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Sociedad

Maestro ayacuchano es reconocido por Minedu al enseñar matemáticas con tapitas de botellas

Edwin Espinoza se muestra orgulloso de formar parte de los 37 educadores que fueron premiados con las Palmas Magisteriales.

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El docente Espinoza Calle publicará libro "Jugando con las tapitas aprendo las matemáticas", donde explicará su metodología. Foto: Mary Luz Aranda-URPI/LR

Por: Mary Luz Aranda-URPI/LR

Ejercer la docencia es una labor sacrificada, sin duda. Un claro ejemplo es Edwin Espinoza Calle (43), profesor de Matemática, quien tuvo un duro camino para convertirse en un destacado docente. Su propuesta de enseñar su curso a través de tapitas de botellas desechables, desde hace cuatro años, lo convirtió en ganador de las Palmas Magisteriales en la categoría de Maestro 2021.

Es así que a partir de la pandemia de la COVID-19 empezó a trabajar con mayor intensidad su iniciativa a fin de facilitar el aprendizaje en sus estudiantes de secundaria. Esto lo motivó a desarrollar un libro al que llamará “Jugando con las tapitas aprendo las matemáticas”, que espera publicar a fines de este 2022.

“Hoy en día estamos trabajando para poder publicar un texto con materiales educativos totalmente reciclados que son las tapitas de las botellas descartables a través del cual he podido elaborar muchos materiales para poder enseñar las matemáticas”, contó Espinoza a La República.

Con más de 20 años en la profesión, comenta estar orgulloso de ser ayacuchano y de fomentar proyectos educativos desde su tierra natal en la institución educativa Víctor Raúl Haya de la Torre, en el distrito de Vizcarranza.

Esta trayectoria lo llevó a publicar siete materiales lúdicos en relación al curso que dicta y ser condecorado en el Congreso de la República en el año 2020.

Edwin resalta que no fue fácil acabar la carrera por provenir de una familia humilde. Sin embargo, nunca se rindió y empezó a dictar clases privadas a alumnos para sustentar los costos de la profesión, como tantos educadores al interior del país.

“Desde que era estudiante en el colegio, me gustaba enseñar a mis compañeros. Esta vocación inició cuando tenía de 13 a 14 años. Mi familia era de bajos recursos económicos, pero la idea de superarme me permitió acabar la docencia”, dijo.

Pese a los pocos ingresos como profesor, busca ser ejemplo para futuros educadores. “La parte económica no prima en la zona rural, pero al margen de todo ello, se pueden lograr los objetivos cuando quieres ser diferente al resto en el sector de Educación”, finalizó.