El año pasado un exmiembro de las filas narcoterroristas de los Quispe Palomino fue asesinado; sin embargo, este caso recién se conoce luego de que su pareja decidiera brindar su testimonio.
Camarada Raulito era un expionero senderista que creció y se educó en campamentos terroristas desde que tenía pocos meses de edad, según cuenta su pareja Yolanda a Cuarto Poder.
Tras participar en tres atentados, fue capturado en 2017 y entonces negoció con la Fiscalía una colaboración eficaz. Gracias a la información que brindó este expionero se pudo abatir a los camaradas Leonidas y Miguel Bomba, así como lograr la captura del mando terrorista Julio Chapo.
Pero Raulito tenía la intención de convencer a sus hermanos y amigos de desertar de las filas narcoterroristas para poder rehacer su vida.
A principios del 2020, Raulito, junto a su esposa, quien estaba embarazada de seis meses, se reunieron con ocho pioneritos cerca a la zona de Sivia, en las cercanía del río Ene. Yolanda afirma que en aquella ocasión estaban acompañados de policías.
Raulito conversó con sus amigos y hermanos, pero solo pudo convencer a cuatro de ellos y los otros se rehusaron, entre los que se encontraban los temibles camaradas Cirilo y Roger.
Sin embargo, 15 días después estos últimos llamaron a Raulito porque supuestamente estaban interesados en desertar, pero terminaron por asesinarlo. Además , los narcoterroristas destruyeron la camioneta policial con un lanzagranadas.
Yolanda afirma que en el acuerdo que el exsenderista tenía con la Fiscalía no estaba permitido ir a operativos al monte, pero incluso en esos momentos no le habrían dado protección.
“Era el deber de la Diviac (División de Alta Complejidad de la PNP) darle chaleco, pero en ninguno de los operativos llevaba”, denuncia la mujer.
Asimismo, Yolanda afirma que tras la muerte de su pareja la Policía solo la estuvo apoyando unos pocos meses, pero después ya no.
Para Ricardo León, periodista especializado en narcoterrorismo, este es un caso grave porque el fallecido andaba como un civil más sin armamento y desprotegido.
Por su parte, el exjuez antiterrorista Marcos Ibazeta indicó que las autoridades habrían cometido un abuso con Raulito, pues asegura que la seguridad de los colaboradores eficaces es primordial y nunca deberían servir como guías, ya que los expone.
“Ellos (los colaboradores eficaces) no tienen que convertirse en combatientes, si el Estado los está obligando a convertirse en combatientes es un abuso intolerable, una violación de derechos fundamentales”, señala.