Herlinda Ventura Clemente, técnica en enfermería, de 40 años, fue detenida hace una semana por agentes de la Dircote en Huancavelica y la sindicaron como militante activa de Sendero Luminoso que participó en diversos actos criminales. Sin embargo, la Segunda Sala Penal Nacional ordenó su inmediata excarcelación. “Yo no soy terrorista”, manifestó al ser absuelta.
Al principio pensó que era un mal sueño. El calvario que vivió es difícil olvidar en este duro presente que le toca vivir por culpa de un grave error judicial. Tras su detención, fue presentada con chaleco de la Dircote y su caso fue difundido por diversos medios de comunicación. Aquí su verdad.
“He sido una víctima más, tanto por parte del Estado, en el abusivo ejercicio de su poder, como del grupo terrorista Sendero Luminoso, que por la fuerza y bajo amenazas de muerte me reclutó en el año 1992, cuando tenía apenas 13 años”, dice en una carta notarial enviada a La República.
Luego continúa: “Gracias a Dios logré escapar de este grupo sanguinario que sembró muerte en mi familia y destruyó mi vida, fui perseguida, capturada, enjuiciada y encarcelada injustamente por las fuerzas armadas y policiales y por los jueces sin rostro. Después de estar detenida por 18 meses y al comprobar mi minoría de edad, tuvieron que ordenar mi excarcelación inmediata. También dispusieron la anulación de mis antecedentes”.
Cargada de sueños y esperanzas, Herlinda Ventura dice que retomó sus estudios de técnica en enfermería y que en el año 2010 ingresó a trabajar al puesto de salud de Pilpichaca, sin imaginar que en el 2003 se le había iniciado un nuevo proceso judicial por delito de terrorismo.
“Vulneraron mi derecho a la defensa, pues nunca me enteré de este nuevo proceso porque no me notificaron. Por eso se ordenó mi captura pero la Segunda Sala Penal Nacional concluyó que ya había sido juzgada y que en ese entonces, cuando fui reclutada por Sendero contra mi voluntad, era menor de edad”, sostiene.
Ventura Clemente finaliza: “No podemos permitirnos, como país, retroceder a un pasado cercano, en el que desde el poder, se liquidaban honras ajenas”.