Cusco. El nuevo coronavirus también trajo consigo el desempleo. El viernes empezaron a operar los trenes de servicio local hacia y desde el distrito de Machupicchu, provincia cusqueña de Urubamba.
La reanudación de las operaciones fue aprovechada por una gran cantidad de personas para abandonar el pueblo. Con colchones y equipajes, decenas de personas esperaron el tren desde muy temprano para dejar el pueblo donde toda la actividad económica está paralizada por la falta de turistas. El COVID-19 quebró a muchas empresas de servicios y dejó a cientos de desempleados.
Han cerrado sus negocios, sacaron sus cosas y ahora parten en busca de una nueva oportunidad fuera del pequeño pueblo.
El pueblo estaba acostumbrado a recibir entre 2000 y 3000 personas en temporada baja (diciembre a abril) y en el periodo de mayor afluencia, entre mayo y octubre, llegaba hasta 7000 visitas diarias.
En Machupicchu Pueblo funcionaban 247 hoteles y hospedajes, 237 restaurantes, 200 tiendas de diferentes tipos junto a sus proveedores de productos y 250 personas estaban dedicadas a la producción y venta de artesanía. Cada negocio empleaba en promedio a seis personas.
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