En horas de la noche del 19 de mayo, fue reportado un nuevo ataque contra una trabajadora sexual, quien recibió varios disparos por parte de un desconocido. De acuerdo a la información brindada por testigos, la agresión contra la ciudadana de origen extranjero se habría producido porque esta se negó a pagar cupos a una mafia que —presumiblemente— extorsiona a estas mujeres.
“Nos piden 100 soles semanales como cupo para que nosotras podamos trabajar aquí. Nos han dicho que si no pagamos, nos matan”, declaró una de las personas presentes en el momento del atentado, quien prefirió reservar su identidad por temor a represalias.
La agraviada se encontraba caminando por la avenida San Pedro de la citada localidad, rumbo a su casa, cuando fue interceptada por un hombre, el cual —sin mediar palabra— trató de acabar con su vida. Los vecinos del lugar, al percatarse de la situación, se aproximaron a la mujer y procedieron a auxiliarla y llevarla hasta el hospital María Auxiliadora, donde fue ingresada a la unidad de cuidados intensivos (UCI) debido al delicado estado de salud en el que se encontraba.
Las cámaras de seguridad serán importantes para que la Policía Nacional del Perú pueda identificar al sujeto que atentó contra la ciudadana extranjera para luego someterlo al proceso judicial correspondiente.
Este caso se suma a la lista de los ataques sufridos por trabajadoras sexuales a manos de mafias dedicadas al cobro de cupos. Ante la vulnerabilidad de sus víctimas, en su mayoría extranjeras, estas agrupaciones criminales se aprovechan de la falta de control para exigirles dinero bajo coerción, incluso amenazando la vida de las mujeres dedicadas a este oficio.
En anteriores oportunidades, al darse casos similares al presentado en Chilca, se ha exigido acciones por parte de las autoridades a fin de que se frene esta ola de violencia. Sin embargo, hasta el momento, poco o nada se ha hecho para evitar más muertes y, mientras tanto, el vacío legal es aprovechado por las mafias.