José acudió rápidamente hacia su puesto de venta de golosinas ubicado a la altura de la playa Los Yuyos, en el distrito Barranco, en la Costa Verde. Sus amigos lo habían llamado por teléfono para avisarle que hubo un derrumbe en la referida zona. Cuando llegó, se dio cuenta de que su fuente de trabajo no recibió mayores daños, pero a su lado se hallaba un gran conjunto de piedras, rocas y arena que se habían desprendido desde el acantilado."Todos los años caen piedras chiquitas, pero nunca ocurrió uno de esta magnitud", dijo el joven vendedor.
Eran las 10:30 a.m. cuando se inició el derrumbe en la referida zona. Solo hace un mes, aquella parte de la Costa Verde fue declarada, nuevamente, en emergencia por la Municipalidad de Lima y, precisamente, para evitar un desastre, se colocaron geomallas en el lugar.
“Pero estas son insuficientes”, reconoció el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, al llegar a la zona donde el personal del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) inició las labores de remoción de escombros."Si hubiera un sismo de gran magnitud, esto se viene abajo. Las geomallas son solo de contención", explicó el burgomaestre e instó al Ejecutivo a que le brinden una transferencia de dinero, así como pidió la entrega de un estudio técnico del Indeci.
Según Muñoz, el derrumbe de rocas y tierra se produjo por el humedecimiento de la zona.
David Ramos, viceministro de Vivienda y Urbanismo del Ministerio de Vivienda, confirmó lo dicho por el alcalde de Lima sobre las geomallas. “Dan cierta protección, pero no brindan mayor seguridad”. Asimismo, el sector inició coordinaciones con Indeci y el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) y el Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid), para evaluar las acciones a realizar que ayuden a solucionar de manera permanente el problema de los derrumbes en los acantilados de la Costa Verde. También pidió evaluar el ampliar nuevamente la declaratoria de emergencia, que vence en enero del 2020.
Para Javier Guembes, especialista en obras de infraestructura costera, las geomallas cumplieron su rol y evitaron que ocurra un desastre mayor; sin embargo, se necesita una solución definitiva. “Se debe invertir en la estabilización del talud, puede ser con el concreto proyectado (colocar una capa de concreto encima del talud para que el viento se lleve el material fino y deje las rocas expuestas) o el tarrajeo con vegetación (trabajos de andenería”, dijo.
Hasta el momento se han identificado 77 puntos críticos en la Costa Verde, aunque, según el alcalde de Lima, quien declaró hace unas semanas para La República, “hay algunas zonas donde nunca se ha hecho ninguna evaluación".
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El derrumbe de rocas no dejó víctimas, pero afectó un tramo de 20 metros de la Costa Verde y originó la interrupción del tránsito en el sentido de sur a norte.
Ante ello, y en coordinación con la Policía Nacional, la vía fue cerrada en ambos sentidos, desde la altura de la Bajada de Armendáriz hasta la playa Agua Dulce.
Los carriles en el sentido sur-norte (de Barranco al Callao), donde se produjo el deslizamiento, se mantendrán cerrados hasta la culminación de los trabajos de limpieza e inspección. Mientras, se abrió el tránsito en el sentido norte-sur (del Callao a Barranco) como una vía doble (ida y vuelta). Defensa Civil evalúa lo que ocasionó el deslizamiento y colocará elementos de seguridad para evitar un nuevo derrumbe.
Menos velocidad. La Municipalidad de Lima estableció nuevos límites máximos de velocidad para la circulación de vehículos en la Costa Verde. Ahora oscilan entre 40 y 60 kilómetros por hora.
Acantilados. Los acantilados de la Costa Verde permanecen en emergencia hasta el 18 de enero del 2020. Los trabajos de reposición y mantenimiento de geomallas cuentan con un avance del 46%.