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Sociedad

El cibercrimen nos acecha como lo hace la pandemia

Delito e inseguridad. El último fin de semana, 17 personas fueron estafadas por páginas web falsas: buscaban comprar oxígeno para sus familias afectadas por la COVID-19. Según el coronel PNP Orlando Mendieta, los ciberdelincuentes operan en grupo y con logística adecuada. En general, el delito creció. Y las bandas se reactivan tras la cuarentena en Lima y el Callao.

Por: Carlos Páucar, Oscar Chumpitaz y URPI

Al padre Omar lo consideran un guerrero de Dios, porque hace el bien a discapacitados, huérfanos, seres que nada tienen en la vida, en Villa María del Triunfo.

Omar Sánchez Portillo (53) impulsa la campaña “Ollas vecinales SOS”. Pero su labor y la de la “Asociación de las Bienaventuranzas” resultó golpeada por el delito. Los estafaron por 38.000 soles que dio a cambio de 10 balones de oxígeno, para ayudar a la gente contra el Covid-19.

Habían elegido una web que parecía confiable. “Decidimos comprar por Internet como se hace ahora con la pandemia, transferimos el dinero de una cuenta BCP a otra del Banco de la Nación”. Prometían que al día siguiente llevarían lo acordado, pero no fue así. “La página desapareció de Facebook y sus números dejaron de contestar”. Habían suplantado a la empresa verdadera.

No fue el único caso. Selina Mejía (65) y su familia fueron víctimas de una estafa por más de 4 mil soles, a través de un sitio web ficticio el 6 de agosto. Buscaba un balón de oxígeno para su padre de 103 años, cuando se topó con la empresa Salud Integral Peruana (Sainpesac), cuya web fue clonada.

Fue su sobrino, oficial de la Marina, quien contactó el portal. El producto no llegó a su domicilio. “Cuando volvimos a revisar la página web, salía que ya no existía. Llamábamos y no respondían. Después, ubicamos el número de la empresa y nos dijeron que no conocían a la mujer de la cuenta”, dice Mejía.

Desafortunadamente, el padre de Selina falleció. “Se aprovechan de la desesperación de uno. Imagínese lo que pueden estar haciendo con gente de menos recursos y que tiene el Covid-19”, se lamenta ella.

El sábado 15 de agosto, otra joven –que pidió anonimato– contó que necesitaba con urgencia una concentradora de oxígeno para atender a su mamá. Halló la web Praxair-Perú.com, donde se le pidió 7.100 soles para hacer la entrega “al día siguiente”. A su casa en Pachacámac nunca llegó nada.

Según el coronel Cruz, de la Dirincri, un clan familiar sería el responsable de esas estafas con la venta del oxígeno por internet. Unos 17 ciudadanos cayeron en la trampa de los cibercriminales el último fin de semana.

Cruz informó que el clan familiar se dedicaba antes a la estafa con la venta de autos, pero con la pandemia cambió de rubro para lucrar con la salud de las personas. Dos integrantes de “Los Truchos de la Red” ya habrían sido capturados.

Delitos informáticos

“La pandemia se ha convertido en un terreno fértil para que los delincuentes informáticos capten víctimas. El delincuente informático sin datos no trabaja. Es su principal insumo”, dice el coronel PNP Orlando Mendieta, jefe de la DIVINDAT.

Explica que al inicio del aislamiento social, la incidencia delictiva bajó en comparación con el año pasado. Pese a todo, el mayor porcentaje de denuncias estaban en los delitos informáticos contra el patrimonio, en las transferencias bancarias fraudulentas (90%), el resto fue ecommerce, liberado hace un mes.

“La modalidad que se ha estado usando ha sido el ‘phishing’, los delincuentes informáticos se hacen pasar por entidades financieras y recurren a diversas presentaciones (mails, llamadas, WhatsApp, navegadores), buscan ‘pescar’ datos de las potenciales víctimas”. En la pandemia como que se incrementó este tipo de delitos, “pero en comparación con el año pasado tenemos menos incidencias”.

Para Mendieta, la cantidad de gente agraviada se debe al aumento del ecommerce o comercio electrónico. “Hay gente que diseña plataformas como si fueran las de los grandes centros comerciales”, advierte.

Los ciberdelincuentes operan en grupo, delinquen de manera organizada y con la logística necesaria para obtener los datos privados de sus víctimas, sobre quienes incluso ejercen presión psicológica. “Tienen niveles. Desde el hacker técnico, el cabecilla (inversionista), los captadores para transferir el dinero que obtienen de los agraviados”, menciona Mendieta.

Recomienda no confiarse de la inmediatez que ofrece la tecnología. El uso de aplicativos y la celeridad en las transacciones bancarias es de gran ayuda, pero “el tiempo que se ahorra para no salir, se debe emplear para verificar la oferta”.

