“Doctor, sálveme, ayúdeme”. “Doctor, tengo familia, madre e hijos por cuidar”. Alan Tufino escucha estas frases a diario. Se lo piden jóvenes, adultos, ancianos, con las pocas fuerzas que les quedan antes de entrar a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Alan sabe que no a todos podrá cumplirle sus súplicas.
Las UCI, ese lugar donde Alan trabaja desde incluso antes de la pandemia del Covid-19, es a donde nadie quiere llegar, pero no muchos parecen evitarlo. Las cifras corroboran esto. Desde que empezó enero, la curva de todos los indicadores del nuevo coronavirus ha incrementado a tal punto que solo el 10% (poco más de 100) de camas UCI del país (entre 1.600 a 1.700) están disponibles.
Alan Tufino también lo confirma. Por poner un ejemplo, en el hospital Sabogal existen 40 camas UCI, todas ocupadas. Otros 25 pacientes, en estos momentos, esperan por una. “Algunos de ellos van a morir en esa espera. Es lo que está pasando nuevamente ahora”.
En las redes sociales, los pedidos de ayuda por encontrar una cama tampoco se han hecho esperar.
Sin embargo, para la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, el país sí cuenta con camas UCI y “en la medida que nos vamos acercando una o dos camas, inmediatamente hacemos las implementaciones necesarias”.
Es decir, algunas camas no Covid-19 pasarían a ser de Covid-19 si están libres. Incluso en su última conferencia dijo que se ha dispuesto la entrega de 160 equipos de ventilación mecánica a nivel nacional.
Pero no es suficiente. Hay un problema más a fondo que existe antes de la pandemia: pese a que puedan implementarse más camas UCI, ya no hay especialistas. Y sin ellos, nada se puede hacer.
“Una cama UCI no es como nos imaginamos. No es que se echa el paciente y ya. Una cama UCI involucra una cama adecuada especializada, un monitor de signos vitales, un ventilador mecánico, bombas de infusión para los medicamentos, pero, sobre todo, un intensivista, enfermeras especializadas, técnicos de enfermería y tecnólogos”, detalla el doctor Tufino.
Cansados. Médicos de las UCI vienen laborando sin descanso durante toda la pandemia. Foto: John Reyes/La República
“Ya no hay especialistas”, confirma Jesús Valverde, presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva (Sopemi), quien detalla que solo hay 700 intensivistas en todo el Perú, pero solo unos 600 están en actividad, porque muchos tienen licencia por haberse enfermado o presentar comorbilidades.
Ahora bien, un médico debería atender a un máximo de 6 pacientes; sin embargo, durante estas semanas, viene atendiendo a 10 o 12. “La gente piensa que somos muchos, pero debería haber el doble. Así nos suban el sueldo, ya no tenemos tiempo porque casi todos trabajamos en dos lugares”, dice Valverde. “A estas alturas, hacemos un esfuerzo mayor. Hay cansancio, pero nos gana la vocación”, agrega Tufino.
El caso de las enfermeras especializadas es similar. Se cuenta con unas 1.200 profesionales a nivel nacional. Y cada una debería atender un máximo de dos pacientes, pero ahora brindan atención hasta a cuatro. “Acá no solo se trata de dar ventiladores, ni tampoco aumentar camas, sino de personal que esté al pie de la cama con el paciente. Pero no nos consideran”, dice Liliana La Rosa, decana del Colegio de Enfermeras.
De acuerdo a Valverde, mientras el médico intensivista es quien realiza la evaluación del paciente y deja las indicaciones, la licenciada en enfermería monitorea al paciente y “es los ojos del médico”. El tecnólogo, por su parte, cumple un rol importante al brindar la terapia física necesaria para que el paciente pueda respirar por su cuenta cuando salga de UCI. “Todos somos piezas de un engranaje”, resalta Valverde.
Todo parece repetirse. Los profesionales de la salud están pasando nuevamente por la difícil decisión de elegir a quién darle una cama UCI. “Es duro estar en esa posición, de elegir a quién le damos esa posibilidad y dejamos morir a otro. Pero tenemos que hacerlo. Hay prioridades: las gestantes o jóvenes”, confiesa el doctor Alan Tufino.
