El sábado 15 de enero, las actividades de la refinería La Pampilla, cuya empresa operadora es Repsol, ocasionaron un derrame de petróleo en Ventanilla. Han pasado cinco días desde entonces y los efectos continúan: los 6.000 barriles invadieron la zona costera y llegaron hasta Chancay, en Huacho, luego de pasar por los distritos de Santa Rosa, Ancón y la provincia de Huaral.
Frente a la catástrofe, el científico especialista en descontaminación Marino Morikawa explicó que “existen diversas tecnologías para poder tratar y mitigar estos impactos ambientales” y expresó su sorpresa ante la falta de un plan de contigencia por parte de todos los actores. Así lo manifestó en una entrevista para el Canal N.
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Frente a la pregunta sobre el tiempo estimado para revertir la situación, el especialista explicó que, “si se hubiera actuado de manera correcta, se hubiera salvado en menos de tres meses”. Pero, con el paso del tiempo, el problema se ha intensificado. Por eso, Marino Morikawa estimó que con los equipos adecuados podría tardar “un máximo de dos años trabajando de manera correcta”.
Los derrames de petróleo son uno de los efectos más temidos de cualquier accidente marítimo. El reciente vertido registrado en la costa limeña ha vuelto a poner en relieve las desastrosas implicancias de una catástrofe de este tipo para el medio ambiente.