En palabras de su esposo Robert, Rebekah Dawn Bass amó tanto a Dios que eligió irse de su natal Estados Unidos para servirle a donde la misión se lo solicitara. En su caso, el destino la trajo al Perú para ayudar, pero fue asesinada en una casa de la playa Arica, en Lurín.
La Policía cree que en este condenable crimen actuó alguien cercano a la víctima.
A Becky Bass, como la llamaban de cariño, la encontraron sin vida en el patio posterior de su vivienda. Ella presidía la Asociación El Refugio de Esperanza y Gracia, la cual fundó para defender a víctimas de violencia y trata de personas.
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La misionera estadounidense de 42 años, natural de Missouri, es recordada por sus vecinos como una persona buena y servicial. Su esposo, Robert Paul Bass Jr. (Bob), señala que su vocación de servicio a Dios se evidenció desde muy pequeña.
“Estamos consternados. Ella trabajaba en el rescate de jovencitas vulnerables. Tenía un corazón muy hermoso, daba todo por aquellos en necesidad”, dijo muy afligido su amigo Fidel Lucero.
“Bob y Colton (su hijo) no estaban en casa. Le habían enviado recientemente un dinero para Becky que se estaba recuperando del covid”, dijo otra amiga de la víctima, Lee Ann Ran. Ella indica que la misionera tenía una pasión por rescatar a personas víctimas de tráfico ilegal y en situaciones de abuso.
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El crimen, similar al de la misionera italiana Nadia de Munari, fue cometido la tarde del viernes en la urbanización Suspiros, en Lurín.
Lugar. Vivienda de la playa Arica, en Lurín, donde la extranjera fue hallada sin vida la tarde del viernes. Foto: difusión
Hasta ahí se constituyó personal de la comisaría de Lurín que patrullaba la zona. Cuando los agentes llegaron encontraron al director de dicha ONG, Eleazar Alexander Pérez Salcedo, de nacionalidad venezolana.
Pérez indicó que encontró la puerta cerrada y que al ingresar halló todo en desorden en la sala principal y manchas de sangre que daban al patio posterior donde fue encontrado el cuerpo de Rebekah.
Él o los asesinos se ensañaron con la víctima. Su esposo, Robert Paul Bass Jr, no lo podía creer. Él y su menor hijo no estaban en casa ese día y se enteraron de lo ocurrido varias horas después.
Quienes cometieron el crimen se llevaron el sistema de cámaras de videovigilancia BTR, 8 mil dólares, una laptop y un celular de la víctima.
Rebekah Dawn Bass era una mujer muy amorosa. Quienes la conocían dijeron que llegó al Perú junto a su esposo como misioneros para llevar la palabra de Dios a las zonas más alejadas y pobres.
Tuvieron un hijo y decidieron quedarse hace 8 años en el país para brindar ayuda a las personas que sufrían de violencia. Por ello fundaron la asociación cristiana El Refugio de Esperanza y Gracia, a través de la ONG Bob y Becky Bass.
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Los esposos sentían mucho cariño por nuestra patria y por ello habían adoptado la nacionalidad peruana. Sus sueños de seguir ayudando a los necesitados han quedado truncos.
Las investigaciones son realizadas por un grupo especial de la División de Homicidios. “Vamos a capturar a los asesinos”, aseguró el coronel Víctor Revoredo, jefe de esa unidad.
Sospechas. A los investigadores les llamó la atención que él o los asesinos se llevaran las cámaras de vigilancia. No descartan que la víctima les haya abierto la puerta principal.
Indicios. Rebekah estaba pasando sola su etapa de recuperación. Es posible que los asesinos hayan tenido información sobre un dinero que había recibido.