extorsiones y una maraña de delitos conexos.
Y nadie sabe cómo acabará esta guerra que, como se evidenció hace una semana, no respeta ni a los niños.
San Román sabía a lo que estaba expuesto. Según agentes de la Dirección de Investigación Criminal, él lideraba la banda ‘Los Destructores de Breña’, protagonista de una cruenta disputa con el grupo ‘Los Hijos de Pando’ por el control de cobros de cupos en grandes obras de construcción civil. Por eso había denunciado que lo querían asesinar.
Lo que quizá no calculó es que con la muerte de Miguel Torres, su principal rival, baleado el 16 de marzo del 2022, comenzaría una guerra que terminó -por ahora- con su muerte y la de sus seres queridos.
El enfrentamiento entre estas bandas suma ya cinco homicidios, sin contar a la familia de San Román. Y en la Dirincri nadie cree que sean los últimos.
Para los investigadores, el crimen de Torres pasó como uno más, pero fue el desencadenante de todo. Años antes, en 2015, según una denuncia policial, este amenazó de muerte a Estrellita Tapia, conviviente de Israel San Román (a) ‘Tota’.
En el entorno de ‘Tota’ aseguran que este juró vengarse y el año pasado cumplió su promesa, ordenando a su gente eliminar a Miguel Torres que por entonces era representante de la Asociación de Trabajadores Desocupados de Construcción Civil, gremio no reconocido.
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A ese homicidio siguieron otros tres, todos miembros de ‘Los Hijos de Pando’. El 7 de abril del 2022 fue acribillado José Valle, mientras que el 2 de mayo acabaron con la vida de Alex Crisóstomo y Juan García.
Ese mismo día, alías Pachurro, miembro de dicha organización criminal, había realizado disparos contra la vivienda de Estrellita Tapia y también asesinó a Christopher Lundstron, miembro de ‘Los Destructores de Breña’, liderada por ‘Tota’.
A Israel San Román ‘Tota’ intentaron asesinarlo el 18 de marzo y el 30 de diciembre del año pasado. En este último atentado, uno de los disparos le rozó la cabeza, cerca de la nuca.
De acuerdo con la Dirección de Investigación Criminal, aparte de ‘Tota’, la banda de Breña estaba integrada por Richard Zúñiga, Brendon Masko, Flavio Pacheco, Jesús Atanacio, entre otros, que cumplían distintas funciones en la organización.
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“Era un delincuente, cuyo radio de acción no era tanto San Miguel, sino Breña. Justamente, por el sitio donde se viene construyendo la Línea 2 del Metro”, asegura Luis Villanueva, secretario general de la Federación de Trabajadores en Construcción Civil del Perú.
Villanueva sostiene que bandas criminales de extorsionadores y sicarios se han infiltrado en el sector construcción, causando hechos de sangre como el ocurrido en San Miguel.
Asegura que incluso conforman sindicatos de fachada.
El año pasado, de los 606 asesinatos registrados en Lima metropolitana, 500 fueron por armas de fuego. De estos, 320 los cometieron sicarios. Este año ya se han cometido 49 crímenes por el control y hegemonía. Asimismo, solo en el primer semestre del año pasado, 75 personas cayeron abatidas por delincuentes a sueldo.
El móvil del 75% de los asesinatos por encargo es por ajuste de cuentas y el 5% es por venganza y rivalidad.
Uno de ellos fue cometido el 23 de junio del 2022. Ese día, el secretario de Organización de Comité de Obra de la Línea 2 del Metro de Lima, Jaime Huaroc Ríos, fue asesinado a balazos cuando salía de su domicilio. A juicio del sociólogo y especialista en criminología Carlos Chávez Silva los sicarios no pertenecen a grupos delictivos, sino que son la última etapa en la cadena del crimen organizado y actúan como ‘service’. Mientras que el grupo delictivo se encarga de la planificación y de dar la orden de matar, el sicario es la mano ejecutora.
En los últimos diez años, 21 dirigentes de la Federación de Trabajadores de Construcción Civil del Perú que se oponían al cobro de cupos y extorsiones fueron eliminados por delincuentes al servicio de las mafias de construcción.
“Hemos venido denunciando a la delincuencia organizada que se viene infiltrando en construcción civil desde el año 2004. Los delincuentes han tomado las calles desde hace mucho tiempo, pero el Gobierno prefiere utilizar la logística de la policía para detener protestas en vez de combatir el verdadero crimen. Condenamos la proliferación de bandas, muchas de las cuales delinquen coordinando con seudosindicatos de fachada”, dice Luis Villanueva, secretario general de la FTCCP.