A la COP26 no han asistido los presidentes de China y Rusia, primer y quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero, pese al contexto de emergencia climática que reúne a líderes del mundo en Glasgow, Escocia, hasta el 12 de noviembre. Un año tarde, la cumbre se desarrolla para resolver temas clave, como la reglamentación del artículo 6 del Acuerdo de París, a fin de aumentar los compromisos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero -tema en el que los más de 190 países no logran coincidir- y el financiamiento que países en vías de desarrollo necesitan para enfrentar el cambio climático.
En ese contexto, La República entrevistó a Henry Córdova Bran, coordinador nacional del Movimiento Ciudadano Frente al Cambio Climático (Mocicc), la misma que es una organización reconocida por el Estado peruano como representante de la sociedad civil ante la Comisión Nacional de Cambio Climático (CNCC), entidad encargada, en el país, de diseñar y poner en marcha las acciones de mitigación y adaptación frente a la crisis ambiental.
Vale precisar que el Mocicc también está participando como vigilante en las negociaciones de la COP26, por lo que Henry comenta sobre el papel del Perú en esta reunión mundial.
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¿Cuál es el rol de Perú en la lucha y adaptación al cambio climático, tomando en cuenta que es uno de los países más vulnerables frente a los embates de este?
Primero, es necesario poner en contexto por qué es tan importante y decisiva esta COP26. Han pasado cinco años desde la firma del Acuerdo de París, que establece con claridad que para que el mundo y la temperatura global no pase del punto de no retorno, requiere que la temperatura no se eleve por encima de los dos grados -en el mejor de los casos de 1.5-, para ello, las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse hacia el 2030 en un 45%.
Cinco años después, se ve que los países que tienen mayor emisión de gases de efecto invernadero no están haciendo su tarea. De hecho, el reporte del 2019 de las Naciones Unidas indica que los índices de emisiones han alcanzado niveles superiores a los registrados en los últimos 60 años. El propio secretario de la ONU ha dicho hace tres semanas que si seguimos a este ritmo, el calentamiento global va a llegar a cifras que van a superar los 2.7 °C al final del siglo. Y esto es realmente alarmante porque el planeta no lo soportaría.
Ahora, el Perú no es un país que emita muchos gases de efecto invernadero, su promedio es del 0.5% dentro de las emisiones globales; sin embargo, el Perú sí es un país estratégico por una razón fundamental: es un país que tiene gran cobertura de bosque amazónico (...) uno de los ecosistemas fundamentales para la lucha contra el cambio climático. Es por eso que el aporte del Perú hacia la reducción de las emisiones es detener y controlar la deforestación de la Amazonía.
El problema es alarmante porque el promedio de deforestación en el Perú era de 150 mil hectáreas por año y en el año 2020 hemos subido a 203 mil.
La Amazonia, que es el bosque tropical continuo más grande del mundo. Foto: AFP
Ahora, el Perú ha decidido anunciar la emergencia climática, según dijo el presidente Castillo en las Naciones Unidas, pero tiene que decir cómo va a implementarla y tiene que pararse fuerte frente al mundo y asumir su rol protagónico de país estratégico, no solo porque tiene la Amazonía, sino porque es uno de los tres países más vulnerables ante los efectos y calamidades que va a generar el cambio climático, ya que tenemos siete de las nueve condiciones de vulnerabilidad en el mundo.
¿Cuáles son las condiciones que el Perú reúne y qué podría pasar a futuro?
El Perú también es un país costero y sabemos bien que cuando el nivel del mar suba, muchas regiones se van a ver afectadas. Esto va a generar que las poblaciones tengan que migrar, que se afecten actividades económicas fundamentales para el país, como la pesca. Eso va a ser algo que nos va a tocar afrontar.
También somos un país de bosques amazónicos y estos se van a ver afectados, así como los glaciares. Y, evidentemente, el hecho de que nuestra población, en un gran porcentaje, vive en zonas de gran vulnerabilidad. Nuestros amigos de la costa ya viven efectos del cambio climático y el sur del país que sufre los efectos de las heladas o el friaje; estas condiciones se van a ver mucho más agravadas porque los extremos climáticos se van a volver más pronunciados en los próximos años.
Lo otro es la propia situación socioeconómica de los habitantes. A pesar de que somos los menos responsables del cambio climático, somos los menos preparados para ello, sobre todo los hombres, mujeres y niños que viven en condiciones de pobreza y que, frente a los embates del clima -lo hemos visto hace algunos años con el fenómeno El Niño costero-, son quienes se ven más afectados.
¿No estamos preparándonos para este escenario? ¿Qué acciones está tomando el Gobierno para prepararse para este futuro casi catastrófico, si es que no se toman las acciones pertinentes?
