Roberth Orihuela Quequezana
Todo se salió de control. La huelga indefinida que inició ayer en contra del proyecto minero Tía María dejó un herido grave, saqueos, comercios afectados y vehículos destrozados en la ciudad de Arequipa. Los obreros de Construcción Civil aprovecharon la ausencia de la fuerza policial para atacar a quienes no apoyaron la protesta.
El escenario de violencia no solo fue en Arequipa. En la localidad de Matarani, en la provincia de Islay, un grupo de pobladores del valle de Tambo se enfrentaron a la Policía.
Para hacer retroceder a los manifestantes, los policías lanzaron bombas lacrimógenas, en respuesta recibieron piedras. El enfrentamiento dejó como saldo una mujer herida. Anabella Pucho Uscamayta recibió un impacto de bala en el brazo izquierdo y fue llevada a un centro de salud por Serenazgo del distrito de Deán Valdivia.
Mientras tanto, en la Panamericana Sur los agricultores de Pampas de Majes, La Joya y Siguas se plegaron a las protestas y bloquearon la vía nacional. Decenas de vehículos se quedaron varados y los viajeros tuvieron que caminar o tomar motos para pasar el kilómetro 48 y conseguir un vehículo que los lleve hasta la ciudad.
Las protestas en la ciudad de Arequipa empezaron muy temprano en distintas zonas. El tránsito de vehículos particulares y públicos fue restringido, debido a que se formaron piquetes en las vías principales de los distritos.
Los grupos de manifestantes estaban apostados en el óvalo de la avenida Mariscal Castilla, en la plataforma comercial Andrés Avelino Cáceres, en el distrito de Characato y en el Cono Norte de la ciudad.
En este último punto se concentró el grueso de los miembros de Construcción Civil, quienes cerraron las vías desde las 4 de la mañana. En el kilómetro 16 de la vía Yura, una docena de buses que llegaban desde Cusco, Puno y Caylloma quedaron varados. Los viajeros debieron bajarse y caminar hasta 16 kilómetros para llegar a la ciudad.
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Esto debido a que la avenida Aviación estaba cerrada desde la altura del hospital psiquiátrico Moisés Heresi hasta Zamácola y el puente Añashuayco.
La presencia policial fue mínima. Esto fue aprovechado por los manifestantes, quienes también cerraron las vías alternas con contenedores de basura, piedras y hasta llantas.
En el Cono Norte, en la plataforma comercial de Río Seco se registró algunos saqueos a pequeños comercios que no acataron el paro. Incluso el Terminal Pesquero San Pedro atendió a puerta cerrada para evitar que los huelguistas ingresen.
En tanto, los vehículos que se acercaban a alguno de los piquetes eran atacados con piedras y palos. Por ejemplo, una cúster de servicio público fue acribillada a pedradas. El vehículo de un panadero fue saqueado por los obreros.
Otros tres vehículos estacionados fueron acribillados con piedras cuando los obreros de Construcción Civil bajaban hacia el centro de la ciudad. Incluso atacaron a los periodistas que filmaban a los manifestantes.
En la avenida Ejército, los obreros no dudaron en lanzar piedras contra los centros comerciales y hasta una clínica.
La huelga pasó a otro nivel cuando en la avenida La Marina con calle 28 de Julio, atacaron con piedras la camioneta de Edgard Ríos Ballón (59), quien iba con su hija. Como un misil, una roca traspasó el vidrio y le rompió la mandíbula. El vehículo terminó estrellándose con un poste. Gravemente herido, fue llevado a una clínica cercana.
Los dirigentes solo aparecieron cuando los huelguistas llegaron a la Plaza de Armas. Allí estaban Felipe Domínguez, del Frente de Defensa del Cono Norte, Andrés Saya, secretario de Construcción Civil, y José Luis Chapa, secretario de la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa (FDTA).
Todos culparon de los desmanes a supuestos “infiltrados”. Pero los videos y testimonios evidencian otra cosa.
Para el representante de la Defensoría del Pueblo en Arequipa, Ángel María Manrique, los desmanes no dejan una buena imagen para la población. Lamentó los actos vandálicos registrados ayer en las protestas, pidió el cese de la violencia.
“Los actos de violencia solo deslegitiman la protestas de los agricultores del valle de Tambo”, manifestó.
De igual forma, el congresista Justiniano Apaza lamentó los “excesos” de los obreros de Construcción Civil. “Es lamentable. Los dirigentes han perdido el control de la protesta. Eso no puede darse”, indicó el parlamentario.
Aún así, recalcó que la culpa de las protestas la sigue teniendo el mandatario. “Tiene que anular la licencia o habrá más daños a la ciudad”, finalizó.
Pero no todas las voces son en contra del proyecto minero. En Arequipa se inició un movimiento llamado “Arequipeños por Arequipa”. Ayer hicieron un mitin en la plaza de Yanahuara.
El vocero de esta agrupación, Luis Zapata, indicó primero que eran autoconvocados y se autofinanciaban, pero luego aceptó que Southern paga todo. “Queremos la minería. Trabajamos con la ONG Futuro Seguro. Southern estuvo encantado de financiarnos y pagar (también) la tanda publicitaria en medios”.
Para tratar de resolver el problema, ayer el presidente Martín Vizcarra se reunió con el alcalde provincial Omar Candia y el vicepresidente regional Walter Gutiérrez.
Según Gutiérrez, el mandatario habría anunciado que el 14 de agosto llegaría a la ciudad con la anulación de la licencia de construcción en la mano.
Ello fue contradicho por el alcalde Candia. Indicó que el presidente refirió que no puede ir en contra del estado de derecho y anular la licencia. Pidió esperar la resolución del proceso de revisión. Asimismo, reiteró su postura de que si la población no quiere el proyecto, no se hará.
"El presidente también ha indicado estar dispuesto a llegar a Arequipa siempre que se levante la paralización", indicó.
Finalmente, Omar Candia sostuvo que buscará reunirse hoy con los dirigentes para evitar que se sigan registrando actos vandálicos en la ciudad y también para manifestarles la postura del mandatario.
Gonzalo Banda - Analista político
El problema para los manifestantes fue que el paro no lo acataron los de transporte, con eso pierden mucho. Por ello, es que han tomado la estrategia de dividirse en varios piquetes para hacer todo el daño posible. No han permitido que haya transporte público.
La violencia también forma parte de esa necesidad de presencia. Por esa razón, hacen destrozos, rompen vidrios y atacan carros: para radicalizar la medida e instalar miedo.
Otra falencia es que no hay policías. Todos están en el valle de Tambo. Eso ya es una deficiencia del Gobierno. Deben preocuparse por mantener el orden en la ciudad también.
Mientras que el movimiento “Arequipeños por Southern” ha perdido toda legitimidad.