En su primer de día de regreso a la atención al público, el local KFC de la avenida Próceres, en San Juan de Lurigancho, registró gran cantidad de personas en sus exteriores.
Luego de casi de dos meses de para, el establecimiento de comida rápida empezó nuevamente con la venta, pero con las puertas cerradas, pues solo hacen la entrega en tienda previo pedido o por delivery.
Aunque lejos de mostrar orden para evitar los contagios por el nuevo coronavirus, se registraron no solo largas, sino también aglomeraciones.
Al parecer una descoordinación en el establecimiento para la entrega de los productos ocasionó la desesperación de las personas y se acercaron a la puerta para reclamar por la demora.
“Hice el pedido y me dijeron que en 60 minutos me acercara al local, pero he encontrado una cola que da la vuelta”, aseguró una cliente a América Noticias.
“No están respetando el orden porque yo llamé a las 12.30 p. m. y un señor que llamó a las 3.00 p. m. ya recogió”, contó otra incómoda usuaria.
Así como ellas, miles esperaron por mucho tiempo a las afueras del local. Por ejemplo, un hombre aseguró que recogía comida para el almuerzo con su familia, mientras que un joven contó que esperó más de tres horas, y a pesar del miedo a infectarse, acudió para llevar pollo a su hijo y pareja.
Fue necesaria la presencia de agentes de la Policía Nacional para indicar a las personas que debían de respetar el distanciamiento social.
El reinicio de la atención en los locales de comida ha sido una de las cosas más esperadas por las personas.
Esta semana varios negocios empezaron a entregar pedidos a domicilio, como el caso de la pollería Roky’s, que tuvo tal acogida al punto que de sus platos se acabaron a pocas horas de haber abierto las líneas del delivery.
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