En el año 2020, el Perú no solo tuvo que afrontar la pandemia por el coronavirus, que hasta el momento no deja de registrar un alto número de contagios y muertes; sino que la enfermedad demostró lo poco preparado que está el Estado para proteger a las mujeres cuando tuvieron que confinarse junto a su agresores por el aislamiento obligatorio.
De acuerdo al Ministerio de la Mujer (MIMP), hubo 131 feminicidios y 330 intentos de feminicidios en el país. Durante los meses de cuarentena estricta, entre marzo y julio, se registraron 36 de estos crímenes. El 76,6% de las víctimas fue asesinada por su pareja y el 23,2% por su expareja.
La violencia machista dejó a 156 niñas, niños y adolescentes huérfanos. Sin la protección de sus madres, quedaron al cuidado de sus familiares, quienes no paran de luchar para que el Estado no permanezca indiferente y los ayude con tratamiento psicológico y educación.
Sin embargo, las cifras no terminan de plasmar la realidad de la violencia contra la mujer en el 2020. A causa de la COVID-19, los Centros de Emergencia Mujer (CEM) dejaron de operar durante la cuarentena estricta y muchas mujeres que convivían con sus agresores experimentaron restricciones para hacer sus denuncias y otras no llegaron a realizarlas.
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Otra de las cifras alarmantes tiene que ver con la violencia sexual. Los CEM atendieron 13.843 de estos casos el año pasado. Las denuncias se concentraron en Lima con 1.706, Arequipa con 446 y La Libertad con 429. Las víctimas más frecuentes fueron niñas y adolescentes, pues se atendieron a 6.007 personas cuya edad estaba entre los 12 y 17 años; y a 2.862 que tenían entre 6 y 11 años.
Debido a la pandemia, la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó que el confinamiento por la COVID-19 incrementaba la exposición de menores de edad al abuso sexual.
“En momento de encierros y aislamiento en el hogar, los niños corren un mayor riesgo de sufrir violencia [...]. Esto es especialmente cierto para aquellos que ya están en situaciones vulnerables”, explicó Maalla M’jid, representante especial del Secretario General de la ONU.
Por eso, Macarena González, psicóloga y miembro del equipo de fortalecimiento de capacidades de Promsex, recalcó que es importante que los niños reconozcan situaciones de violencia.
“No es algo que se dé un día para otro, sino que muchas veces hay un proceso de manipulación. Los niños y niñas deben saber cómo defenderse, que se les explique a quién pedir ayuda, sobre todo si el agresor se encuentra en casa”, dijo en una entrevista pasada para La República.
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Los Centros de Emergencia Mujer recibieron 55.995 casos de violencia psicológica durante el 2020, el delito contra la mujer que tiene la más alta cifra dentro de los que se han visto en la nota. Puede ser difícil de reconocer, pero se caracteriza por querer controlar a la pareja en contra de su voluntad; así como, avergonzarla o humillarla, causándole daños psíquicos.
Las denuncias por violencia física llegaron a los 44.125. Las más afectadas fueron las mujeres entre 26 y 35 años con 11.202 casos. En los últimos tres meses del 2020, tiempo después de la cuarentena estricta, se registraron la mayor cantidad de atenciones por este tipo de agresiones, que superaron las 6.000.
Una de la violencias más invisibilizadas es la económica o patrimonial, la cual apunta a perjudicar la subsistencia económica del otro para ″generar dependencia y temor” y “afianzar la primacía del varón jefe de familia, en un esquema de desigualdad de género”, de acuerdo al portal del MIMP.
En el 2020 se recibieron 532 denuncias de este tipo y las principales víctimas son mujeres de más de 60 años, quienes se vieron perjudicadas por su subsistencia económica y sus oportunidades para independizarse de sus parejas.