En principio, hay un término que se está usando mucho en este escenario y es la geopolítica climática y, en esta, el Estado peruano tiene que ser líder en este proceso de negociaciones frente a la COP26. El Perú es parte de un colectivo de países que se llama AILAC, los cuales son países que, de alguna forma, le exigen a los líderes mundiales de los siete países más contaminantes que tomen acciones para reducir efectivamente sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Esto es lo que tiene que hacer el Perú en estos días, pero esta es una agenda internacional. También debe trabajar en una agenda interna porque nosotros hemos asumido un compromiso climático como Estado, le dijimos a la ONU que vamos a reducir 40% de las emisiones de gases al 2030 y, para que eso sea efectivo, tenemos que trabajar para que las medidas de adaptación y mitigación se realicen en el plazo previsto.
El compromiso del Perú es implementar 62 medidas de mitigación y 92 de adaptación. Estas tienen que ver con el control de bosques, buscar nuevas formas de energía más limpias, también buscar que el transporte sea menos contaminante, entre otros sectores que tiene que regular.
Y otro tema importante es cómo hacer que nuestra agricultura tenga un enfoque de cambio climático, porque lamentablemente es una fuente de emisiones si no se maneja adecuadamente.
Nosotros le hemos propuesto al Gobierno un diálogo de alto nivel en el marco de la declaratoria de emergencia climática, en el que tengamos que tratar asuntos importantes, como el plan de inversiones del Estado peruano para garantizar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el proceso de transición ecológica, la lucha contra la deforestación y los derechos de los pueblos indígenas.
Finalmente, la declaratoria de emergencia climática, que si bien es cierto ya lo anunció el Gobierno, tiene que generarse un diálogo de alto nivel para saber cómo vamos a implementar medidas frente a esta emergencia climática.
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Ya que mencionas a los bosques amazónicos y los pueblos indígenas, entonces ¿Qué tan importante es para la lucha contra los efectos del cambio proteger a nuestros defensoras y defensores?
Es esencial. Quienes nos muestran mejor el camino sobre qué hacer son los pueblos indígenas, que tienen una relación distinta con la naturaleza. Lo que nos ha dicho la ciencia en estas últimas décadas es que nos hemos equivocado, hemos privilegiado el tema del crecimiento económico, el tema del urbanismo y el tema del desarrollo como el enfoque principal de la civilización.
Los pueblos indígenas no consideran a los seres humanos como superiores o por encima de la naturaleza, sino como una especie más que es parte de la naturaleza. Es una cosmovisión distinta en nuestro relacionamiento con los ríos, con los bosques, con las demás especies.
Además, son ellos quienes están en primera línea de defensa de estos ecosistemas contra las mafias de madereros o de minería ilegal que buscan expandirse y deforestar los bosques. Estos terminan agrediéndolos y hasta asesinándolos. Tenemos, en el año, 10 defensores que han sido asesinados y el Estado no está teniendo respuesta para ello. Ahora hay una agenda importante para proteger a nuestros defensores ambientales, y es ahí en el Congreso donde existe una tarea fundamental, que es la ratificación del Acuerdo de Escazú. Lamentablemente, el Parlamento anterior hizo una campaña de muchas mentiras aduciendo que se iba a vulnerar la independencia de los territorios en el Perú. Eso es mentira.
Pueblos indígenas piden que Perú ratifique Acuerdo de Escazú. Foto: AFP
También es necesaria una política nacional que sea realmente fiscalizadora y que tenga una institucionalidad fuerte para que instituciones como OEFA y Serfor fortalezcan su trabajo de fiscalización sobre lo que sucede en los territorios, porque los pueblos son los que primero salen a defender los recursos naturales.
¿En cuanto a la COP26, qué acuerdos esperan que Perú exija a los países más contaminantes?
Las expectativas no son muchas, a la COP26 no irán los presidentes de China, de India, Rusia. Y la posición de la mayoría de países emisores de gases de efecto invernadero no es la mejor para establecer acuerdos realmente necesarios.
Lo que pasa es que hay aspectos del Acuerdo de París que deberían cerrarse, como el artículo 6, que tiene que ver con el mercado de carbonos, los países también están negándose a comprometerse a no utilizar más los combustibles fósiles como elemento principal para la generación de energía. Y el otro tema fuerte que se tiene que discutir es el financiamiento, porque, siendo los países los mayores emisores, son los que tienen que generar más financiamiento para que los países que van a ser afectados con mayor impacto puedan responder a ello (se espera que estos entreguen un programa de trabajo técnico para determinar cómo colaborar de manera no comercial, por ejemplo, a través de impuestos al carbono).
La ONU, hace unas semanas, ha indicado que para que los países en vías de crecimiento puedan responder a lo que el impacto del cambio climático les va a generar, tendrían que tener básicamente un monto anual de entre 250 mil, a 300 mil millones de dólares hacia el 2030. Eso es lo que tiene que discutirse en la COP26, para que ese financiamiento sea parte de la discusión, porque, hasta el momento, lo que se conoce es que solamente se tiene como un financiamiento global de 80 millones. Es una diferencia enorme en la que tienen que ponerse de acuerdo los Estados.
