Roberth Orihuela Q.
Un grupo de fabricantes de calzado realizó el martes un trueque de zapatos por alimentos de primera necesidad al que han denominado “Cambiatón”. Aunque no les fue como querían se han propuesto continuar con el fin de apoyar a sus compañeros más necesitados.
Daniel Chávez, uno de los organizadores, cuenta que se trata de una medida casi desesperada por obtener alimentos en medio de la crisis por el COVID-19. Pero lo más importante sobre esta iniciativa es que están volviendo a imponer un sistema económico que habíamos pensado olvidado: el trueque. Que no es más que el intercambio de un bien por otro del mismo valor. Esta práctica era muy utilizada en la época incaica, pues no utilizan dinero para hacer la compra de algún bien o producto.
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En el caso de estos zapateros empezaron difundiendo la idea mediante las redes sociales. El martes se reunieron en la primera cuadra de la calle Víctor Lira, en el Cercado de Arequipa. Allí colgaron los zapatos y esperaron a ver si alguien traía comida.
Daniel señala que no les fue tan bien. Pero igual recibieron productos como arroz, azúcar, leche, fideos, cereales y aceite. El registro lo tiene en su cuaderno. Debe haber algunos cientos de kilos. “Si lo que daban no era suficiente para llegar al valor del calzado aceptamos algo de efectivo, pero no mucho. Lo que nos importaba era el alimento, no dinero, para evitar malos entendidos”, explica el zapatero.
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Todo lo recaudado será entregado a partir del lunes a los fabricantes de zapatos que se encuentren en peores condiciones.
Al respecto Walter Córdova, presidente de la Asociación de Fabricantes de Calzado de Arequipa, indica que en la región hay alrededor de 4 mil zapateros. De estos más el 80% están al borde de la quiebra.
El dirigente explica que desde el 2018 empezó la crisis para ellos. Los grandes empresarios y hasta el gobierno han preferido comprar cuero sintético chino. “Es más barato, pero de una muy baja calidad. Aquí le dicen cuero sintético, pero es solo plástico”, agrega Córdova.
Este zapatero de años cuenta que la mayoría de aquellas personas que se dedican a esta labor tienen microempresas familiares. Es decir que junto a sus esposas e hijos hacen zapatos por docenas para venderlos en el mercado local o enviarlos hasta Bolivia o Chile.
“Pero con el estado de emergencia nuestro negocio ha bajado a cero. No vendemos nada. Yo estoy viviendo de mis ahorros. Pero tengo que pagar la pensión del colegio y de la universidad de mis hijos. ¿Cómo haré cuando ya no haya plata?”, señala Córdova.
El dirigente tiene una propuesta para emerger en la crisis. “Estamos juntándonos a nivel nacional para proponer que el gobierno nos compre a nosotros. Los policías, soldados, médicos y enfermeras van a necesitar zapatos y nosotros podemos hacerlos. Dejemos de comprar a otros países”, explica.
Walter Córdova señala que ya enviaron solicitudes al alcalde provincial, Omar Candia, y al gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, para que los apoyen. Por lo pronto han pedido el Palacio Metropolitano de Bellas Artes Mario Vargas Llosa. Esperan poder realizar una feria para ganar algo de dinero para sus familias