En mayo de 2004, el Tribunal Constitucional emitió el fallo N° 0044-2004.AI/TC, en el que se precisa que la quinta estrofa del Himno Nacional del Perú es de autoría anónima; es decir, no le pertenece a José de la Torre Ugarte, pero que al ser insertada representa “la voluntad del pueblo en el Parlamento Nacional”.
“En las publicaciones en donde se transcriba la letra del Himno Nacional, debe expresamente señalarse que la estrofa adicionada al texto de don José de la Torre Ugarte es de autoría anónima”, se lee en el documento.
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Somos libres, seámoslo siempre
y antes niegue sus luces el Sol,
que faltemos al voto solemne
que la Patria al Eterno elevó.
Largo tiempo el peruano oprimido
La ominosa cadena arrastró;
Condenado a una cruel servidumbre
largo tiempo en silencio gimió.
Mas apenas el grito sagrado
¡Libertad! en sus costas se oyó,
la indolencia de esclavo sacude,
la humillada cerviz levantó.
Ya el estruendo de broncas cadenas
que escuchamos tres siglos de horror,
de los libres al grito sagrado
que oyó atónito el mundo, cesó.
Por doquier San Martín inflamado,
Libertad, libertad, pronunció,
y meciendo su base los Andes
lo anunciaron, también a una voz.
Con su influjo los pueblos despiertan
y cual rayo corrió la opinión;
desde el istmo a las tierras del fuego
desde el fuego a la helada región.
Todos juran romper el enlace
que natura a ambos mundos negó,
Y quebrar ese cetro que España,
reclinaba orgullosa en los dos.
Lima, cumple su voto solemne
y, severa, su enojo mostró
al tirano impotente lanzando,
que intentaba alargar su opresión.
A su esfuerzo saltaron los grillos
y los surcos que en sí reparó,
le atizaron el odio y venganza
que heredara de su Inca y Señor.
Compatriotas, no más verla esclava
Si humillada tres siglos gimió,
para siempre jurémosla libre,
manteniendo su propio esplendor.
Nuestros brazos, hasta hoy desarmados,
estén siempre cebando el cañón,
que algún día las playas de Iberia,
sentirán de su estruendo el terror.
Excitemos los celos de España
Pues presiente con mengua y furor
Que en concurso de grandes naciones
Nuestra patria entrará en parangón.
En la lista que de éstas se forme
Llenaremos primero el renglón,
Que el tirano ambicioso Iberino,
Que la América toda asoló.
En su cima los Andes sostengan
la bandera o pendón bicolor,
que a los siglos anuncie el esfuerzo
que ser libres, por siempre nos dio.
A su sombra vivamos tranquilos,
y al nacer por sus cumbres el Sol,
renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob.