José Salcedo. Cusco
La desinformación y malinformación se volvieron en los mejores aliados del COVID-19. Algunos medios de comunicación y las redes sociales en Cusco se han convertido en sus principales vasos comunicantes con la sociedad.
La investigadora y periodista, Jacqueline Fowks, explica que la malinformación es información correcta pero que mal utilizada puede servir para hacer daño o desacreditar a alguien. Y la desinformación consiste en difundir noticias fabricadas intencionalmente. También hay información equivocada: cuando uno comparte contenidos no necesariamente correctos sin mala intencionalidad, por descuido, ignorancia, error o desconocimiento.
El domingo último, un canal cusqueño causó pánico cuando emitió un “reportaje” que deslizaba que un grupo de muertos supuestamente con COVID-19 habían sido enterrados en una fosa común en el cementerio de San José de Huancaro, Santiago.
Su informe no fue contrastado. Solo se basó en un video grabado el 20 de mayo pasado del momento del entierro de 21 cadáveres no identificados y que no habían sido reclamados por ningún familiar. La diligencia se hizo a solicitud del jefe de la División Médico Legal del Cusco, Henry Carrasco Guzmán, y con conocimiento de la Fiscalía, Defensoría del Pueblo y Sociedad de Beneficencia Pública.
Tras la emisión de la mala información llegaron los desmentidos y aclaraciones de las entidades estatales. La presidenta de la Junta de Fiscales Superiores, Nataly Ugarte, sostuvo que está en evaluación una denuncia contra el medio de comunicación.
Un día antes, las redes sociales se inundaron con cifras engañosas sobre el número contagiados con el virus. Alguien revisó los datos de positivos en la Plataforma Nacional de Datos Abiertos (https://www.datosabiertos.gob.pe/). Según esta página estatal, los contagiados en la región sumaban 883, cifra mayor a los 757 que había confirmado Diresa. El error fue que la tabulación se hizo sin tomar en cuenta que en la plataforma solo hay información sobre de dónde es el contagiado y no respecto a dónde están actualmente estos infectados. El sistema toma como referencia el DNI de cada paciente con COVID-19.
El docente de la Escuela Profesional de Ciencias de la Comunicación de la Unsaac, Alberto García Campana, sostiene que la demanda de saber toda la verdad sobre la pandemia está referida no solamente a transparentar la información sobre el número de muertos y de infectados por el coronavirus, sino también, sobre el evidente colapso del sistema hospitalario en el país.
Agrega que el presidente Martín Vizcarra diga toda la verdad no ayudará a proporcionarle tranquilidad a la población y menos a darle confianza.