Roberth Orihuela
Arequipa
Las crisis sacan lo mejor o lo peor de quienes tienen responsabilidades públicas. Desde el jueves, en Arequipa, hay una sucesión de hechos que revelan la poca claridad de nuestros representantes en las decisiones destinadas a contener la pandemia.
El jueves pasado, 120 ciudadanos llegaron de Lima en un viaje humanitario, los enviaron a sus casas sin que cumplan la cuarentena. Al día siguiente, inauguraron un centro COVID-19 inconcluso, que recién fue puesto a punto el lunes. Y lo último, el cierre de las grandes plataformas comerciales y suspensión del transporte urbano, lo que provocó el rechazo de la población.
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El general Edward Gratelly, jefe del Comando COVID-19 en Arequipa, deslinda responsabilidades. Asegura que su función es sólo coordinar y que son los gobiernos locales y el gobierno regional los ejecutantes. El protocolo indica que cuando un viajero arriba a su cuidad es sometido a pruebas rápidas y una cuarentena. Eso previene contagios en su entorno. El jueves pasado, varios de estos viajeros fueron enviados a su casa. ¿Qué garantiza que están en sus casas, no tengan el virus o cumplan la cuarentena? Gratelly dio una breve declaración sobre estos asuntos. Sobre los viajeros dijo: “En el primer viaje humanitario los periodistas dijeron que por qué se los aislaba y ahora que se los envía a sus casas, nos dicen que por qué hacemos eso”, asevera.
¿Entonces la prensa tiene la culpa?, le preguntamos. “No. Aquí cada funcionario es responsable de hacer cumplir las normas. Vamos a hacer algo práctico, pediremos informes a los funcionarios para que expliquen por qué tomaron esa decisión”, indica. Pero como Comando COVID-19, ellos no pueden hacer mucho. ¿Qué justifican las pruebas rápidas y la cuarentena? El lunes pasado, llegaron 105 ciudadanos desde Lima, tampoco querían hacerles las pruebas rápidas y ya se planeaba enviarlos a sus casas. Luego de los reclamos, accedieron y resultó que 9 de los viajeros tenían el virus.
También se le preguntó sobre el Centro de Atención COVID-19 que fue inaugurado el viernes pero que no estaba culminado. Las obras continuaban el fin de semana. “Yo solo fui a ver lo que nos estaban entregando. A mí no me consta que al siguiente día lo han desarmado. No sabía. Lo invito para ir a ver si la información que me está diciendo es cierta”, indica.
Parece que Gratelly no se enteró de lo ocurrido en el Centro de Atención. Se animó a realizar una inspección con este medio. Los trabajos ya habían terminado. Una médico explicó que ya estaban con un paciente, pero que aún les faltaba una línea telefónica e internet. Si el personal sale para buscar esos servicios, corre el riesgo de contaminar el hospital.
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El general Gratelly indica que hay mucho trabajo por hacer, pero que lastimosamente él no tiene capacidad de ejecución. Su labor de coordinación no es suficiente, pero él parece estar satisfecho con eso, puesto que al final los responsables serán los funcionarios que no hicieron lo que debían.
El jefe del Comando COVID-19 también habló sobre el cierre de los mercados. Indicó que los mayoristas pueden ir a los mercados itinerantes para vender sus productos.
Joan Riveros, asesora de la Asociación de Productores Mayoristas de la ciudad, explicó que hay 250 camiones esperando y que no son pequeños. “La mayoría no podría ingresar a los estadios donde se organizan los mercados itinerantes y menos vender puesto que lo hacen por sacos y no por kilos”.
Pero Gratelly insiste. “Son inescrupulosos que solo quieren presionar elevando precios. Estoy seguro de que no habrá desabastecimiento. Además ya se está buscando un espacio para que puedan descargar fuera de los mercados”, dijo.