El prefecto de Puno, Wilber Apaza Díaz, tuvo un noble gesto con una mujer que el martes último en horas de la tarde yacía abandonada en la vía Azángaro - Juliaca, junto a sus tres hijos, uno de ellos padece un cuadro de discapacidad mental y solo se moviliza en silla de ruedas.
La madre y sus tres menores estaban parados a un costado de la carretera a la espera que alguien los traslade hacia Juliaca. La emergencia sanitaria contra el COVID-19, los sorprendió en el sector de Ocra Ordiga del centro poblado de Mororcco distrito de Muñani - Azángaro, su pueblo natal.
La falta de alimento obligó a la madre soltera abandonar a su comunidad con dirección a Juliaca, donde reside en un inmueble rústico en una zona de periferia.
El periodista azangarino Fidel Chayña Quispe, encontró a la mujer quien se identificó como Sabina. Estaba sin alimentarse entristecida junto a sus tres hijos a la salida de la ciudad de Azángaro, sin que nadie le preste ayuda alguna pese al tránsito de unidades. Chayña, pidió ayuda a una ambulancia, pero el conductor le dijo que no tenía combustible.
El hombre de prensa entonces hizo público el caso por redes sociales y a los pocos minutos se presentó el prefecto de Puno, Wilber Apaza y asumió la responsabilidad de trasladar a la mujer hacia la ciudad de Juliaca.
La autoridad política había viajado muy temprano a Azángaro para ser parte de las acciones de fiscalización del padrón de beneficiario del bono S/ 380. Una denuncia reveló que los propios trabajadores del municipio responsables del Sistema de Focalización de Hogares (SISFOH), eran beneficiarios. Paradójicamente, Wilber Apaza, a su retorno se encontró con una madre soltera con tres hijos, uno enfermo, pero que no era beneficiaria del bono que entregó el gobierno por el estado de emergencia.