La congresista del Partido Morado y exministra de Educación Flor Pablo señala que el gobierno debe dar gestos más contundentes contra la ley de contrarreforma universitaria. Demandó que Pedro Castillo intente convencer a los congresistas de Perú Libre, porque con sus votos se podría detener lo aprobado esta semana.
El presidente Pedro Castillo ha dicho que observará la ley contra la reforma universitaria. El Congreso puede aprobarla por insistencia. ¿Le parece un gesto suficiente, o espera algo más del gobierno?
Se necesita una acción mucho más contundente de parte del Ejecutivo. El ministro no ha salido a hacerle frente a una mayoría en el Congreso que afecta a la Sunedu y al rol rector del Ministerio de Educación. Hay algo que ha pasado desapercibido. De un consejo directivo autónomo se ha pasado a uno de representantes más político…
Muy parecido a lo que fue en su momento la Asamblea Nacional de Rectores (ANR).
Así es. Pero hay otra cosa importante. Se ha cambiado el objetivo de la ley, que es “normar la creación, funcionamiento, supervisión y cierre de universidades”. Esa frase, que es el corazón de la ley, la han eliminado.
La Sunedu no podría cerrar una universidad que no cumpla con los estándares de calidad exigidos, por ejemplo.
Correcto. Le quitan el rol rector al ministerio, le cambian la composición a la Sunedu y entonces volvemos al esquema anterior. Por eso se ha insistido en que es una de las contrarreformas más peligrosas para el sistema universitario porque lo que hace es desmantelar lo avanzado. Antes, las universidades…
Eran juez y parte.
Así es.
¿Qué más podría hacer Castillo, fuera de observar la ley?
El partido al cual él pertenece debiera hacer público su cambio de posición. Del total de congresistas de Perú Libre, solo cinco votaron en contra de la contrarreforma. Si PL se retractara y respaldara a su presidente, tendríamos votos para cambiar esto. Por eso, esperaría a un presidente convocando a su bancada y a un ministro de Educación mucho más activo. Hemos visto al superintendente (de la Sunedu) en una defensa solitaria. Se necesita una acción más fuerte y sólida. El ministro debe ser consciente de que le restan absoluta rectoría.
¿Usted cree realmente que el presidente pueda convencer a su bancada?
Yo, la verdad... ellos (PL) han sido promotores de esta ley así que veo complicado ese escenario. Por lo menos mi expectativa es ver el gesto. Asumo realistamente que la bancada de PL va a mantener su posición.
¿La opción para revertir la ley sería a través del Tribunal Constitucional, entonces?
El escenario es la acción ciudadana. El Congreso tiene que sentir que la ciudadanía en su mayoría no está de acuerdo con esta contrarreforma. Hay colectivos que se están organizando para iniciar la acción de inconstitucionalidad y esas son el tipo de acciones que se necesitan ahora. Es el momento de la movilización ciudadana que haga notar al Congreso su grave error al desbaratar el sistema, con un ministerio rector, con una superintendencia y con autonomía universitaria pero con límites, porque no se puede hacer todo lo que uno quiere. Autonomía sí, pero con contrapesos y equilibrios.
Más allá de que esta norma es un gran paso atrás, también hay que decir que la reforma necesita mejoras, ¿correcto?
Por supuesto. Esta no es una defensa a una reforma que consideramos perfecta. Tiene márgenes de mejora. Por eso en el bloque parlamentario a favor de la reforma hemos presentado proyectos que buscan fortalecerla. Se ha planteado que todos los miembros de la Sunedu sean por concurso, donde todo sea por mérito.
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Hay actores que reclaman no haber sido partes activas de la reforma.
Los rectores y otros actores universitarios dicen que no han participado. Posiblemente, es cierto, no han estado muy cerca. Por eso se ha planteado también un consejo consultivo. Eso quiere decir que ellos podrán participar, con voz aunque sin voto, porque la autonomía de la Sunedu hay que cuidarla.
Le cambio el tema. ¿Considera que adelantar elecciones generales puede ayudar a aliviar la crisis?
Yo creo que sí. Estamos en una crisis política generada por la incapacidad del gobierno, con sus indicios de corrupción y funcionarios sin idoneidad. Y también estamos ante un Congreso que le juega en contra a los intereses nacionales. Es una situación en la que hay desconfianza y descrédito para el Ejecutivo y el Legislativo. En un contexto como ese, sumada a la polarización que no se ha podido superar, yo considero que hay que tener un adelanto de elecciones. Pero...
¿Con reforma?
Es que esto que estamos viviendo es una historia conocida. Al final eso le afecta al ciudadano. La crisis política afecta a la mesa, a la alimentación. Entonces, sí, un adelanto de elecciones pero con un acuerdo mínimo de algunas reformas.
El asunto es que esa reforma la tendría que aprobar este Congreso desacreditado.
Hay que explorar otros caminos. Estamos en un momento para ver rutas, pero el tema es que no hay consensos entre los parlamentarios. ¿Este Congreso haría las nuevas reglas? Es una posibilidad que no genera confianza necesariamente.
¿Entonces?
Podríamos avanzar hacia un recorte de mandato. Es decir, nuevas elecciones generales, no para cinco años si no para completar el periodo, con un gobierno de transición y reconstrucción institucional que haga reformas básicas. Recortar el mandato presidencial y del Congreso. Nos vamos todos.