El penal de Challapalca, ubicado a 4.800 m. s. n. m entre Tacna y Puno, fue construido en 1997 y desde entonces es denominado el ‘Alcatraz del Altiplano’. En una celda de la prisión, aislado, sin contacto con otros reclusos, se encuentra Juan Antonio Enríquez García, acusado del secuestro y violación de una niña de 3 años en Chiclayo.
Este enclaustramiento fue decidido para protegerlo de otros presos quienes, cuando ingresó al establecimiento penitenciario de Picsi, amenazaron con “darle una linda bienvenida”.
Es casi un código carcelario que los internos sometan a quienes llegan acusados de abusos sexuales. Por eso, el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) decidió trasladar al abusador a Challapalca, uno de los tres penales de máxima seguridad del país, y también el más temido por los delincuentes.
Enríquez solo camina en determinados espacios cubierto con rejas a la manera de una ‘jaula’, pero lo hace de modo solitario, cuando los demás internos están en sus calabozos. ”Lo asisten todos los derechos de los demás reclusos, ni más ni menos, pero si está aislado es por su protección”, aclaró un agente penitenciario.
Hizo notar que permanecerá en prevención durante 15 días por un tema de protocolo por COVID-19 y luego será clasificado y trasladado a uno de los pabellones.
Su traslado desde Picsi se inició el 18 y llegó a Challapalca el 20 de abril. Fue evaluado por personal médico y se le indicaron las condiciones de su permanencia.
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Enríquez, como los otros reclusos, no tiene acceso a la tecnología: ni televisor, radio y menos celular. Su único entretenimiento serán las caminatas y lecturas.
“Acá, hasta el más temible delincuente se quiebra. Es un régimen muy duro”, manifiesta un agente penitenciario. La temperatura oscila entre 8 y 13 grados, pero hay temporadas con nieve, en las que desciende bajo cero.
Los más peligrosos están aislados, confinados en celdas independientes, pero vigilados. Ahí se encuentran Gerson Gálvez Falla ‘Caracol’, el líder de la banda criminal Barrio King, y Renzo Espinoza Brissolesi, brazo armado de una mafia de tráfico ilícito de drogas que lideraba Gerald Oropeza.
También están Joran Van Der Sloot, el llamado ‘asesino de la maleta’; Giancarlo Zegarra Cuadros, miembro de los asaltantes Los Capuchas Negras; Luis Murga Constantino, y José Angulo Casas.
Asimismo, yacen John Smith Cruz Arce, cabecilla de Los Pulpos; John Salas Pezo, integrante de Los Sanguinarios de Bagua, y Roberto Carlos Gutiérrez Guzmán, homicida y cabecilla de Los Malditos de Río Seco.
Challapalca es un reclusorio en el que conviven delincuentes de alta peligrosidad y la posibilidad de fuga es mínima.
Yolanda Roca, socióloga experta en temas de género
“El abuso sexual infantil en nuestro país es una grave problemática. A diciembre del 2021, se atendieron 8,552 casos de violaciones sexuales a niños y niñas menores de 6 años. Si analizamos más las cifras según los Centros de Emergencia Mujer (CEM) reportó 18,499 casos en niños y niñas entre 6 y 11 años y en el siguiente grupo etario no menos preocupante, se reportaron 20,053 casos todos ellos adolescentes entre 12 y 17 años. Todos estos grupos tiene un común denominador: la persona abusadora sexual es un familiar o conocido.
Es importante añadir que existe una aceptación cultural del sometimiento de los menores de edad a la autoridad adulta, siendo imprescindible la eliminación de patrones de crianza autoritarios. Esto sumado a la idea de que las necesidades de contacto sexual son irreprimibles en los varones y la existencia de características de agresividad y dominio a la identidad masculina; y de pasividad y sumisión a la identidad femenina refuerzan los patrones culturales.
Si bien es cierto existe una mayor sensibilidad en las personas para denunciar y buscar ayuda frente a situaciones de maltrato y abuso sexual, esto es todavía es insuficiente por la gravedad del caso.
Juan Antonio Enríquez García, de 48 años, es investigado por secuestrar y violentar a una menor de 3 años en Chiclayo. Foto: John Reyes
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Pese a que el Estado peruano ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño que en su artículo 19 señala, que los Estados partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas para proteger al niño, niña y adolescente contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual; la cadena perpetua para abusadores de niños y niñas menores de 14 años; la reciente aprobación de la Política Nacional Multisectorial para las Niñas, Niños y Adolescentes al 2030, la Ley N° 30403, que prohíbe el uso del castigo físico y humillante contra los niños, niñas y adolescentes y una serie de decretos que tienen como propósito la protección de los mismos; este tipo de penas y leyes no ha logrado disminuir ni evitar este tipo de delitos.
No basta con las sanciones penales, no solucionen el problema estructural de la violencia. Este problema estructural de menores abusados debe ser abordado desde todas las instancias del Estado. El verdadero rol del Estado es prevenir, erradicar y sancionar la violencia. Aquí el Poder Judicial debe cumplir con su deber de administrar justicia de forma oportuna con la debida diligencia de modo que la población ni las víctimas sientan impunidad frente a estos delitos. También como parte de las Políticas Públicas se garantice el acceso de las niñas, niños y adolescentes a una educación sexual integral en las escuelas. Así como el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes de calidad.
Garantizar el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes es un asunto que no sólo compete a las instituciones gubernamentales sino a la sociedad en general y sobre todo a la familia. Frenar los abusos sexuales es por tanto una tarea conjunta de la familia, escuela y comunidad.
Mujeres marcharon por las calles de la Ciudad de Guatemala para conmemorar el "8M", y para exigir el cese de la violencia machista. Foto: EFE
Es por tanto necesario crear programas que informen a niños, niñas y adolescentes sobre su derecho a una vida sin violencia, y les orienten para el autocuidado y la búsqueda efectiva de ayuda.
A los niños, niñas y adolescentes hay que hablarles sobre los abusos sexuales y como se producen, explicarles como las personas agresoras pueden abordarles, explicarles la diferencia entre una expresión de cariño que no les hace sentir vergüenza y una caricia sexual que si hace sentir vergüenza.
Deben aprender a decir lo que piensan y como se sienten. La expresión de emociones es importante para ambos géneros. Se debe eliminar también toda idea de tolerancia a la violencia y promover una cultura de respeto hacia los derechos de la niñez y adolescencia,
Lamentablemente no existen suficientes garantías de prevención, atención, protección judicial y restitución de derechos, por lo cual la violencia sexual en el Perú es un problema de derechos humanos”.
Si eres o conoces a alguien que ha sido afectada o involucrada en hechos de violencia familiar o sexual, comunícate de manera gratuita a la Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, que cuenta con un equipo especializado en “brindar información, orientación y soporte emocional”.
Además, la Línea 100 tiene la facultad de derivar los casos de violencia familiar o sexual más graves a los Centros de Emergencia Mujer o al Servicio de Atención Urgente. Este servicio atiende las 24 horas, todos los días del año (incluye feriados).