Liubomir Fernández
Puno
El abogado Vicente Quisbert Vilca vivió las consecuencias del colapso del sistema de salud en Puno por el incremento en el número de contagios de la COVID-19.
Apenas tomó conocimiento que estaba infectado acudió al hospital Manuel Núñez Butrón de Puno, el sábado 18 de julio. No lo internaron porque no había espacio. Le dijeron que retornara al día siguiente. Personal médico prometió separar la cama del primer paciente que sea dado de alta. El domingo logró un cupo, pero tres días después murió.
PUEDES VER: Puno: Director regional de Salud da positivo a COVID-19 tras ser sometido a prueba molecular
Las peripecias que tuvo que pasar Vicente Quisbert, quien además era músico de vieja data, es la misma que atraviesan decenas de pacientes positivos.
En Puno no hay camas ni equipamiento. La recepción de nuevos pacientes está sujeta al alta de los hospitalizados. Cada día hay más contagios y muertes. Hasta ayer había 3056 positivos y 82 muertos.
Conseguir una cama en el hospital de Puno demora entre uno y dos días. Mientras tanto el portador es enviado a su casa a recibir los primeros cuidados. Si la vida del paciente se agrava, este debe retornar para ser internado con su propio balón de oxígeno. Hasta hace unas semanas esta realidad no se creía posible. Las alarmas se encendieron cuando personajes conocidos de la vida artística y profesional comenzaron a perder la vida por falta de oxígeno. La mayoría de víctimas tenía alguna enfermedad previa o estando internados les hacía falta oxígeno.
Dentro del área COVID en Puno, personal médico y asistencial trabaja contra el tiempo para no reportar más muertos, pero es imposible ir en contra de la realidad. Cerca de 10 personas acuden por atención médica y mueren como mínimo dos en un día.
El exdirector del hospital Manuel Núñez Butrón, Luis Antonio Maldonado Nayra, aseguró que la situación actual es crítica y compleja. Dijo que este nosocomio colapsó desde hace dos semanas. Aceptó que se han visto obligados a atender en carpas y hacer uso de las camas de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Maldonado dejó entrever que se puede hacer uso de otras áreas del hospital, pero se necesita presupuesto para contratar más personal, camas y equipamiento. Recordó que solicitó al gobernador Agustín Luque una reunión en junio para advertirle sobre lo que se venía, pero nunca fue atendido. Este detalle lo reveló públicamente y fue cesado.
Esta ciudad encabeza la lista de contagios y cada día mueren tres personas. El 22 de julio una mujer con síntomas murió en la puerta del hospital Carlos Monge Medrano. No había camas disponibles. El jefe del Comando Regional COVID-19, Freddy Velásquez Angles, advirtió que ya no hay capacidad para atender a más pacientes. Para él, la cultura informal de Juliaca es responsable de todos los contagios. La ciudadanía prefirió el comercio antes que la salud.
El alcalde de Juliaca, David Sucacahua, anunció que si es necesario pondrá el coliseo cerrado para instalar camas. Habrá una reunión para concretar la idea. Velásquez volvió a plantear la necesidad de una nueva cuarentena obligatoria de 15 días. Las autoridades de Puno aún no atienden la propuesta
El gobierno regional y el sector Salud perdieron liderazgo. El director de salud, Jorge Montesinos, está solo. Los trabajadores exigen su salida. El gobernador Agustín Luque no está a la altura. El sociólogo Carlos Flores dijo que Luque es el Élmer Cáceres de Puno.
La bancada congresal de Puno elevó esta semana una carta al presidente Martín Vizcarra para pedir la intervención del Ministerio de Salud en la estrategia sanitaria.
El director del Proyecto Especial Lago Titicaca (Pelt), Julver Vilca Espinoza, comprometió la planta de oxígeno para las semanas más críticas. El problema es que la planta está en el distrito de San Antón y las autoridades de la zona se oponen a su traslado a Puno o Juliaca. Tiene una capacidad diaria de 30 balones de oxígeno. El 6 y 7 de agosto se realiza la campaña para captar fondos para una planta.