El mensaje del presidente Pedro Castillo del 28 de julio próximo abre espacio para plantear una salida a la crisis política. Sin embargo, tiene muy pocas opciones y una solución al final aparece poco posible, según coinciden varios especialistas.
Aunque cambiar a un gabinete ministerial más promisorio es una fórmula, ya resulta poco viable por el propio Castillo.
“Muy pocas (opciones tiene) y no sé si el país va a salir de la crisis política porque hay un equilibrio entre Congreso y presidente y ninguno tiene suficiente fuerza política para sus objetivos. No hay una mayoría en el Parlamento dispuesta a vacarlo o construir una salida de transición porque un gobierno débil es funcional a intereses de ciertos grupos. Allí hay un equilibrio y pueden seguir así un buen tiempo”, dice el sociólogo David Sulmont, profesor de la Universidad Católica (PUCP).
“Salvo que Castillo haga un desprendimiento y llame a un primer ministro más independiente que convoque gente de más peso, no veo en el Ejecutivo por dónde se podría avanzar. Castillo ya mostró ser incapaz de hacerlo. Nombró a Mirtha Vásquez, que tenía peso más propio e independiente, y la dejó caer privilegiando su círculo más cercano de interés”, añade.
Un nuevo gabinete, además, debe tener esta vez capacidad de no caer en más de lo mismo.
“Una salida es anunciar un gabinete multipartidario y de sectores socioeconómicos que dé garantía de equilibrio. Eso se generaría en un líder con mucha experiencia y sobreposición a los actores políticos. Esos atributos no tiene Castillo. Debería buscar un primer ministro que los tenga y siga una orientación con que el Gobierno inició: de izquierda”, indica el politólogo Martín Navarro, docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Ricardo Palma.
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Precisa que debe ser alguien “que sabe el contexto en que se está gobernando y lo que necesita, no una izquierda ciega como la de Cerrón”. “Una figura con cierta orientación en esa línea ideológica, pero con vocación más democrática”, describe.
Para esta opción, empero, quizá ya sea demasiado tarde.
“Hace seis meses, un gabinete amplio, de independientes, con gente técnica adecuada, hubiera sido una solución. Cuando hay crisis, al menos temporalmente un cambio de gabinete ayuda”, comenta el psicólogo social Hernán Chaparro, investigador de la Universidad de Lima.
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“Lo otro es un riesgo: optar por buscar apoyo popular con propuestas demagógicas, de impacto, como la estatización de la banca con García, pero no tiene mayor apoyo fáctico. Le veo muy pocas posibilidades. Lo que haga me parece que no tendrá mayor impacto, ya que está muy dañada su imagen”, dice.
Tal es la situación que no esperan mucho del mensaje de 28.
“Salir de esa crisis no parece estar en la mente del presidente, sino durar lo más que pueda y en ese tiempo buscar unos objetivos como lo del magisterio y la Derrama. Es señal de que su agenda no tiene que ver con el país sino con su espacio político”, apunta la consultora Giovanna Peñaflor, de Imasen.
“Solo un adelanto de elecciones podría implicar salir de la crisis, pero no sé si al Gobierno le alcance para eso porque ha caído tanto que quizá ni le acepten bien que se quede hasta el próximo año”, expresa.
Buscar conciliar es ya imperativo, no solo manosear la idea.
“El discurso de Castillo tiene que venir con reflexión y autocrítica sobre este primer año. Es necesario un discurso de conciliación, no solo con sus ministros y Legislativo, sino con el propio pueblo que lo eligió. Y es necesario que el presidente presente un plan de gobierno real y tangible, en vez de continuar ideando promesas difíciles de cumplir. Eso implica contratar profesionales expertos”, dice la politóloga Yasmin Calmet, profesora de la Universidad Católica de Santa María, de Arequipa.
Aunque los caminos puedan ser varios, la efectividad se vislumbra en estrecho margen.
“Las opciones son estas: cambiar a un gabinete con premier que convoque, de trayectoria democrática y solvencia moral, con profesionales y técnicos de prestigio, transparencia y credibilidad; que plantee adelanto de elecciones generales; que renuncie; o agudizar el proceso de crisis política y acelere la anomia que vive nuestro país. Dudo que Castillo tenga la grandeza de dar un paso al costado”, anota el antropólogo Juan Gamarra, docente de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT).
David Sulmont, sociólogo, PUCP
“Castillo no da garantías para que alguien con peso propio se juegue a liderar un gabinete. Estamos en un entrampamiento hasta que algo fuerte genere indignación ciudadana que obligue a los políticos a reaccionar”.
Martín Navarro, politólogo, UNMSM
“Castillo podría concentrar en un gabinete de ancha base política y social a las fuerzas liberales, de derecha e izquierda democráticas. Dejar fuera a los extremos, pero sin discurso confrontacional”.
Hernán Chaparro, psicólogo, Universidad de Lima
“Hace 6 meses un cambio de gabinete hubiera ayudado. Ahora le veo muy pocas posibilidades. Lo que haga me parece que no va a tener mayor impacto porque está muy dañado en su legitimidad”.
Giovanna Peñaflor, consultora política, Imasen
“El adelanto electoral es la única opción para salir caminando de Palacio. No sé si le alcance para ese anuncio. Ha caído tanto que quizá ni acepten bien que se vaya a quedar hasta el próximo año”.
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Yasmin Calmet, politóloga, Universidad Católica de Santa María (Arequipa)
“Debe buscar alianzas con propuestas y un plan de gobierno real y factible, no fantasioso. Si no convence de que es apto para gestionar el país, no creo que su mandato pueda durar por mucho tiempo”.
Juan Gamarra, Antropólogo, Universidad Nacional de Trujillo
“No solo es necesaria una salida democrática y constitucional, sino que el Legislativo, corresponsable de la crisis, asuma las reformas que la sociedad exige para una transición pacífica con reglas claras”.