Sin embargo, también a lo largo de estos meses, se ha aprendido a reducir la mortalidad de los pacientes. Así lo confirma Valverde. “Un paciente con ventilación mecánica tenía una mortalidad de hasta 90%, pero hoy está debajo del 30%. Ya estamos dentro de la línea de estándares que se manejan a nivel mundial”.
El especialista también indica que, al estar 10 meses frente a esta pandemia, han aprendido a manejarla y también se ha reducido el tiempo de internamiento de un paciente en UCI, de seis a tres semanas.
Alan Tufino debe laborar en dos hospitales: Sabogal de EsSalud y Cayetano Heredia del Minsa, porque ya no hay más médicos. “Restringir el trabajo de un médico intensivista no está bien, menos en estos momentos”.
Y es que, según ley, está prohibido que los profesionales de salud desempeñen más de un empleo o cargo público remunerado. Ante ello, Miguel Palacios, decano del Colegio Médico del Perú (CMP), pide un decreto de urgencia que, durante la pandemia, permita a los médicos a trabajar tanto en Minsa como EsSalud, incluso en regiones, porque ahí hay escasez de especialistas.
“No hay un aumento de plazas, este año se ha reducido, ¿cuál es la intención? ¿Ahorrar? El argumento del Minsa es que no hay dinero”. Según el intensivista Valverde, del total, el 50% trabaja en Lima.
“Médicos y enfermeras necesitan un decreto supremo que les permita la doble percepción de su remuneración. No tenemos suficientes enfermeras intensivistas, ni en salud comunitaria ni familia”, apoya, por su parte, la decana Liliana La Rosa, quien también alerta de una situación preocupante. “Estamos claramente en una segunda ola, pero el Minsa y EsSalud han estado despidiendo y reduciendo el sueldo a las enfermeras”.
Además de esta posible solución, los profesionales de la salud plantean el refuerzo del primer nivel de atención o el uso de sistemas de alto flujo en el nivel hospitalario, lo que podría ayudar a que menos pacientes tengan que ser derivados a UCI.
Otra idea que se ha venido deslizando es la capacitación a médicos especialistas como neumólogos o internistas por parte de los intensivistas, lo que podría, según el decano del CMP, lograrse en un par de semanas. La ministra Mazzetti estaría contemplando esta medida, pues hace un par de días agradeció a las regiones donde ya vienen realizándose estas capacitaciones. Sin embargo, Valverde asegura que también hay escasez de estos especialistas, por lo que “no podemos traer más a nuestro sector. También tienen carencias y cubren 15 mil camas hospitalarias”.
Pese a ello, podría haber una esperanza. “Esta pandemia ha dado a conocer esta especialidad. Mucha gente joven está motivada. Tal vez esta es la parte positiva”, finaliza Valverde.
El objetivo del virus ahora son los más jóvenes. El doctor Tufino confirma que en UCI vienen ingresando pacientes de 30 a 40 años. “Es posible que la gente vuelva a fallecer en la puerta de los hospitales; si esto sigue así, en algunos días todo se saldrá de control”, agrega y pide medidas más estrictas para frenar el Covid-19.
El intensivista asegura que también tiene miedo a contagiarse y sobre todo dolor porque su familia se preocupa, por lo que recomienda continuar con las medidas de bioseguridad: lavado de manos, uso de mascarillas y distanciamiento. “Mi madre y mi esposa me llaman, ellas deben sufrir más que uno”.
La decana La Rosa demanda transporte público garantizado para los trabajadores de salud y limpieza los domingos, además alerta que sus colegas se vienen comprando sus equipos de protección por su cuenta.
Hasta el sábado, el uso de camas UCI llegó a un pico similar al peor momento de la pandemia, con 1.553 camas ocupadas.
El trabajo de los profesionales se ha duplicado.
Suscríbete aquí al boletín de La República y recibe a diario en tu correo electrónico toda la información sobre el estado de emergencia y la pandemia de la COVID-19.