Por Nicolás Lynch (*) Uno de los sectores en los que abundan los políticos charlatanes en el Perú es la educación. La razón es la extrema necesidad en que vive el sector. Una necesidad que surge del abandono del Estado, principal proveedor del servicio y se supone que garante del derecho del pueblo a una buena educación. Históricamente, esta charlatanería política se ha concentrado en los maestros, pero no para proponerles algún beneficio sino para maltratarlos. El tema recurrente han sido los bajísimos sueldos docentes y la disputa por, generalmente, míseros aumentos. La rentabilidad política, sin embargo, para estos charlatanes ha sido muy alta. Qué importa si las promesas se disuelven con la inflación o con la realidad de una escuela pobrísima, los votos ya están en el bolsillo y a otra cosa mariposa. Si observamos una serie histórica de los últimos 40 años de sueldos de los maestros podemos ver cómo las promesas suben y los sueldos bajan. El último episodio de este maltrato es la promesa de Alejandro Toledo de duplicarles el sueldo a los maestros como, supuestamente, lo habría hecho en su primer gobierno. Para empezar no es verdad esta duplicación: si tomamos valores promedio, el sueldo fue de 690 a 1,100 soles y eso significa 62% de aumento, necesario e importante pero no el doble. Sin embargo, la pregunta de fondo es: ¿este aumento cambió la educación? Todos sabemos que no. El asunto de fondo es la transformación educativa que nos debe brindar una educación de calidad. Sin una nueva educación la miseria de la escuela se comerá cualquier aumento. Y esto lo saben los maestros mejor que nadie. Por ello, el eje del cambio educativo es un programa de conjunto, el Proyecto Educativo Nacional (PEN), que tiene el más alto consenso y está debidamente presupuestado y calendarizado. Con él tiene sentido el aumento, también consensuado en el Acuerdo Nacional del 3% al 6% del PBI como presupuesto educativo en los próximos cinco años. En ese contexto es real aumentar el sueldo del magisterio y además restituir diversos beneficios a la función docente. Pero, repetimos, transformando la escuela, no solo vendiendo fantasías. ¿Por qué la mayoría de los políticos no habla del PEN ni del 6% del PBI como meta? Porque ello los compromete de verdad con una transformación que tarda generaciones y cuyos resultados probablemente no verán luego de cinco años de mandato. Solo aquellos que tienen el coraje indispensable para trabajar por el país y las futuras generaciones se atreven a plantear soluciones de fondo y no cantos de sirena que mueren en las playas del poder. (*)Candidato al Congreso por Gana Perú www.nicolaslynch.com