Cusco. El juez de Urubamba, Ebert Torres, suspendió el inicio del juicio oral Jainor Huilca (19) y Luzgardo Pillco (21) por la muerte y desaparición del cuerpo de la turista española Nathaly Salazar Ayala. La joven murió el 2 de enero de 2018 cuando practicaba zipline en el distrito de Maras (Urubamba).
Torres, a pedido del abogado de la familia Salazar, Juan Carlos Espejo, tuvo que posponer el juicio porque la Fiscalía cometió un error al establecer la pena que corresponde a los dos criminales.
Sucede que la Fiscalía pide 5 años y 9 meses y 5 años y 8 meses de prisión para Huilca y Pillco. “La pena correcta debe ser seis años y 9 meses”, explicó el abogado Espejo.
Por esa razón –y al no haber objeción del representante del Ministerio Público- el juez a cargo del caso aprobó el pedido. En consecuencia, “admitimos el pedido de la parte civil de modificar la resolución y remitir al juez de investigación preparatoria para que subsane esa incorreción”, resolvió Torres.
Los dos sujetos son acusados por los delitos de homicidio culposo por la muerte de la joven, encubrimiento real por haber desaparecido el cuerpo y hurto agravado por la apropiación de los bienes de la española.
Según la Fiscalía, en el recorrido del zipline, de más de un kilómetro, la víctima viajó sin que se tomaran medidas de seguridad. Llovía y el agua podía acelerar el tránsito por la mínima fricción entre polea y cable de acero. Minutos después de iniciar el viaje, Nathaly impactó violentamente contra el torreón de recepción. Sufrió lesiones graves.
Lejos de socorrerla, Jainor y Luzgardo decidieron desaparecer su cuerpo. Juntos cargaron el cadáver al maletero de un auto Toyota Corolla estacionado a unos 400 metros del lugar. En ese sitio empezó el trabajo criminal de deshacerse de la víctima. Compraron ron para poner la botella en el bolso que llevaba la joven para hacer creer que estuvo bajo los efectos del alcohol y se cayó a un río.
A la altura de la zona de Tancac, la botaron a las aguas turbias y violentas del río Vilcanota. Desde su desaparición, Alexandra y su esposo Marcelo Salazar desplegaron incansables jornadas de búsqueda.