Desde que inició el proceso de migración venezolana hacia el Perú, se han contabilizado más de 850.000 ciudadanos del territorio llanero en nuestro país. Todos ellos llegaron en busca de una nueva oportunidad, sin esperar que una pandemia los enfrentara a una nueva crisis.
Cargando con todo lo que podía entrar en una maleta, llegaron llenos de esperanza para construir un nuevo futuro, uno que se les fue negado en su lugar de origen. Teniendo que acostumbrarse a las dinámicas de una sociedad muy distinta a la suya, empezaron a trabajar y establecerse.
Cuando por fin empezaban a salir adelante y podían ayudar a sus familias, llega una enfermedad para volverlos aún más vulnerables. Quienes contaban con un trabajo lo perdieron, los ahorros se acabaron rápidamente y ya sin poder costear los alquileres, se vieron obligados a verse nuevamente en las calles.
Actualmente ellos viven de la caridad de la gente, los vuelos humanitarios han sido cancelados y un grupo ha decidido pernoctar a las afueras de su embajada. Ninguno de ellos ha pasado por algún triaje o descarte para saber si han contraído la COVID-19, por lo que se ven aún más expuestos.
La ayuda es muy necesaria, ya que duermen sobre cartones y plásticos en pleno invierno. Si hay personas en capacidad de apoyar a estas familias, no duden en comunicarse con Jose Vidal Jordan al número 988 883 174 o con Alejandro Tovar al 927 388 553. La solidaridad en estos momentos es clave para hacer más llevadero este contexto.