Un testigo que dedicó 16 años de su vida al Sodalicio desde que lo reclutaron como estudiante de secundaria en Arequipa, en 1996, hasta convertirse en supervisor regional de Piura, declaró a la Fiscalía. Pero desertó de la organización religiosa en 2012, impulsado por las revelaciones sobre abusos en agravio de menores y jóvenes por parte de personas de confianza del fundador Luis Fernado Figari Rodrigo, con quien mantuvo contacto directo, porque este era responsable del Sodalicio piurano. Fue precisamente cuando él cumplía funciones en territorio piurano que se enteró de la estructura secreta de los negocios del Sodalicio, manejada por el sacerdote sodálite Jaime Baertl Gómez y el laico Juan Carlos Len Álvarez.
“Ellos tienen el poder económico absoluto del Sodalicio”, aseguró sin dudar el exsodálite cuando fue interrogado por el fiscal especializado en Crimen Organizado Eduardo Castañeda Garay. Precisamente, la fiscal especializada en Lavado de Activos Manuela Villar Ramírez tomó como referencia los actuados por su colega Eduardo Castañeda para iniciar investigación contra Jaime Baertl Gómez y Juan Carlos Len Álvarez, entre otros jerarcas del Sodalicio, bajo la sospecha de lavado mediante una red de empresas offshore en Panamá e Islas Vírgenes Británicas, como informó La República.
Además de actuar como supervisor regional del Sodalicio, él ocupó una posición clave que le permitió conocer más a fondo las actividades sospechosas de la organización religiosa. Fue secretario personal del arzobispo de Piura, José Eguren Anselmi, estrecha, íntima y decisivamente vinculado con el fundador Luis Fernando Figari Rodrigo y el responsable de las finanzas del Sodalicio, el sacerdote Jaime Baertl Gómez.
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Íntimo. El arzobispo Eguren coordinaba con Figari y Baertl. Foto: difusión
La fe del exsodálite comenzó a crujir cuando en Piura sus superiores le presionaron para que pidiera fondos a los ciudadanos y así financiar sus actividades, lo que le pareció contradictorio porque el Sodalicio había comenzado a hacer grandes inversiones. Así lo relató:
“Jaime Baertl siempre estaba relacionado en el Sodalicio con el tema económico. Era como el asesor para todas las cosas económicas. Tú sabías de manera implícita que manejaba el tema económico y podía conseguir cosas. Tenía esas facilidades. En esa etapa, él nos alienta a que comencemos a pedirle un poco (de dinero) a la gente de Piura. (…) Yo comencé a pelear con el superior regional (del Sodalicio) porque solicitó que la comunidad nos solvente los gastos, porque a la par yo veía los negocios que estaban surgiendo en la ciudad. Se habían comprado tierras donde se estaba haciendo una urbanización. Y había un fundo agrícola de 800 hectáreas de cultivo de uva y banano orgánico. Para mí no era lógico. Mucha gente me decía: ustedes están metidos en esto y en lo otro. Yo sentía vergüenza de pedirles dinero. Yo les dije (a los superiores): Tenemos negocios supergrandes que la gente ve como rentables. Vivimos en la casa de uno de los ricos de la ciudad. No podemos estar pidiendo dinero”.
El testigo también se enteró de que los negocios del Sodalicio estaban relacionados con el tráfico de tierras, el despojo de predios de comunidades campesinas, y que incluso integrantes de la organización criminal ‘La Gran Cruz del Norte’ estuvieron relacionados con las invasiones de terrenos que luego compraban empresas relacionadas con el Sodalicio. La organización religiosa siempre lo negó. Incluso se emprendieron querellas contra periodistas que publicaron estos hechos. Pero esta vez un exsodálite que estuvo en Piura en esa época y que ocupó una posición que le permitió tener contacto con los protagonistas, confirmó ante la Fiscalía de Crimen Organizado que recibió información sobre el caso. Y que lo reportó a las autoridades del Sodalicio, pero estas no hicieron nada y encubrieron los hechos. Así lo dijo a la Fiscalía:
“Me dijeron que no podía ver nada de lo económico, porque de eso se encargaban directamente en Lima. Esta etapa era económicamente bien confusa. Estaban esos rumores con las tierras, que habrían sido tierras mal tomadas. Yo recibí una llamada de una persona de Piura, con solvencia económica, que me llamó muy confundido y me dijo: ‘esas tierras que están comprando son tierras que se las están vendiendo ilegalmente. Yo conozco a los propietarios. Y como tú eres mi amigo, te quiero pedir por favor que generes una reunión con las persona responsable para que podamos resolver porque estoy seguro de que ustedes no están enterados’. Yo me di por sorprendido. Supersorprendido. (…) Llamé al padre Jaime (Baertl Gómez), que era quien venía a ver este proyecto constantemente y le conté. (…) Mi sorpresa fue mayor porque me dijo: ‘No, no te preocupes. Esto no está pasando así. No te preocupes que nosotros lo resolvemos. Una vez más, con la confianza que tenía hacia Jaime (Baertl Gómez), dije: ya está resuelto. Luego me enteré posteriormente de que hubo muchas irregularidades y que grupos de traficantes de tierras y el Sodalicio (estaban) comprando las tierras a personas sabiendo que no eran los propietarios”.
