Para Juana Vilca Rivera (38), la muerte de su hijo Manuel Chavez Vilca (18), quien era alumno de la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aerea del Perú (ESOFAP), no fue de manera fortuita como le indicaron, sino provocada.
El sueño del joven arequipeño era vestir el uniforme azul y en marzo del 2020 logró su ingreso.
La madre contó que todo iba bien hasta el 25 de agosto, cuando a su hijo le robaron un reloj verde con negro, acto que él mismo informó a sus superiores.
Juana señala que averiguó y le dijeron que todos los alumnos e incluido su hijo, fueron castigados. Aquella noche -sostiene la madre- tuvo comunicación con su hijo hasta las 21:13 horas, cuando el joven se despidió escribiendo “Chau mami, cuídate mucho. Te amo”. Tenía que ir a formar.
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Al día siguiente, al promediar las 03:00 horas, personal de la FAP acudió al domicilio de su familiar en Lima para informar que el joven había fallecido a las 23:35 horas. Les indicaron que murió luego de un trote. “Estaba corriendo y de pronto pidió permiso para abandonar la fila y se desmayó. Luego murió”, les habían indicado los oficiales que acudieron a la vivienda.
Al conocer ese hecho, Juana Vilca empezó a indagar y exigir una profunda investigación. La versión de la FAP es que los alumnos realizaban su rutina diaria de ejercicios por la noche, a cargo del capitán FAP Sergio Cossio Orosco. Sin embargo, según los reglamentos, este tipo de actividades no deben registrarse, porque los alumnos deben dormir desde las 21:00 horas.
Manuel Chávez estaba bien solo dos horas antes de fallecer. Y la necropsia arrojó como causa de muerte edema cerebral y pulmonar, por cuya razón la madre piensa que el deceso de su hijo fue provocado.
Doña Juana está segura que lo sometieron a un castigo físico muy riguroso. Otra anomalía que detectó es que el reloj (hurtado) apareció entre las cosas de su vástago cuando supuestamente no lo habían encontrado durante la búsqueda.
Ante la poca claridad en el caso, pide al Ministerio de Defensa tomar cartas en el asunto y hallar a los responsables del deceso de Manuel. La madre se encuentra consternada dado que su hijo era el futuro sustento para sus hermanos menores. Juana viajó desde el distrito de La Joya (Arequipa) y se encuentra en Lima esperando justicia. Ella es madre soltera y lo único que deseaba es que su hijo cumpla su sueño: el de vestir el uniforme azul de la FAP.