La situación de los hospitales en Cusco se agrava cada vez más por la ola de contagios de COVID-19. El último miércoles un grupo de personas pugnaban por entrar al Hospital Regional de Cusco. Las puertas estaban cerradas y el personal de seguridad permitía sólo el ingreso de algunas personas.
Dentro del nosocomio estaba Hilda Castillo, hija de una paciente de 55 años con COVID-19. La joven desesperada pedía a las enfermeras que atendieran pronto a su mamá antes que su salud se complique más. Sin embargo, sus pedidos parecían en vano.
La joven sostuvo que las enfermeras no le pusieron oxígeno, ni siquiera le quisieron cambiar su ropa que ella les había entregado.
“Estuve toda la noche y no le quisieron atender, no le pusieron oxígeno. No querían ni cambiarle la ropa que le traje. No querían ni tocarla, la cargaron a mi mamá con una frazada”, dice angustiada.
Lo cierto es que en el Hospital Regional de Cusco hay una avalancha de pacientes moderados y críticos. Por la alta demanda ampliaron las camas de cuidados intensivos e intermedios de 23 a 43. Aun así, ya no hay espacio para nadie más.
Lo terrible es que mientras más pacientes llegan buscando atención, hay menos personal médico y asistencial. Hace dos días varios renunciaron por miedo a contagiarse con la COVID-19.
La joven señala que previamente los médicos le preguntaron qué edad tenía su mamá y ella respondió 55. “(..) Me dijeron que por órdenes del director estamos priorizando a las personas jóvenes, a los de la tercera no podemos hacer nada. Es injusto, ellos no pueden decidir quiénes sí y quiénes no (pueden ser atendidos)”, señaló.
Hilda agregó que vio morir a tres pacientes. Responsabilizó de sus muertes a las enfermeras y médicos por la presunta falta de atención.
“Cuando mi mamá entró había un abuelito que se movía. Después de dos horas, murió. Murió porque las enfermeras no los atienden, no les ponen la medicina, los dejan a un lado. Los están dejando morir”.
La joven detalló además que, en otro momento, vio a una joven contagiada entrar caminando y a ella sí le priorizaron la atención. “¿Porque están discriminando? ¿Por qué priorizan sólo a los jóvenes? Mi mamá está luchando por su vida”.