Comprobado. El testigo informó al poderoso sodálite Jaime Baertl sobre los terrenos invadidos que adquiría el Sodalicio en Piura. Foto: difusión
El testimonio que el testigo formuló ante la presencia de los abogados de Luis Fernando Figari Rodrigo y otros jerarcas del Sodalicio, expuso la identidad de los responsables económicos de la organización. Él habló con lujo de detalles. Es un testigo excepcional. Explicó contundentemente quiénes detentaban el poder real en el Sodalicio, de esta manera:
“Había dos personas en concreto que manejaban lo económico, y era de conocimiento de todos, no había que buscar una prueba. Eran Jaime Baertl, quien lideraba todo esto, y Juan Carlos Len, quien cumplía un cargo más administrativo, más intelectual y manejaba los recursos, cuentas. Sabía lo que había detrás. Pero el hombre de negocios, quien tomaba las decisiones y conversaba con los empresarios, era Jaime Baertl. Y eso se manejaba sin mayor complicación, con una estructura encubierta y poca información hacia el resto. (…) Jamás nos mostraban ni un sol de lo que se movía. No se sabía nada. Siempre daban excusas tontas. (…) Así de sencillo mencionaría esos dos nombres, Jaime Baertl y Juan Carlos Len eran las personas que tenían el poder económico absoluto. Jaime Baertl trabajaba siempre en comunicación con Erwin Scheuch Pool (accionista de varias empresas del Sodalicio). No había mucha gente involucrada en el tema económico real”.
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El fiscal Eduardo Castañeda lo interrogó para que le dijera a quién dio cuenta sobre la compra de terrenos invadidos. No dudó en su respuesta:
-Y cuando dice que en su momento informó sobre la condición de las tierras que venían siendo compradas con irregularidades, ¿a quién se lo informó?
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-Directamente a Jaime Baertl. Cogí la información como delicada y en mi habitación realicé una llamada al padre Jaime Baertl. Su respuesta fue muy pasiva, poco sorprendida. Me dijo: ‘No te preocupes, todo está arreglado’.
El fiscal fue más a fondo. Interrogó por la organización criminal relacionada con las invasiones de terrenos que luego fueron adquiridas por el Sodalicio:
Víctimas. Campesinos piuranos afectados por el Sodalicio. Foto: difusión
-Con respecto a los hechos ligados al tráfico de terrenos, ¿tienen que ver con el caso de ‘La Gran (Cruz) del Norte’?
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-Sí, claro.
Ninguna duda.
También reveló que el arzobispo José Eguren estaba en constante contacto con el fundador del Sodalicio, Luis Fernando Figari, y el hombre que controlaba los negocios de la organización religiosa, Jaime Baertl Gómez. Lo sabía porque él trabajaba para Eguren. Así lo narró:
“(Eguren) mantenía un vínculo directo con Luis Fernando Figari. Es más, se llamaban seguido, porque yo mismo he contestado o he entrado a su escritorio y me ha dicho: “Estoy hablando con Luis Fernando, retírate”. Mantenía una estrecha vinculación con Figari, con Jaime Baertl. Iba a visitarlo cada vez que visitaba a la comunidad de Piura. Por lo menos una vez al mes tenía una reunión con el arzobispo siempre contándole los planes del Sodalicio y manejando ese vínculo. Mantenía su vinculación directa para decisiones mayores con Figari y Baertl”.
Así funcionaba el Sodalicio por dentro.
Sobre la red de empresas del Sodalicio, la fuente también hizo revelaciones: “Siempre creí que la institución por la que se hacía todo este trabajo era Inversiones San José, bajo la cual se hacían muchas de (las inversiones) económicas”, dijo.
“Y el parque de los cementerios tiene una propia organización, que es Parque de la Esperanza o Parque del Recuerdo. Pero no sé si están unidos por un solo nombre”, indicó.
“Si tuviera que mencionar nombres, estaba Inversiones San José, Agrícola San José, Agrícola San Juan, Parque de la Esperanza, Parque del Recuerdo y la inmobiliaria que en ese entonces no sabía con qué nombre surgió. Ahora sé que es Inmobiliaria Miraflores o algo así”, manifestó el exsodálite a la Fiscalía de Crimen Organizado.
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La declaración del exsodálite destapa a la cúpula del Sodalicio y sus presuntas actividades ilícitas en la compra de predios en Piura.