La expresidenta del Tribunal Constitucional, Marianella Ledesma, sostiene que existen dos salidas a la crisis política y social ante el bloqueo del adelanto de elecciones: la renuncia o la vacancia de Dina Boluarte. También sostiene que existe una "Fiscalía selectiva", pero, según considera, ello no detendrá que la jefa de Estado responda ante la justicia por los cerca de 50 muertes producto de los enfrentamientos entre fuerzas del orden y manifestantes.
— La Comisión de Constitución ha bloqueado el debate de la delante de elecciones hasta agosto y la presidenta Boluarte se mantiene en silencio, ¿Hay alguna salida jurídica a la crisis?
— Una salida a esta crisis política: adelantemos las elecciones utilizando los canales constitucionales. No ha sido exitoso como ya todos conocemos. Hablando de una respuesta jurídica, sí existe: la renuncia de la misma señora Boluarte al cargo. La otra: la posibilidad de la vacancia, como siempre 87 votos para retirarla del cargo.
— En el caso de la renuncia, bueno, está en ella esa posibilidad de abdicar al cargo y debe ser consciente en analizar dos cosas: nadie niega —yo soy la primera en reconocer — que es la presidenta por sucesión constitucional, pero otra cosa es tener legitimidad para ejercer el cargo. En eso precisamente adolece, de legitimidad.
Ella está sentada ahí, enarbolando las banderas de Perú Libre y del grupo de la plancha presidencial que le llevó al cargo, nos guste o nos guste. ¿Y qué ha sucedido? Que cuando ha llegado al cargo lo que menos ha hecho es sostener las banderas de sus electores y más bien ha hecho todo lo contrario: asumir posiciones del grupo no ganador.
Eso ha llevado a enervar también a sus electores que mayormente vienen del sur, porque de ahí han sido los votantes de Castillo y ella también viene del sur. Y un segundo tema es que cuando ella ejerce el poder lo hace contrario a lo que dice la Constitución, que dice que uno ejerce el poder, sea presidente o congresista con limitaciones. No es que el poder es limitado, irrestricto y hago lo que quiero, no. El artículo 45 dice que el poder se ejerce con limitación y sobre todo con responsabilidad. Esto último no lo viene ejerciendo la señora Boluarte. Ella ha declarado estado de emergencia…
— Y ha restringido algunos derechos…
— Tiene que asumir la responsabilidad de esa decisión. ¿Qué ha generado esa decisión? Hasta el momento hay 48 personas muertas directamente por ataque o enfrentamiento con la policía. También hay otros muertos, llegan a 60 en total. Entonces, hay un ejercicio no responsable de cuidar y velar el orden público, que es su atribución. No hay proporcionalidad, no hay razonabilidad.
Por decir, hay una turba de manifestantes, como dicen las noticias, que van a tomar un aeropuerto y lo primero que hace la Policía es de frente disparar a la nuca, al corazón, a determinadas partes del cuerpo para matar. Hay todo un patrón de personas que han muerto ciudadanos de esta manera. ¿Cuál es la responsabilidad en relación con ello? No hay nada hasta el momento.
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Eso deslegitima y por eso es por lo que vemos que la gente protesta, reclama, y eso hace débil a un gobierno, sobre todo a una mandataria. El señor Merino con dos muertos renunció. La señora ya con 60 muertos en total y ella sigue igual. Ese es un mecanismo, la renuncia. Y el otro tema es el Congreso la vaque. Hay una moción de vacancia, habrá que buscar sus 87 votos, argumentos hay en demasía y que sean invocados. Bueno, esas serían las salidas, constitucionalmente hablando.
— ¿Por qué no se habla tanto de la responsabilidad política de Boluarte en este estallido social?
— Yo no creo que la señora Boluarte pueda asumir las riendas de dirección de un país con el sur alzado y, sobre todo, paralizado. El país es ingobernable y se necesita ineludiblemente encontrar una solución. El tema del adelanto de elecciones ya fue, ya pasó, lo que va a quedar es o la vacan o se van, así de sencillo. ¿Justificaciones? Habrá que llegar a una negociación o a un acuerdo político.
