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Sociedad

Banderas blancas y el pedido de alimentos al gobierno central

CANSADOS. Esta escena se vuelve cotidiana en las ciudades. Tacna no es la excepción. Pobladores izan emblemas de color blanco en señal que necesitan ayuda alimentaria.

larepublica.pe
sin ingresos. Vivienda en la asociación Ampliación 26 de Enero, en el distrito de Ciudad Nueva. Allí demandan ayuda.

Liz Ferrer Rivera

Tacna

Brígida es madre de familia y vendedora de golosinas. Desde el inicio de la cuarentena, el 16 de marzo, ha tratado de cumplir con el aislamiento social pero los ahorros se están acabando. En la asociación de vivienda de Brígida algunas casas prefabricadas tienen banderas blancas que simbolizan pedido de ayuda.

Ella y otras dos vecinas del Mirador Bella Vista, habitan en las faldas del cerro Intiorko hace 12 años. Nacieron como una invasión como todas las asociaciones que residen en las faldas del cerro Intiorko en el distrito de Alto de la Alianza.

Son 20 familias las que llevan bandera blanca en el Mirador. Brígida señala que se trata de personas de mayor vulnerabilidad sin embargo insiste que todos los hogares están pasando una situación difícil. En mayo, el gobierno regional llevó almuerzo a las casas con el emblema pero esa ayuda es insuficiente.

En Tacna se realizó ayer un tercer “cacerolazo” demandando al Gobierno la condonación de las tarifas de los servicios básicos durante el periodo de la cuarentena. La protesta nació espontáneamente de la sociedad civil, en especial de los sectores que trabajaban en la informalidad (70% de la mano de obra local).

En el distrito de Ciudad Nueva también hay banderas blancas. Después del primer mes de la emergencia por la pandemia del COVID-19, el obrero Beltrán Alanoca Parihuana (50) colocó el emblema en su vivienda como un llamado auxilio. No tiene trabajo y no hay ahorros para continuar sobreviviendo.

Alanoca habita en la asociación Ampliación 26 de Enero. “No soy afiliado a ningún sindicato y no hay trabajo para el sector de construcción civil por la pandemia. No todos en la asociación tenemos la misma realidad. Pido que el Gobierno identifique a los vulnerables de verdad y que la ayuda sea para ellos”, dijo Alanoca.

Beltrán tiene razón. En su asociación no todos comparten su realidad. En el lugar se aprecian casas de dos o tres pisos, de material noble y vehículos estacionados en sus puertas. Otras viviendas son de material prefabricado, con puertas de calamina y con piso de tierra.

El obrero relató que algunos vecinos se beneficiaron con canastas entregadas por el gobierno regional pero los víveres dados no son reserva para tres meses de cuarentena. “Queremos volver a trabajar. Si no llega la ayuda, al menos poder volver al trabajo. Es insostenible seguir así”, concluyó.