De pequeña, María vio a sus padres como ejemplo de lo que quería ser de grande, por eso hoy ella es profesora de comunicación. Pero para cumplir con esa vocación que aprendió desde niña, María Leonor Pino Estrada tiene que recurrir a un segundo trabajo a partir de las 13:00 horas que sale del colegio.
“La necesidad te obliga a recursearte”, comentó. Ella cuida de su padre y ayuda a su hermana, quien también es docente, con los gastos de su familia. Por eso aprendió a tejer y crear accesorios de macramé que pone en venta para llegar a fin de mes.
María tiene más de 30 años en la docencia. “Yo como maestra me tengo que recursear”, explicó. Hasta marzo de este año trabajó en la Municipalidad de Carabayllo en talleres con adultos mayores, donde su habilidad con el bordado le permitió acercarse a sus nuevos estudiantes.
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Sus días transcurrían de este modo: despertaba temprano para ir al colegio en la cuarta zona de Collique, donde empalmaba sus clases que terminaban algunas veces a las 15:30 horas con los talleres que iniciaban a las 16:00.
Actualmente, María está laborando solamente en la institución educativa, pero busca un segundo trabajo que la ayude a seguir solventando los gastos de su día a día. “Si bien tenemos una profesión, tenemos que aplicar otras habilidades”, añadió la maestra en su día.
Casos como el de María son comunes entre los profesores de Perú. El secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (Sutep), Lucio Castro Chipana, comentó a La República que ellos tienen “la remuneración más baja de Latinoamérica”.
“Teniendo responsabilidades con la familia, los educadores necesitan un segundo empleo como taxistas o profesores de clases particulares para cubrir la canasta familiar”, explicó Castro Chipana.
Además, recalcó la importancia de los maestros que deciden seguir una maestría o un doctorado. “Creo que un docente tiene que estar comprometido en leer hasta el último día de su muerte, porque uno nunca deja de aprender”, dijo Raúl Salinas Puccio, quien trabaja en el colegio María Inmaculada de Chorrillos.
“He ido juntando dinero y yo mismo me he comprado los kits de robótica. Son unos paquetes que cuestan 1200 soles cada uno”, comentó Salinas Puccio, quien ejerce como maestro desde el año 1987.
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Los domingos trabaja como conserje en un edificio, lo que le ha dado un dinero extra que invirtió en seguir formándose. “Hay que reconocer que el Estado ha invertido durante varios años en capacitarnos, pero no es suficiente”, señaló el profesor Salinas.
Él y su esposa no tienen hijos, por lo que han invertido sus ganancias en formaciones. “Estamos comprometidos con la educación. Lo único que nos queda es seguir capacitándonos”, agregó.
De acuerdo a datos del Ministerio de Educación, en Perú hay en total 567 347 docentes, de los cuales 388 993 pertenecen a la educación pública. De la gran cantidad de profesores, el 70 % se encuentra en la primera o segunda escala de remuneraciones.
Estas equivalen a 2100 y 2400 soles respectivamente, señaló el secretario del Sutep. Ese dinero no es suficiente para que los maestros puedan mantener a sus familias y pagar las capacitaciones necesarias para brindarle a sus alumnos la mejor educación.