El sur, o por lo menos el grupo de las banderas de Castillo y la “sucesora” Boluarte, ponían el tema de la asamblea constituyente. Es un tema que hay que mirarlo con pinzas porque la asamblea constituyente es un argumento que no tiene un contenido en sí. Partamos de que la Constitución actual se tiene que modificar, se tiene que reformar inevitablemente. Un ejemplo, que hemos vivido hace poco con Castillo, está en el artículo 117, se hablaba de que si es la corrupción podía permitir apartarlo del cargo. El artículo 117 no tenía eso. Y así, una serie de artículos que podemos sacar de la Constitución.
Se requiere revisar la constitución, se requiere adecuarla, ajustarla. Eso se puede hacer a través de una asamblea constituyente. Que no lo haga el propio Congreso ordinario constituido. Que se designe un Congreso revisor constituyente, paralelo al Congreso ordinario. Y esa reforma se tendría que hacer invocando la propia constitución, el artículo 206, que habla de la reforma total o parcial de la constitución.
Pero, termino con esta reflexión, yo no creo que el destino y el éxito del país sea cambiar la constitución. El destino y el éxito del país es tener buenos gestores, eficientes gestores, que permitan remover la inercia, la ineficiencia del Estado. Lo que hemos tenido en estos años, en estas décadas, hemos tenido presidentes que hablan y que hacen cualquier cosa, pero menos gestionar recursos. Por eso es que tenemos que los beneficios del modelo económico no han llegado a todos.
— Siguiendo la línea de lo que es la asamblea constituyente, desde derecha y centro, se dice que no es el momento de la asamblea. ¿Considera que este es el momento para reformar la constitución?
— Por supuesto que sí, pero no por este Congreso, sino por personas a las que se les encargue esa misión, que el pueblo les encargue esa visión de revisar la constitución, que se elija una constituyente, que no sea el Congreso ordinario, nada que ver. Tienen que ser personas que estén destinadas a entregarnos un producto elaborado de todo un modelo constitucional ajustado, revisado de lo que se tiene, no parchado como lo que tenemos ahora. El Congreso modifica un artículo, modifica un otro, es un parche. Necesitamos reescribir nuevamente esta constitución del 93, actualizarla, y para eso encargar expresamente, encomendar a constituyentes para que hagan esa labor.
¿Y por qué no lo puede hacer el futuro Congreso, como dijo Boluarte? Sencillamente porque son jueces y parte. Este Congreso también hubiera podido reformar, y hay grandes reformas que podría haber hecho, pero no lo hacen o quieren hacerlo más pensando en sus intereses. Por decir, la reelección de los congresistas. Más que la reelección debería pensarse la renovación por tercios del Congreso. ‘Ah no, ese tema no lo tocamos’. La renovación por tercios no se toca; la reelección, eso sí. Por eso yo no creo que el Congreso ordinario constituido no puede hacer ninguna reforma.
— Con la decisión de la Comisión de Constitución de no debatir el adelanto de elecciones, este Congreso estaría en funciones, como mínimo, hasta 2025 y es muy probable que sigan intentando sacar adelanto cuestionadas reformas a la Constitución
— Ya no podemos seguir manteniendo una Constitución parche, donde según la coyuntura van modificando. Como ahora los del JNE y el sistema electoral no encajan en su lógica, quieren intervenir modificando este diseño. Yo considero que, si se va a reformar la Constitución, que sea una revisión total institución por institución, veamos el sistema electoral en toda su dimensión, veamos por ejemplo el Tribunal Constitucional en toda su dimensión, el peso y contrapeso de una institución u otro congreso legislativo. Eso nos va a hacer un país más institucional, más serio.
— La presidenta Boluarte también se quedaría hasta 2025. Insiste en que no va a renunciar al cargo a pesar de que hay 74% que pide su salida, ¿cuál cree que sea el motivo para aferrarse al cargo?
