El ministro del Interior, Avelino Guillén, está convencido de que para acabar con grandes males se necesitan grandes remedios. Por ello anuncia la conformación de una brigada especial, tipo GEIN, para combatir el sicariato, que a su concepto es el delito de mayor gravedad en el país. Este grupo tendrá competencia a nivel nacional.
Ministro, el año pasado hubo 225 crímenes por encargo solo en Lima metropolitana.
El sicariato, en mi concepto, en la actualidad es el delito de mayor gravedad, cuya incidencia nos revela una actividad delictiva muy intensa por parte de organizaciones y bandas criminales. Pensamos enfrentar esta grave amenaza a la seguridad interna básicamente aplicando dos medidas urgentes: 1) desarrollando una fuerte labor de inteligencia y 2) aplicando una buena investigación policial, fortaleciendo las unidades especializadas.
¿Ese sería el eje principal?
No es solamente eso, sino formar una unidad especial para combatir este delito, conformada por los mejores policías que tienen amplia experiencia en el combate de estos delitos. Son muchos aspectos a investigar.
¿Cómo operaría este grupo de élite policial?
Vamos a conformar un equipo especial para sacar adelante esas dos estrategias que le mencioné, será una unidad parecida al GEIN que desarticuló a la cúpula senderista; apuntamos a eso. Le daremos a este equipo todos los recursos como infraestructura, el número suficiente de policías para desarrollar, por ejemplo, lo que hace la Diviac, que es una unidad bastante exitosa que en el 2021 realizó 50 megaoperativos. Para eso es fundamental contar con el apoyo del alto mando policial.
¿Será una alta dirección como sería la Diviac?
El equipo tendría competencia a nivel nacional, tendría subunidades en todo el país, la institución cuenta con policías de grandes trayectorias, como el jefe de Secuestros (Moreno Panta), o como en Homicidios, donde tenemos especialistas en inteligencia. Trabajaremos con policías de ese nivel. Aparte, el Ministerio del Interior tiene a la Digimin, y también está el trabajo importante que desarrolla la Dirin.
¿Ya se está desarrollando ese trabajo?
Convocaremos a jefes policiales con gran experiencia, como los de Homicidios y Secuestros y veremos el apoyo logístico para actuar ya, como lo hace la Dirandro, que tiene su propio equipo de inteligencia y no depende de otras unidades. Algo así queremos construir, estamos haciendo el trabajo para desarrollar eso.
Hay quienes están en contra de tipificar el sicariato como delito de terrorismo...
Nosotros estamos evaluando eso, no nos cerramos en una posición. Lo que queremos es ir a la acción, llevar esto a un debate sería muy prolongado. El sicariato tiene una pena severa desde el 2015, penas agravadas, hay una serie de instrumentos que permiten desarrollar mecanismos de investigación para dar una respuesta rápida si analizamos el plano legal. Pero por ahora tenemos que pasar a un plano más operativo y eficaz.
El sicariato está avanzando en forma alarmante.
Lo que pasa es que el crimen organizado funciona en el Perú y en Latinoamérica como una gran empresa criminal y se van desplazando y eligiendo qué tipo de conducta van a desarrollar. Están en tráfico de terrenos: las bandas se disputan los terrenos y se apoderan de estos con violencia, eliminan al rival que tiene el mismo objetivo. Es una guerra de bandas. Luego está el cobro de cupos en obras de construcción civil en la costa peruana. Los niveles de crueldad llegan a extremos.
Pero también están en narcotráfico, en pandillas.
Han migrado y están en temas de tráfico de terrenos en el norte chico, en el sur. Van migrando. El crimen organizado usa el sicariato para consolidar su presencia, su expansión, e imponerse a bandas rivales.
¿En qué otros delitos están?
Un tercer segmento es la prostitución. En San juan de Lurigancho, en Lince hay muertos. Se disputan la hegemonía de la prostitución y la trata. El trabajo (por hacer) es fuerte.
El uso de las motos está normado. ¿Por qué no se aplica el reglamento?
Para un sicario usar una moto es mucho más fácil, para fugar y tapar las placas. Tenemos que empezar a idear medidas que impidan este manejo que con libertad usan las organizaciones delictivas. Esta reglamentado el uso de una sola persona, pero hubo retroceso por una serie de protestas y al final no se cumplía. Tenemos que redactar una disposición, si van a ir con un pasajero este tiene que estar autorizado y registrado.
Otro tema preocupante es el robo de celulares. ¿Qué se está haciendo para frenarlo?
Lo novedoso es que las organizaciones delictivas se han convertido en principales clientes, compran celulares por paquetes de 20 o 30 celulares. Las bandas necesitan celulares porque los utilizan y van desechando. La policía no tiene un departamento de robo de celulares, tendríamos que pensar en eso. El robo de celular es un delito de alto impacto y tenemos que quitarles mercado y trabajar con operadores para que (un) celular robado sea anulado por completo.
¿Y qué pasó con la llamada lista negra?
Fracasó por una serie de problemas. Hemos tenido reunión con Osiptel. Pero ¿qué pasaría si los jueces aplican penas para los que compran celulares robados? Si se les aplica una pena de un mes, dos, tres o cuatro meses de prisión efectiva, van a pensarlo muy bien. Creo que los jueces deberían pensar en eso y la policía debería intervenir a personas que compran esos celulares. Nosotros queremos que el delito de receptación merezca una respuesta rápida de parte del sistema judicial. Tenemos que desarticular estas organizaciones criminales que están causando muerte, las estadísticas son escalofriantes, pero son ciertas.