Cada 31 de julio se conmemora la labor de los más de 700 guardaparques que, motivados por su amor a la naturaleza del Perú, se encargan de conservar las diferentes Áreas Naturales Protegidas que en total suman alrededor de 20 millones de hectáreas.
Es así que este trabajo, que en muchos casos se realiza bajo condiciones extremas, cuenta con más de 250 puestos de control con las que monitorean la flora y fauna, para que no se vean amenazados por actividades ilícitas como el tráfico de especies, la caza furtiva, invasiones, la minería o la tala ilegal, entre otros.
Guardaparques en incendio forestal de Pagaibamba. Foto: La República
Uno de sus principales objetivos es conservar las Áreas Naturales; sin embargo, los guardaparques deben realizar labores de campo como la orientación a los visitantes, brindar educación ambiental, realizar coordinaciones entre el Estado y las comunidades locales, así como monitorear, vigilar y controlar las zonas protegidas.
Es así que mediante su constante monitoreo sobre los recursos naturales, se ha logrado conservar más del 95% del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sinanpe), de acuerdo con una publicación de El Peruano.
Los guardaparques suelen trabajar en condiciones climáticas extremas, a todoterreno. Entre las ramas en las que se especializan se encuentran los bomberos forestales y los buzos a cargo del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).
En el caso de los encargados de apagar los incendios, son alrededor de 200 guardaparques los que vigilan las distintas regiones del país, divididos en el nodo norte, oriente, centro y sur.
Mientras que el grupo especializado como bomberos buzos conforman un equipo de 20 personas que realizan dichas tareas en la Reserva de Paracas, en el Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneas (RNSIIPG) y en el Titicaca.