Sinceramente, desde la sociedad civil vemos que no hay muchos avances en esas negociaciones y que la COP26 seguramente no va a tener los resultados que todos esperaríamos. Entonces, lo que sí buscamos es que la COP26 sirva como un llamado de alerta general desde las organizaciones, desde la sociedad civil, para exigir que los Gobiernos dejen de trasladar las decisiones importantes para las próximas décadas. Ya no queda más tiempo, es lo que la ciencia nos ha dicho, si hay que tomar decisiones, hay que tomarlas ahora.
A nivel interno, qué otras acciones concretas puede tomar el Estado peruano a partir de la discusión en la COP26 y tomando en cuenta el panorama de los últimos años. ¿Qué se ha estado haciendo y que más debería hacer?
El Perú tiene que ponerse de acuerdo en algo que es esencial, que es buscar un proceso de transición ecológica hacia un modelo distinto al que hemos tenido desde hace 30 años, que es el modelo neoliberal de capitalismo extractivo. Esto ya no funciona. Es un camino que nos ha hecho hacerle daño al planeta, el Perú tiene que buscar transitar hacia otro modelo distinto, que es un modelo más ecológico y que respete a la naturaleza.
Esto pasa por un diálogo nacional entre autoridades nacionales, subnacionales, organizaciones, representantes de pueblos indígenas y que apuntan a una mirada distinta que, incluso, pueden ir hacia una Asamblea Constituyente que le dé un nuevo enfoque al país, que sea mucho más ecológico.
Y, además, que se discuta un Presupuesto General de la República con este enfoque, el problema es que este sigue teniendo un enfoque de crecimiento que va en contra de lo que sus propios compromisos climáticos dicen y afirman.
Ya que mencionas un diálogo de alto nivel entre sociedad, gobierno, académicos, políticos, científicos... ¿Qué tan importante es tomar en cuenta el enfoque de género, el de DD.HH. y pobreza en las discusiones ambientales?
Nosotros le hemos propuesto al Gobierno, desde la Alianza ecosocial o el Pacto ecosocial, que es un espacio de encuentro de diferentes organizaciones sociales a nivel del país, temas esenciales para discutir con el Gobierno, como el plan de inversiones, la lucha contra la deforestación y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, que debe ser en esencia parte de la agenda climática que el país debe asumir frente al reto que significa hacerle frente al cambio climático en los próximos años.
Eso es parte esencial de nuestra propia discusión y de nuestro propio futuro. Es importante que se escuche a los pueblos indígenas, y que se escuche este enfoque de género y cambio climático, el cual es esencial para saber cómo se realizan las dinámicas dentro de los propios territorios. También que se escuche a las poblaciones de los pescadores artesanales, de las rondas campesinas, de las comunidades campesinas del Ande peruano. Esto tiene que ser un diálogo nacional desde lo local hasta lo nacional, no puede ser una discusión dentro de un gabinete ministerial, como es lo que siempre sucede.
Además, estos espacios de diálogo con la sociedad civil no terminan de concluir en políticas públicas, son participativos pero no son determinantes para elaborar políticas que hagan frente al cambio climático.
¿Qué aspectos debe fortalecer el Perú para mejorar políticas ambientales?
Creo que es importante que la institucionalidad en el país se fortalezca. Una de las debilidades que hemos encontrado es que muchas cosas que podrían hacerse dentro del marco institucional que el Perú tiene, aún no se hacen debido a la debilidad institucional, y ahí estoy hablando de OEFA, Serfor, del propio Ministerio del Ambiente (Minam), el cual debería ser un ministerio que tenga mayor participación dentro del gabinete, tener más fuerza dentro de las decisiones esenciales y trascendentales para el país.
Aún parece, lamentablemente, que pese a todo lo que no se nos avecina, el Minam aún tiene un papel muy débil en la toma de decisiones y elaboración de políticas públicas.
El Minam se crea en el 2009 y, aunque ha tenido avances en temas normativos y en generar algunas políticas que son favorables que se vinculan a una estrategia ambiental, lo cierto es que dentro de los Gobiernos que hemos tenido en los últimos 30 años, ha pesado más la decisión de los ministerios de Economía, Energía y Minas; y Producción, antes que las decisiones y los proyectos que se suman desde el propio Minam.
Si seguimos así, lo que el Minam proponga va a ser opacado por lo que se busca en estos otros sectores. De hecho, cuando el Minam habla de potenciar una estrategia nacional de cambio climático que sea consecuente con el escenario climático en el que estamos, el Ministerio de Energía está promoviendo una Ley orgánica de hidrocarburos que es contrariamente distinta a los objetivos ambientales que tenemos.
En ese juego de poder es donde creemos que se deben muchos de los pocos avances que el propio Minam pueda tener. Necesitamos un Gobierno que ponga en esencia el enfoque de cambio climático como enfoque principal al momento de tomar decisiones, para que los compromisos climáticos atraviesen transversalmente la mayoría de los sectores en el país, pero nuestros gobernantes, nuestras principales autoridades no lo terminan de ver así.