— Ella tendrá las razones y las justificaciones, pero uno tiene que ser racional, uno tiene que estar súper objetivo en tomar las decisiones. Ella tiene que empezar señalando que es presidenta electa pero no tiene legitimidad. Yo no sé si va a poder vivir en el país, pasear, irse a su tierra, ir a Puno, Ayacucho, Cusco, esas zonas. Por lo menos, no va a transitar como una ciudadana de a pie.
Uno tiene que trascender en el cargo y tener la libertad de caminar libremente en nuestro querido país. Uno tiene que saber administrar el poder. Creo que eso es una gran debilidad de los mandatarios, que no administran el poder, que se obnubilan del poder, que la ejercen sin responsabilidad. Yo no creo que vaya a poder hacer un gobierno, ni siquiera de transición, en estas condiciones del interior del país.
— Fuentes dicen que Boluarte, por pedido de Otárola, no dimite por temor a ser procesada. En la era de Castillo, se veía a una fiscal de la nación más presente, más abierta a la prensa, pero en este gobierno parece lo contrario, ¿cómo ve la labor del Ministerio Público?
— Tenemos una Fiscalía selectiva, un Ministerio Público selectivo. Me hubiera gustado —y espero que todavía suceda ello— que la Fiscalía de la Nación —así como investigó con toda emoción y fervor, que aplaudí, que haga investigación con el tema de corrupción del señor Castillo— también haga la misma labor de eficiencia y de compromiso que demostró con el anterior presidente. Hay que tratar a todos por igual, sobre todo cuando están en sospecha de delitos. Ese miedo que se le atribuye a Boluarte (de ser procesada), ese miedo no va a cesar manteniéndose en el cargo, ese miedo le va a perseguir toda la vida.
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Y que está en el cargo no le va a blindar del miedo, ese miedo es un karma que le va a acompañar toda su existencia. Pero más allá del karma que le pueda acompañar su existencia, también hay que recordar que va a responder a una justicia transnacional, a una justicia supranacional, que es la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Va a tener que responder por todos estos actos, porque, repito, el poder se ejerce con responsabilidad.
Ni este Congreso ni el futuro le van a salvar, ella misma tendrá que responder por toda esta situación que han generado sus órdenes, sus mandatos. Le había escuchado decir ‘Yo no he ordenado, yo no he dicho que disparen’. ¿Acaso el señor Fujimori ordenó que el grupo Colina hiciera una intervención a toda la gente que estaba en la pollada, en Barrios Altos? En nuestro país existe la teoría del autor mediato.
— Y fue la misma Corte Interamericana la que ordenó que se investiguen esas masacres...
— En este país, en nuestro país, la justicia nacional cerró el caso, lo mandaron al fuero militar, y ahí cerraron el caso. No pasó nada con la muerte de esas intervenciones que hizo el grupo Colina, que eran 12 personas. Pero fue la Corte Interamericana la que ordenó al Estado peruano que haga esta investigación. Eso no se va a quedar así. El miedo de la señora Boluarte, le digo, es el karma que le va a seguir toda su vida. No se va a quedar acá. Habrá una justicia supranacional que ordenará al Estado peruano y al gobierno de ese momento que siga haciendo las investigaciones.
— ¿El Congreso también tiene una cuota de responsabilidad política?
— Bueno, de hecho que su responsabilidad política hubiera permitido apaciguar estas protestas que se viven en el sur, pero esa carta ya la han quemado y definitivamente no la van a usar. No creo que hasta el 10 de febrero vayan a lograr algo. Pero el Congreso sí podría perfectamente negociar sacar a Boluarte, colocar a un presidente del Congreso en la escena, controlar las elecciones a seis meses. Para mí es una mezcla de ajedrez, Boluarte ha sido utilizada como un peón nada más para mover la tabla.
