La actriz peruana Pierina Carcelén denunció la noche del 10 de marzo que su privacidad fue violentada debido a la difusión de videos íntimos a través de las redes sociales.
Se suele pensar que la responsabilidad es exclusivamente de la persona que inicia la difusión, cuando realmente quienes reciben este material y lo reenvían son igual de responsables que quien lo filtró, pues son partícipes de un delito y cómplices de la violencia machista, como detalla Marieliv Flores de la ONG Hiperderecho.
La difusión de imágenes y videos íntimos sin el consentimiento de las personas es un delito en Perú desde el 2018, el cual es sancionado por el artículo 154-B del Código Penal con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.
Pero esta violación a la intimidad no sanciona a quienes deciden redistribuir el contenido íntimo, una práctica conocida como “pasar el pack”, con sus amigos y personas cercanas, pese a que son ellos quienes deciden perpetuar la violencia en lugar de detenerla, continuando así con el pacto patriarcal.
“Definitivamente hay una complicidad machista y una cultura de la violación donde se protege al hombre y al machismo, donde cualquier acción que ellos tomen, que vaya en contra del consentimiento de la mujer, está avalada, ya que no hace ruido ni problema al punto de que se detenga la violencia o que se cuestione quién lo hizo. Entre ellos se sienten muy en confianza y porque tienen este pacto patriarcal implícito de que nadie te va a señalar”, declaró Flores.
El movimiento feminista acuñó el término pacto patriarcal para explicar la complicidad histórica implícita entre hombres que valida y reproduce la violencia contra las mujeres, manteniendo así sus privilegios. Este incluye la forma en que los hombres se reconocen entre sí sabiéndose iguales, comunicándose e interactuando entre ellos para su beneficio y sosteniendo el sistema que les pone en ventaja y, en el que además, se ve a las mujeres desde la otredad: lo que no es hombre.
Para entender dicho concepto es indispensable hablar del patriarcado, el cual es definido por la socióloga británica Sylvia Walbi como “un sistema de estructuras sociales que se interrelacionan a través de las cuales los hombres explotan a las mujeres”. Es una alianza basada en la complicidad y el silencio, donde los hombres se protegen, legitiman y excusan sus actitudes y acciones misóginas, sexistas y homofóbicas.
El antropólogo Claude Lévi-Strauss propuso que el sistema patriarcal rige las dinámicas sociales hasta la actualidad, y se basa en el intercambio de mujeres, una práctica milenaria realizada desde los grupos humanos que se desarrollaron en el neolítico a raíz del tabú del incesto, por lo cual los varones empezaron a conseguir esposas fuera del círculo de parientes.
“Una vez que entendemos ese sistema y que entendemos que los hombres son los que generaron todo el reordenamiento social, las reglas y normas con las que opera la sociedad, vemos que habrá ciertos comportamientos y actitudes que se van a normalizar porque favorecen este status quo y hay otras que se van a reprobar”, detalló Yair Maldonado, coordinador de la organización mexicana Gendes, al portal Animal Político.
Con respecto a la difusión de imágenes y fotos íntimas sin consentimiento, Marieliv Flores de la organización Hiperderecho afirmó que esta forma de violencia denota cómo la corporalidad y existencia de las mujeres se quiere controlar y castigar.
“Estas acciones de difundir y seguir con la cadena se basa en que se cree que nuestro cuerpo como mujeres le pertenecen a los hombres, y ellos se sienten con la autoridad de vernos y hacer lo que quieren desde diferentes aspectos, sin que se cuestionen si esa mujer lo ha consentido. Esa es la base, conversar de consentimiento”, expresó.
La socióloga Sayda Lucas manifestó que la difusión de imágenes y contenido audiovisual íntimo sin consentimiento se relaciona directamente con la cultura machista que se avoca a sancionar a las mujeres, aún más cuando ejercen su derecho a la libertad sexual.
“Se persigue, acosa o sanciona a las mujeres cuando se trata de un tema sexual. Lo que ha pasado con la actriz [Pierina Carcelén] es una muestra clara: hay una especie de control social machista para sancionarla”, aseguró.
Explicó que para el género femenino existe ese control del cuerpo que los hombres no experimentan. A ellos, Marieliv Flores añadió que la búsqueda de avergonzar, silenciar y/o generar violencia de alguna manera a través de la difusión pública de un contenido que no ha sido creado con esa finalidad tiene graves consecuencias.
“Que se publique contenido íntimo tuyo sin tu consentimiento te genera inseguridad, desprotección, culpabilización y mucho miedo. Hay una consecuencia importante en cómo la persona empieza a relacionarse con la tecnología después de un hecho como este, porque finalmente continuará habitando un espacio donde ha sido violentada. Quienes han pasado por ese tipo de violencia luego suelen tener depresión, ansiedad, angustia, además del impacto en lo laboral y profesional”, señaló.
Ambas expertas recuerdan que la culpa no es de la víctima que ha sufrido de este tipo de violencia, pues es parte de los derechos sexuales explorar la propia sexualidad. “Las feministas seguiremos reclamando autonomía de nuestros cuerpos, de nuestra libertad sexual, nuestra reproducción y el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos”, expuso la socióloga.
Es importante resaltar que no solo se tendría que romper el pacto patriarcal —es decir, renunciar a esa complicidad histórica para reconocer a las mujeres como sus pares— para avanzar contra la violencia machista, sino también poner en discusión por qué las personas continúan difundiendo contenidos pese a que no ha sido consentido. ¿A qué clase de sociedad se está aspirando si no se prioriza el consentimiento y no se respeta el control de las mujeres sobre sus cuerpos?