Se reactivan bandas

En general, el delito se ha reactivado. En el barrio chalaco de Dulanto, el suboficial PNP Carlos Quijano Collazos (41), quien había superado el Covid-19, quiso ver a su familia. Mientras caminaba acercándose a la esquina de las calles Miramar y Talara, dos sujetos se le acercaron por atrás. Ni les vio. Uno de ellos le disparó en la cabeza.

Una cámara de videovigilancia captó lo ocurrido ese domingo 19 de julio y habría permitido identificar a Gress Carrasco y Bryan Avilés como los sicarios que acabaron con su vida.

Hubo otro caso. El domingo 10 de mayo, Día de la Madre, cuatro balazos silenciaron a Jhonathan Paul Gonzales Vargas, el reguetonero chalaco conocido como “Omega Rem Stone”. “Ese día ha quedado marcado para mí, jamás voy a superar el dolor”, dice su madre Rosa Vargas Cruz.

El delito volvió con fuerza tras la cuarentena en Lima y el Callao. Y por si fuera poco, en los últimos 4 meses la comandancia general de la Policía tuvo hasta 4 jefes, lo que no permite consolidar un plan de lucha contra el crimen.

En el primer mes del aislamiento social, los delitos habían bajado en un 84%. Pero la situación cambió desde el 1 de mayo, cuando se vieron los primeros casos de sicariato. Desde entonces, hasta la primera semana de agosto, solo en el Callao se cometieron 32 crímenes por encargo.

El coronel Marco Cuadros, jefe de la División de Investigación Criminal del Callao, asegura que en la mayoría de los asesinatos por encargo se actúa “por venganza en asuntos personales, ajuste de cuentas, dominio territorial de venta de drogas en los barrios, preñado en contenedores y cupos por obras civiles”.

Sostiene un detalle: que en el Callao hay casi un 40% de deserción escolar en secundaria en 2018 y 2019 –de acuerdo al INEI– y muchos jóvenes de 16 a 17 años lideran bandas criminales.

El delito post-Covid se ha extendido, principalmente en 5 distritos: San Juan de Lurigancho, Cercado de Lima, Comas, San Martín de Porres y Los Olivos, favorecido además por las mascarillas. Creció el robo a mano armada, ataque de raqueteros y choques con asaltantes muertos y bandas detenidas.

Pasó con la empresaria maderera Nelly Silvia Huaranca (45), quien tras retirar dinero de un banco fue asesinada, el 18 de junio, en Villa María del Triunfo. O el caso en Comas del 30 de julio: una mujer fue arrastrada por delincuentes en mototaxi que buscaban arrebatarle su cartera.

Extorsión, robo, hurto y asesinatos son delitos anclados en el país. Es fuente de ingresos de pandillas y bandas.

El crimen afecta a todos, como la pandemia.

Dos ataques usando el Covid-19

A fines de mayo, Microsoft detectó un inmenso ataque de phishing usando el Covid-19. Su equipo de Security Intelligence se dio cuenta de que ciberdelincuentes enviaban un correo haciéndose pasar por la Universidad John Hopkins para informar el número de muertes por el virus. Usaban en archivo adjunto Excel, malicioso. Con él infectaban los dispositivos con un troyano (RAT). La amenaza instalaba la herramienta de administración remota NetSupport Manager y controlaban el sistema.

En otro caso, expertos del portal Check Point citan el caso del mail “CARTA DE INFORMACIÓN URGENTE: COVID-19 NUEVAS VACUNAS APROBADAS”, que llevaba un Excel infectado y que, al descargarse, instalaba un software que recopilaba datos y contraseñas del usuario. Señalan además que entre junio y julio se duplicaron las amenazas usando el Covid-19.

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Enfoque

Cuidado con los malware y los phishing

Julio Seminario, experto en ciberseguridad de Bitdefender

A raíz de la pandemia las personas y las empresas quedaron expuestas a estafas por Internet, como “gana dinero desde casa” hasta la venta de oxígeno o mascarillas. Los estafadores han aprovechado la crisis para crear sitios web fraudulentos que se asemejan a páginas legítimas y captar víctimas. Hoy en día cada persona ingresa 59 veces a la semana a una URL o página web falsa y peligrosa y 1 de cada 5 enlaces conducen al usuario a spam, adware o malware. Los estafadores envían mensajes por SMS, voz y phishing, intentando atraer donaciones u ofreciéndote un premio. Se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas.

En esta época aumentaron las transacciones por internet y el comercio electrónico. Por ello debemos comprar solo en páginas conocidas, digitar directamente las direcciones web en los navegadores, tener un programa de seguridad actualizado, verificar el estado de registro de donde compramos, no dar a nadie información, por ejemplo, de los bonos o el retiro de AFP, usar claves seguras, no usar redes wifi abiertas, pues siempre puede haber un cibercriminal tratando de obtener un beneficio financiero.

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