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Política

Un camino de dolor y lucha el de la familia Bustíos

Coraje. Viuda y con cuatro hijos, Margarita Patiño sacó adelante a su familia mientras batallaba por hacer justicia por el cruel homicidio de su esposo, Hugo Bustíos.  

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En memoria. Sharmelí Bustíos sostiene un cofre con parte de la tierra donde murió su padre. Foto: John Reyes/La República

Daniel Urresti, finalmente, fue sentenciado a 12 años de prisión por el asesinato de Hugo Bustíos y pasará todo ese tiempo tras las rejas, pero lo que no podrá hacer es borrar todo el dolor que le ocasionó a la familia del periodista por tan cruel homicidio ni revertir el sufrimiento por encontrar justicia durante 34 años en un sistema judicial en el que suele imperar la impunidad.

Sharmelí Bustíos Patiño, hija del reportero, dice sentirse reivindicada y que la justicia ha dejado de ser evasiva frente a una larga y muy dura batalla legal que lideró su madre, Margarita Patiño, fallecida en el 2016 en un lamentable accidente automovilístico. “Cuando se halla justicia, lo que uno siente es reivindicación. La justicia se ha reivindicado con nosotros, ya no es más evasiva. Yo diría reivindicación y sentirte reconfortada de que tu voz haya sido escuchada”, dice Sharmelí.

Desgaste e impunidad

La hija de Hugo Bustíos aún recuerda el duro golpe que sintió aquel 4 de octubre del 2018 en que Urresti salió bien librado. “Yo me debatía entre la esperanza y la desesperanza, toda vez que el 4 de octubre del 2018 se emitió una sentencia absolutoria a favor de Urresti, luego de 3 años y 3 meses de juicio. Al dictaminarse la absolución, fue un golpe muy duro para mí porque se tenían todos los elementos probatorios para dictaminar su responsabilidad. No me cansé ni me cansaré de calificarla como una sentencia vergonzosa”, recuerda.

Bustíos Patiño afirma que no ha sido nada fácil para su familia hallar justicia por el asesinato de su padre en un sistema judicial que apuesta por el agotamiento y en un país donde la balanza de la justicia se inclina hacia la impunidad.

“Es un sistema judicial que, lamentablemente, apuesta al cansancio y al desgano. Implica varios años de toda una lucha perseverante y dura, sobre todo en un país como el nuestro, que suele apostar por una impunidad permanente”, afirma. 

Prenda. La camisa que usó Hugo Bustíos cuando lo mataron. Foto: difusión

Una mujer coraje

Sharmelí reivindica a su madre Margarita como la mujer que con coraje y dignidad emprendió esta cruzada por encontrar a los responsables del asesinato de su esposo, con 4 hijos que tuvo que sacar adelante sola.

 “No es fácil para una mujer de 36 años sacar adelante a 4 hijos. Mi madre lo supo hacer con mucha dignidad, con mucha paciencia, coraje, fortaleza, y paralelamente estaba nuestro clamor de justicia por el asesinato de mi padre”, dice.

Convertida en cabeza de familia, Margarita Patiño asumió la empresa de compras de productos agrícolas de la zona que dejó Hugo Bustíos y comenzó a cocinar platos típicos en un local de esparcimiento que lograron tener.

“Mi madre asumió las riendas de la empresa. Era una mujer que cocinaba muy bien. Hacía platos típicos, llegamos a tener un lugar de esparcimiento que vende comidas típicas de la región”, cuenta.

Con tan solo 14 años, Sharmelí tuvo que poner el hombro y hacerse cargo de sus hermanos. “Como hija mayor, asumo prácticamente el cuidado de mis hermanos porque mi madre se convierte en cabeza de familia”, relata.

El legado del padre

Como un hombre de principios, defensor de los más desfavorecidos y de una gran valentía a la hora de denunciar las violaciones a los derechos humanos, en medio de un fuego cruzado entre Sendero Luminoso y los militares, así recuerda Sharmelí a su padre, Hugo Bustíos.

 “Fue un hombre consecuente con sus principios, vivió en defensa de la verdad, de los más desfavorecidos, y eso lo hace  grande y admirable. Como periodista, supo enfrentar esas circunstancias con mucha valentía, no le temblaba el pulso al momento de denunciar lo que estaba pasando en Huanta. Se convirtió en la voz de aquellas personas que no la tenían y contra quienes estaban cometiendo una violación sistemática de los derechos humanos. Recibía amenazas, pero se mantuvo de pie; eso le costó la vida, lamentablemente”, refiere.

 Sharmelí estudió Periodismo y aprendió del oficio desde pequeña, ayudando a su padre a ordenar su redacción en Huanta. “Mi amor por el periodismo nació por mi padre, con él iba a los estudios de radio Amauta para escuchar los noticieros. Lo ayudaba arreglando su sala de redacción”, recuerda con mucho orgullo.