Los datos son claros: el sector Nueva Rinconada, en la zona de Pamplona Alta, es la zona más crítica y vulnerable de San Juan de Miraflores ante un movimiento sísmico. Viviendas asentadas en zonas de ladera con características y topografías mal diseñadas, pendientes de más de 30 grados, zonas arenosas y algunas rocosas en formación son solo una muestra de ello. “También hay algunas hechas de material noble, pero con el peso hace que se vuelvan vulnerables ante un movimiento sísmico, esto podría hacerlas colapsar y afectar las casas ubicadas debajo”, relata Arturo Liza, teniente del Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Perú.
Era 2019 cuando el también especialista en Gestión del Riesgo de Desastres y su equipo realizó un diagnóstico de riesgo del distrito: 130.000 personas en el distrito se encuentran entre alto y muy alto riesgo. De este número, 21.500 viven en Nueva Rinconada, zona que alberga un aproximado de 144 asentamientos humanos. “Es cierto que ante un movimiento sísmico de 8 grados para arriba las rocas se vienen abajo, pero no solo es esto, la lluvia también podría ocasionar desastres en la zona”, advierte Liza.
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En esa línea, el Centro de Estudio y Prevención de Desastres (PREDES), junto a la Municipalidad del distrito y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) —que ha invertido 600.000 dólares en la causa— vienen realizando, desde el 2018, el proyecto ‘Familia preparada, barrio más seguro’.
Arturo Liza
El objetivo es fortalecer la capacidad de respuesta de la población y autoridades. 72 voluntarios han capacitado, durante casi dos meses, a un aproximado de 5.000 familias del asentamiento humano de San Juan de Miraflores sobre evaluación de riesgo. “Se les ha capacitado y dejado medidas y tareas a implementar en caso surja alguna emergencia”, puntualiza el especialista, quien cuenta que el proyecto en Nueva Rinconada tiene tres acciones: intervención inicial, primera respuesta y respuesta complementaria.
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Pero a propósito de la reducción de riesgo en el distrito, campea también un problema común: la delincuencia. “Si le preguntas a los vecinos de los más de 100 asentamientos de la zona cuál es otro temor, te dirán inseguridad. Y esto aumenta la vulnerabilidad de riesgo, pues por protegerse de robos y demás, improvisan caballetes y rejas con las que forman solo una zona de evacuación por si se presenta algún derrumbe o desastre”, lamenta Liza.
Él, con ayuda de voluntarios y ciudadanos de las zonas en riesgo, realizaron trabajos comunitarios: un muro de contención de concreto cicloco en tramo vial de 108 metros lineales en el asentamiento Halcón Sagrado y tres muros de protección en el asentamiento Las Rocas para controlar el deslizamiento de las mismas y proteger los deslizamientos en la parte baja. “El proyecto ya va en su última parte y hay sectores del distrito en los que ya no se puede habitar. Son 89 manzanas en muy alto riesgo y 274 en alto riesgo, lo que equivale al 42% de la población”, sentencia Arturo Liza.
A nivel de distrito, explica Liza, se ha implementado una zona de emergencia. “Con la Municipalidad de SJM hemos trabajado un área desde donde se monitorea virtualmente las zonas, que tendrá computadoras, materiales de respuesta, camillas, maletines de abordaje y demás”, relata el especialista de más de 12 años de experiencia. Asimismo, el municipio tiene su plan de emergencia y preparación, que se ha elaborado en conjunto con las organizaciones involucradas.
Respecto al tema, Arturo espera que más adelante, con los cambios de funcionarios en la comuna, no se altere el ritmo de trabajo. “Las municipalidades tienen constante cambios, y esto a la larga sería un problema para el proyecto, pues rota el personal y entra uno que no está profundizado con el tema”, advierte el experto. Solo queda ver los resultados.