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Sociedad

2020, el año de la educación alejado de las aulas

Realidad. La pandemia obligó a reemplazar la enseñanza presencial por la virtual. Esta nueva modalidad hizo visibles las brechas en la educación que deben resolverse antes del nuevo año escolar.

larepublica.pe
APRENDO EN EL CERRO. A diario, los escolares provistos de cuadernos y lapiceros, subían los cerros para para captar la señal y sintonizar “Aprendo en Casa”.

A puertas de empezar el año escolar 2020, el entonces presidente de la república Martín Vizcarra anunció el primer caso confirmado de coronavirus en el Perú. Pese a ello, algunos colegios particulares y de convenio decidieron empezar las labores el lunes 9 de marzo como lo tenían planificado.

La asistencia de escolares a las aulas duró poco, porque el 11 de marzo el gobierno dispuso la postergación de clases tanto a nivel público como privado y, frente a un escenario de pandemia que empeoraba cada día más, el 6 de abril oficialmente se dio inicio al año escolar virtual para lo cual se puso a disposición la plataforma “Aprendo en casa”. “El 2020 ha sido el año de la verdad, porque ha puesto en evidencia las terribles desigualdades sociales y educativas”, señala la exministra de Educación, Patricia Salas.

Barreras

Alumnos, padres y profesores debieron adecuarse en la marcha a una nueva modalidad educativa a distancia a la que no estaban familiarizados, cuenta el representante de la Asociación Regional de Padres de Instituciones Educativas Privadas de Arequipa, Henry Carnero.

“Con las dificultades por las que han pasado los alumnos en los diferentes niveles creo que definitivamente no han tenido un aprovechamiento en la enseñanza”, refiere Carnero, quien además señala que los padres tuvieron que dividirse entre sus actividades laborales, para dar soporte a sus hijos.

Los docentes, igualmente, presentaron problemas por el traslado de la enseñanza presencial a remota, manifiesta Adolfo Quispe, secretario regional del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación (Sutep) Arequipa. “Existen maestros que no dominan el tema de cómputo y los docentes no hemos recibido ningún tipo de capacitación del Ministerio de Educación”, refiere.

Asimismo, la brecha tecnológica y la falta de conectividad en zonas rurales, hicieron que niños como en la comunidad de Kantati Ururi de la provincia puneña de Huancané, en la frontera con Bolivia, tengan que caminar varios kilómetros y subir cerros para captar la señal de las emisoras. Este escenario se repitió en Arequipa, Cusco, Tacna y Apurímac.

Algunos maestros tuvieron que hacer esfuerzos sobrehumanos para llegar a sus estudiantes. Es el caso de la profesora Ana María Manrique Valencia que caminaba hasta Maucallacta, una comunidad campesina ubicada a pies del nevado Coropuna, para llevar material educativo y de ese modo sus alumnos continúen sus clases.

Incluso los propios escolares hicieron de maestros de otros niños para que estos no abandonen sus estudios, ejemplo de ello son Daniko Huisacayna (Arequipa) y Rosmery Rayme (Cusco) quienes fueron elogiados por su labor.

Justamente para salvar este problema de falta de conectividad, el Estado dispuso la compra de tablets para escolares y maestros. Sin embargo, hasta ahora no se concluye con la entrega de estos equipos.

En Arequipa tenía que repartirse 11 mil 044 tablets, pero hasta inicios de diciembre solo llegaron 503. Para Cusco se destinarían 74 mil 592 dispositivos, desde octubre del 2020 se entregaron 5 mil 310 y los restantes se distribuirán antes del inicio de las clases del 2021.

En el caso de Tacna solo llegó el 30% de los 3 mil equipos que debía dar el Estado.

La única excepción sería Puno que entregó las 90 mil 219 tablets previstas, según información de la Dirección Regional de Educación.

De regreso a clases

Ocho meses después del inicio de la emergencia sanitaria, el 21 de octubre, la I.E. San Cristóbal de Arequipa abrió sus puertas a los alumnos y docentes convirtiéndose así en la primera institución educativa a nivel nacional en iniciar clases presenciales.

A partir de ello, otros 86 colegios de las provincias de Castilla, La Unión, Caravelí y Condesuyos le siguieron los pasos, pero bajo la enseñanza semipresencial y con estrictos protocolos de bioseguridad.