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— Se veía a Boluarte como una figura que iba a asegurar que se cumpla el mandato constitucional del 2021 al 2026
— También era una opción, pero es poner a Boluarte como carne de cañón, ponerle la delantera. Tú cuando piensas una partida de ajedrez, muchos ponen a los peones adelante para que vayan, eso es lo que ha sucedido en este juego de ajedrez político. Las razones o por qué fue colocada como peón en la tabla del ajedrez político y cómo aceptó ser eso, bueno, lo asumirá quien aceptó. Todavía no hay un jaque mate al rey, (pero) ella ya va a salir. Yo no la veo con piso en el tablero político. No la veo a la señora Boluarte, va a ser reemplazada, en alguna movida va a salir, eso es inevitable. No va a poder sostenerse.
— En ese caso, el presidente del Congreso, no necesariamente José Williams, asume el Gobierno, ¿hay algún congresista que crea que tenga el liderazgo para asumir el Gobierno?
— No, no, no. Yo del Congreso muy poco los conozco, muy poco podría opinar de sus integrantes. Sé que son fuerzas políticas que están representadas ahí y que en este escenario perfectamente puede llegarse a negociaciones para apoyar la vacancia, ingresar el presidente del Congreso, será Williams o se podría negociar su permanencia. Todo es posible en una mesa de negociación política. Pero creo que la segunda escena es la vacancia. La primera (adelanto de elecciones) ya fue.
— Los partidos ya piensan en un eventual adelanto de elecciones. El personero legal del Partido Morado ha dicho que usted es “morada”…
— No, yo no soy morada. Yo fui invitada para que analice una propuesta y la sigo analizando para incorporarme al partido y asumir un proyecto de una candidatura presidencial. Son propuestas, son invitaciones, me gustaría participar en el partido como una militante y luego asumir este cargo. Tengo que ser clara: yo toda mi vida he sido una funcionaria pública.
El año pasado he cesado más de 40 años de servicio al Estado. Soy formalmente cesante del Estado. Y ahora me vienen a hablar de otros formatos de trabajo, que me dedique a la actividad política partidaria, militante. Yo lo estoy reflexionando porque es otra dinámica y eso implica mucha responsabilidad. Hasta ahora no he dado una respuesta.
— En esta nota que hemos publicado también se habla de una plancha compartida con Francisco Sagasti y el rector de la UNI. ¿Tiene algún comentario sobre ellos?
— No, no, yo no... La verdad, todos estos temas internos yo desconozco. No sé cómo lo estarán organizando. Lo único que concreto es esa invitación a formar parte del partido para asumir una candidatura.
— ¿A usted le han ofrecido una vicepresidencia o ser la candidata presidencial?
— No, no, no. Yo... Lo único que me han ofrecido es militar para ir a una candidatura, pero no con los detalles de la ubicación. Porque, además, eso se supone que tiene que verse orgánicamente dentro de un partido. Dentro de una militancia, la gente tiene que expresarse, tiene que ser democrática esa designación.
— ¿Cuándo tendría una respuesta a esta invitación?
— No sé, será de acá a una semana. Ahorita estoy ocupada en las actividades de la universidad, mirando plan de horas. Tengo que dictar mis clases, soy profesora ordinaria
— ¿Ha recibido invitaciones de otros partidos?
— No, no.
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— ¿Ve algún otro partido serio en el que desee militar?
— Para mí la política partidaria y militante sería por primera vez en mi vida asumirla, porque nunca he hecho esa labor. Yo ingresé al Poder Judicial a los 18 años como practicante, me quedé ahí en el Poder Judicial y terminé en el Tribunal. Entonces la lógica militante partidaria no me es muy familiar. Eso no significa que yo no tenga ideas políticas.
Todo ciudadano debe tener ideas políticas de su entorno, de su país, de las relaciones del Estado. Siempre me ha gustado ser muy crítica y reflexiva sobre nuestra vida social, pero no esa práctica de militar en un partido la estoy reflexionando. No es lo mismo ser juez de una corte, decidir casos para el Estado e inclusive decidir en un colegiado; a una militancia partidaria que tiene otra lógica diferente. Por eso lo estoy pensando.