En la madrugada de este lunes 6 de febrero, un terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter sacudió el sureste de Turquía y el norte de Siria. Como resultado, más de 3.000 personas perdieron la vida y alrededor de 13.400 sufrieron heridas. Teniendo en cuenta la precariedad en que se construyen las viviendas en Lima y la poca planificación urbana de la ciudad, surge la pregunta: ¿qué consecuencias habría si ocurre un movimiento telúrico de esta magnitud en la capital?
Miguel Yamasaki, director de Preparación del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), afirmó que se ha elaborado un escenario sísmico para Lima Metropolitana y el Callao, considerando variables como los niveles de vulnerabilidad de la mayoría de viviendas que están en la periferia de la urbe.
Según el IGP, hay un riesgo mayor en las casas que han sido construidas de forma precaria en las zonas céntricas de Lima. Foto: Andina
"Aproximadamente, 7 millones de personas deberían estar viviendo en zonas que representan muy alto y alto riesgo (...) Hablamos de alrededor de 2 200 000 personas que podrían sufrir algún tipo de lesión y de aproximadamente 120.000 personas que podrían fallecer", explicó el especialista, quien también aclaró que estas cifras no son exactas, sino cálculos aproximados.
"Después de un sismo de esa magnitud, los hospitales y los servicios de agua y desagüe van a colapsar seguramente; las fuerzas de seguridad, (como los) bomberos, policías y Fuerzas Armadas, no se darían abasto para atender a todos en simultáneo. Realmente se configuraría un escenario catastrófico", agregó.
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El terremoto de 1746 es el último movimiento telúrico de gran magnitud del cual se tiene registro en Lima. De acuerdo con el Instituto Geofísico del Perú, las placas tectónicas se mueven de 6 a 8 cm por año, por lo que tendría que pasar mucho tiempo para que se acumule la suficiente cantidad de esfuerzo para dar origen a un sismo de gran envergadura.
Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP, manifestó que si bien es un hecho de que este evento va a ocurrir, no se puede predecir exactamente una fecha exacta o aproximada.
El gran terremoto de 1746 ocasionó un tsunami con olas de hasta 10 y 24 metros. Foto: Andina
"Nosotros hemos colocado GPS a lo largo de toda la costa del Perú y hemos encontrado que frente a Lima las placas no se están moviendo. Como el GPS nos da datos casi al centímetro, hemos podido configurar la geometría o el área de esa zona, donde las placas están pegadas, que no se mueven", dijo. En consecuencia, declara Tavera, "esa área nos va a dar origen a un sismo de por lo menos 8.5 a 9 grados".
De acuerdo con Miguel Yamasaki, Indeci ha tomado contacto con el Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid) de la Universidad de Ingeniería (UNI) para diseñar una ficha llamada Esquina Segura, con la que se espera que las familias puedan diseñar correctamente aunque sea una parte de sus viviendas, ya que usualmente estas están mal edificadas a causa de la autoconstrucción. De esta manera, se busca que una zona de estas casas sea segura en un momento de gran riesgo.
La institución también informó que además de los simulacros nacionales, en los que participa la población, se suelen realizar pruebas con las autoridades, en las cuales estas son situadas en un escenario extremo par luego solicitarles soluciones.
Los 3 simulacros siempre se realizan en las mismas fechas a nivel nacional. Foto: Andina
"Cada sector va trabajando sus respectivos planes de contingencia en función a las brechas que se genera cuando les planteamos una situación determinada y ellos no saben cómo responder. Esto permite ir actualizando los planes para que cada uno de los sectores sepa qué puede hacer en un momento determinado", explicó Yamasaki.
Por su parte, Hernando Tavera expresó que, desde el año 2020, el IGP y el Indeci se encuentran liderando la creación del Sistema de Alerta Sísmica Peruano (Saspe). Puntualizó, además, que la entidad que representa ya ha terminado de instalar los sensores sísmicos a lo largo de la costa peruana y de implementar los centros de control; sin embargo, todavía queda pendiente que el Instituto Nacional de Defensa Civil coloque sirenas, bocinas y altavoces en las calles para que las alertas suenen y adviertan a la ciudadanía.