Cuando salgamos a las calles y nos abracemos todos. Sería bonito empezar así una columna. Sería esperanzador. Pero la esperanza no es una estrategia.
A lo largo de la historia, las analogías bélicas han descrito bien el proceso de combatir una epidemia. Por tanto, se necesita enfrentar al enemigo con estrategia. Con realismo. Volvamos a empezar esta columna:
Cuando salgamos a las calles será un día. Pero cuando podamos abrazarnos todos (sin sentir que, quizás, estamos matando a alguien querido en el proceso) será otro día. Otro mes. Con mucha probabilidad: otro año.
Las cuarentenas en Perú y en España terminarán a la vez: al final de la Semana Santa. Los resultados habrán sido distintos. En España, hoy, tenemos ya 5 mil muertos. En Perú acaban de pasar la decena. ¿Eso significa que viene dando resultado la cuarentena? ¿Que los peruanos podrán salir confiados a las calles?
No necesariamente. Como vengo insistiendo en este espacio, al inicio de la epidemia, España estaba “adelantada” por dos semanas al Perú. Si vemos la situación de hace dos semanas de España era mucho más grave que la de hoy de Perú (10 veces más grave). Pero hay una diferencia crucial: las pruebas.
A estas alturas, España ya había testeado a 30 mil personas. Perú, en cambio, recién lleva poco más de 10 mil. Los 700 casos confirmados en Perú hasta ahora perfectamente podrían ser el triple. Gente que a estas alturas estaría contagiando a otros si hubiesen seguido caminando por allí.
Por eso son importantes la cuarentena y los test (rápidos o no).
En resumen: las medidas en Perú parecen haber tenido un efecto positivo parcial, pero –y este es un gran pero– aún no tenemos la data suficiente para saberlo. Hay esperanza, sí, pero no hay información para armar la estrategia del día siguiente. Las dos semanas que quedan serán cruciales.
Después, habrá que salir a la calle. Perú tiene espaldas suficientes para soportar un frenazo de un mes. Pero cada día que pasa, cientos –quizás miles– de peruanos se hunden en la pobreza. En el hambre. Sí, habrá que salir a la calle, pero con estrategia. Abrazarse, ir de compras, salir a comer algo, serán actividades reguladas. Con mucha probabilidad, habrá que hacer dos, o quizás tres, cuarentenas más. Con la esperanza de que alguien, en algún lugar, encuentre una vacuna. Y eso no ocurrirá cuando acabe esta cuarentena.
Cuando salgamos a las calles, el virus todavía estará allí.