“Las vacas lloran y nosotros lloramos con ellas”, dice Guillermina de la Cruz y agrega que los ganaderos lecheros del centro poblado Roldan, ubicada en el distrito de Quilmaná, Cañete, región Lima, están alimentando a las reses con plantas de ají, mandarina, maracuyá y troncos de yuca debido al elevado precio del forraje.
Los negociantes aseguran que viven la peor crisis a causa de lo que denominan indiferencia de la gran industria láctea que —según dijeron— quiere seguir manteniendo sus altas ganancias en perjuicio de los productores ganaderos.
Don Gumercindo señala que la industria compra la leche al productor a precios por debajo de los costos de elaboración, obligándolos a endeudarse para sostener la producción, lo que a futuro desembocará en su quiebra inminente.
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“No hay negociación entre los ganaderos y la industria, la misma que impone un precio por la posición de dominio que ostenta, por lo que la ganadería agoniza ante la indiferencia del Estado, que está llamado a regular esta situación, (ya que) de lo contrario se perderían puestos de trabajo directos e indirectos”, manifiesta.
Varios de los ganadores vendieron parte de sus vacas. Foto: ganaderos lecheros del centro poblado La Huerta
Esta situación los ha llevado a tomar medidas extremas como vender sus vacas, pues es difícil poder alimentarlas. “Algunas están muriendo de hambre”, afirma un ganadero.
Guillermina de la Cruz detalla que hasta hace unos meses tenía dos corrales con más de 50 vacas lecheras. “Ahora, solo tengo 16, es una situación muy complicada. Las vacas lloran y nosotros lloramos con ellas”, insiste.
Agrega que les pagan muy poco por cada litro de leche. “No nos resulta, gastamos más en darles de comer que lo que ganamos. Cada semana, estoy vendiendo una vaca para que mi familia pueda comer”, acota con preocupación.
Los ganaderos de Roldan aseguran que les pagan S/ 1,30 por litro de leche. “No hay forraje y lo poco que hay lo venden caro. Tenemos que darles plantas de ají que las vacas de hambre lo comen a pesar de que afecta la calidad de la leche que producen, pero no encontramos otra alternativa”, contó otra experta ordeñadora.
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Los afectados piden que los encargados de las dos empresas que les compran la leche les paguen un precio justo y razonable que les permita cubrir sus gastos
“Si ellos nos mejoran el pago, podríamos comprar alimentos balanceados; si no es así, pronto nos quedaríamos sin nada”, sostuvo un granjero.
Afirman que sus vacas están “absolutamente estresadas” por la falta de alimentos. “Si una vaca iba a dar 30 o 40 litros de leche, con esta situación da entre 3 y 5 litros menos de leche al día”, explica otro ganadero.
Don Román calcula que actualmente, con el alza de los costos, si una vaca da menos de 25-30 litros de leche al día, “deja de ser rentable”, porque “vale más lo que come y lo que gasta que lo que produce”. Así las cosas, muchos ganaderos están decidiendo vender y hasta sacrificar a los animales menos productivos.