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Política

Walter Albán: “Una coalición mafiosa es, en el fondo, frágil; si la ciudadanía se moviliza, la puede sacar”

El exdefensor del Pueblo asegura que existe una 'alianza mafiosa' entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, cuyo objetivo ha sido controlar determinadas instituciones para su propio beneficio. 

larepublica.pe
Riesgo. Walter Albán coincide con Julio Velarde en que la crisis política afecta lo económico. Foto: difusión

Walter Albán advierte que la única forma de detener al poder mafioso enquistado en el Congreso y Ejecutivo es con una movilización ciudadana en la que sectores de diferentes pensamientos políticos se unan en una agenda común contra los sectores antidemocráticos.

El Tribunal Constitucional decidió que el nuevo miembro vea causas en las que no ha sido parte, como el de Patricia Benavides. ¿Es posible?

—Legalmente es cuestionable, pero sobre todo es una decisión inmoral. A todas luces esto muestra una manipulación, una intención clara de blindar a la señora Patricia Benavides, que ante el país ha quedado demostrado que es responsable de una cantidad de situaciones y hechos que definitivamente la descalifican no solo como fiscal de la Nación, sino como fiscal. Y creo que hay que reaccionar.

—¿Cómo reaccionar?

—Estamos en los límites de lo que es el ejercicio abusivo del poder, porque esto es una cadena de decisiones, no es un hecho aislado. El Congreso ha tomado la decisión de controlar determinadas instituciones, y comenzó hace bastante tiempo. Ha copado el Tribunal Constitucional: tenía garantizado el favor de cuatro de los miembros por lo menos, y ahora se ha asegurado de colocar un quinto que le permita tomar decisiones de esta naturaleza. Esto es parte de un proceso que está al límite de la legalidad. De manera que lo que tiene que producirse es una reacción ciudadana. Ellos siguen apostando a que la gente no reaccione, a lo que aparentemente se han acostumbrado. Pero el pueblo peruano ha dado muestras siempre de que al final termina reaccionando. Lo que preocupa es que esa reacción pueda resultar fuera de cauces regulares. Por tanto, están jugando con fuego.

—De no hacerlo, ¿quiénes serán los más perjudicados? A la larga, será el pueblo.

—Así es. Por eso digo que no es un hecho aislado. La señora Benavides juega un rol en esta manera abusiva de ejercer el poder en el país, que sobre todo lo hace el Congreso, y no por razones políticas, no porque haya grupos de derecha o conservadores, sino que son intereses mafiosos, que de alguna manera están impregnando en todo el aparato del Estado. Ella (Benavides) les resulta funcional. Y a partir de allí pueden continuar destruyendo lo poco que nos queda de institucionalidad. Esa es la preocupación de fondo. Destruir la democracia no es una cuestión negativa solo porque no podríamos vivir con tranquilidad y con los mecanismos que la Constitución consagra para proteger derechos, sino que tiene consecuencias directas en pobreza, en déficit de los servicios que el Estado tendría que brindar, en salud, educación; en cómo la corrupción sigue avanzando y corrompiéndolo todo. Están destruyendo el país, nos están afectando la vida a millones, a la gran mayoría de peruanos que no estamos de acuerdo con un poder concentrado de esta manera, abusivo y mafioso.

—El presidente del BCR, Julio Velarde, dice que la crisis política afecta lo económico y que se requiere reformas fundamentales. ¿Cuáles deben ser?

—Por eso decía que esto nos está dañando la vida. Estamos ante la improvisación, ante la idea de que hay que ejercer el poder por el poder, y mantenerse en él lo mayor posible. Y eso nos está haciendo un enorme daño. Esta inestabilidad no genera condiciones para que haya inversión, sobre todo extranjera, que es lo que más se necesita en el país. Lo que dice el doctor Velarde aborda una dimensión muy importante de la economía en el país, pues explica también que hay otros aspectos que resultan afectados por esta manera abusiva y antidemocrática de ejercer el poder, en la que han hecho alianza principal el Congreso y el Ejecutivo y todo lo demás queda subyugado a ellos.

—Desde el 2011, cuando Keiko Fujimori perdió frente a Kuczynski y anunció que gobernarían desde el Congreso, se ha usado la vacancia como extorsión. ¿Este Congreso podría iniciar los cambios necesarios?

—Este Congreso no, porque se ha confabulado una alianza mafiosa. Las medidas que se están aprobando promueven la criminalidad organizada y eso nos está llevando al abismo. El 2020 se aprobó una modificación en la Constitución para que toda persona condenada por delito doloso no pudiera postular, lo que hacía que, por ejemplo, el señor Kouri, el señor Cerrón, el señor Antauro Humala, etc., no pudieran postular a cargo de elección popular, pero el Tribunal Constitucional actual ha hecho una interpretación y dice que los que ya cumplieron su pena sí pueden hacerlo. Y más grave es la eliminación de las denominadas PASO, que nunca llegó a funcionar, pero que nos podía permitir a los ciudadanos participar en la designación de qué organizaciones pueden competir en una elección y quiénes de esas organizaciones tenían las calificaciones para ser candidatos o candidatas. Se acaban de tirar abajo esas reformas. Y ahora quieren ir a elecciones para repartirse el poder como lo han venido haciendo, que es lo que ha permitido la situación en que estamos.

—¿Qué hacer?

—Institucionalmente, nos han cerrado casi todos los ámbitos, hay por ahí todavía algunos espacios en el sistema electoral y judicial, pero están detrás de ellos, así como de la Junta Nacional de Justicia, para destrozarla, o con proyectos alternativos como el que propone la exfiscal Gladys Echaíz… Tenemos que recuperar el país. Es tiempo de que la ciudadanía reaccione. Hay que valorar esfuerzos en esa dirección, como el pronunciamiento de una suerte de coalición ciudadana, donde personas de diferentes banderas políticas proponían buscar una fórmula que nos permita unirnos para hacer frente al poder abusivo, y por eso han recibido ataques de ese sector a través de troles, pues se han dado cuenta de que allí estaría el germen de lo que podría hacer que se les agote la posibilidad de ejercer el poder como lo han hecho hasta ahora. Esa coalición ciudadana debe ser fortalecida con aquello que nos une, que permita hacer una movilización masiva. El poder abusivo de una coalición mafiosa es, en el fondo, frágil; si la ciudadanía se moviliza, la puede sacar fácilmente.