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Política

Michael Shifter: “El nivel de polarización en el Perú es muy peligroso, es muy extremo”

El presidente del Diálogo Interamericano, residente en Washington, no considera que el país se vaya a convertir en “otra Venezuela”, pero sí le genera preocupación la composición del gabinete encabezado por Guido Bellido.

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Mirada. Shifter señala que, desde afuera, Pedro Castillo es mirado con mucha preocupación por un sector de derecha, aunque en general hay escepticismo frente a lo que puede hacer. Foto: Archivo La República

El presidente del Diálogo Interamericano en Washington, Michael Shifter, ofrece sus impresiones sobre lo que ve hasta ahora del Gobierno de Pedro Castillo, a propósito del primer viaje oficial del presidente que, mañana lunes, cumplirá actividades en Washington.

En el Perú la polarización política se mantiene muy fuerte. ¿Cómo ven desde afuera a Pedro Castillo?

Hay algunos sectores de afuera que lo ven con bastante preocupación, como parte de una tendencia muy de izquierda, muy radical dentro de América Latina. Sin embargo, creo que en general la sensación es que todo está por verse. Castillo tiene menos de dos meses como presidente y la impresión es que no hay, todavía, políticas muy claras y coherentes.

¿Falta definición?

En efecto, como que falta definición. Hay mucha curiosidad por Castillo porque se trata de un outsider, de alguien que llegó a la presidencia contra todos los pronósticos y la espera es por conocer cuál es un poco la línea que él va a trazar. Hay algo de preocupación también porque a la gente le gustaría tener señales un poco más claras y consistentes, sin embargo, todavía hay tiempo para alcanzar ese tipo de definiciones. De detalles.

Cuando me dice que hay un sector que lo mira a Castillo con preocupación, imagino que se refiere a uno más…

Más de derecha.

¿En Estados Unidos?

En Estados Unidos y en todas partes. Hay sectores más de derecha que están convencidos de que esto, si no es Venezuela, por lo menos encaja en el marco de un tipo de gobierno muy de izquierda, muy autoritario, sin remedio, dados los antecedentes del presidente Castillo, del señor (Guido) Bellido, que conduce el Consejo de Ministros, y de otros miembros del gabinete. Esta es la conclusión de un sector muy de derecha.

Mientras que el resto se mantiene escéptico.

Así es.

¿Y usted cómo lo ve? ¿Se adscribe a ese escepticismo de la mayoría?

Bueno, no estoy de acuerdo con esa opinión del sector más de derecha. Yo no veo el peligro de que Perú vaya a ser otra Venezuela. Lo que sí, me preocupa un poco la composición del gabinete, por la presencia de algunos ministros que, según lo que he leído, generan ciertas interrogantes, inquietudes y preocupaciones. Siempre, en todos los gobiernos, hay una combinación de lealtad con capacidad, ¿no? Eso hay en todas partes, incluyendo en Estados Unidos. Pero en el gabinete actual (de Castillo), dados los graves problemas que enfrenta el Perú y las soluciones prácticas que se necesitan, se requiere gente que realmente tenga experiencia, conocimiento, capacidad y que pueda hacer una gestión eficaz. Dada la composición del gabinete -no por todos, pero sí por muchos de los ministros-, no sé si se cumplen esos requisitos. Esa es mi apreciación desde afuera.

Que es una apreciación compartida por la mayoría de los peruanos, le diré. El viaje de Castillo a los Estados Unidos, ¿puede ayudar a reducir ese escepticismo que usted percibe desde afuera?

Sin duda es una oportunidad para Castillo de mandar un mensaje claro y coherente y tranquilizar a algunos sectores como multilaterales, otros gobiernos y privados. Es una oportunidad de explicar que él tiene realmente un compromiso claro con una política económica moderada, con una propuesta, si bien de izquierda, no radical, no en la línea de Maduro o Venezuela o algo así. Podría ayudar a reducir las preocupaciones que hay. Sin embargo, al mismo tiempo es importante que haya coherencia entre lo que se dice afuera con lo que se dice dentro del Perú, que no haya contradicciones, algo que ha sido uno de los problemas de Castillo, tanto en la campaña como en el cargo de presidente. Si bien hay una gran oportunidad con este viaje, también es importante que todo su equipo esté en la misma línea. Ojalá que este sea un inicio de una etapa de más consistencia en su política porque hay mucho interés afuera, en Washington, en Nueva York, de escucharlo.

¿Perú genera interés en Washington a raíz del proceso político que se vive acá?

Bueno, es que nadie conoce a Pedro Castillo y por eso hay mucha curiosidad. En la historia moderna de América Latina no ha habido un outsider tan outsider como él. Perú es un país importante en América Latina y, en ese sentido, existe interés por saber cómo es, pero también por saber qué es lo que piensa y cuál es su compromiso y su agenda para el país. Como le digo, todavía no hay claridad sobre esto, más bien hay interrogantes, preocupaciones.

Pedro Castillo

La polarización en el Perú ha alcanzado niveles peligrosos. Usted vivió en el país desde finales de los ochenta hasta inicios de los noventa, durante una etapa bastante dramática. Cuando observa el escenario actual, ¿qué piensa? ¿Hace algún tipo de conexión con el pasado? ¿Ve alguna similitud?

La situación en los años que yo viví en el Perú –entre 1987 y 1991– fueron mucho peores que lo que se ve hoy. Sendero Luminoso tenía fuerza y se sentía en Lima, había una hiperinflación debido a políticas irresponsables y desastrosas del primer gobierno Alan García, y había un desorden total y mucho sufrimiento de la gente. Sin embargo, a pesar de todos los problemas que el país enfrenta hoy, ha mejorado, ha avanzado en muchos sentidos desde la época en que yo viví allá, felizmente. No obstante, el nivel de polarización, como usted ha dicho, es muy peligroso, es muy extremo. Yo trato de seguir a otros países en América Latina, en mi propio país (Estados Unidos) hay polarización, y me parece que, en el Perú, tal vez, es más extrema que en cualquier otro lado.

¿A qué se podría deber?

En cierta parte, por la experiencia con Sendero. También por las acusaciones contra parte del equipo y del gabinete de Castillo y contra el propio Castillo de tener simpatías con Sendero. Todo esto es lo que ha generado esa polarización, una en la que, prácticamente, por lo que veo, el espacio del centro no existe. A políticos y actores peruanos que buscan reconciliar al país…

De acercarnos un poco…

Los acusan de ser de extrema izquierda o extrema derecha. No se puede ganar. Eso es lamentable y peligroso. Hay otros dos factores que diferencian al Perú actual del Perú en el que yo viví.

¿Cuáles son esos?

Uno, las redes sociales y la desinformación, que no existían en esos años. Tengo la impresión de que, en el caso peruano, en medio de esa polarización, hay mucha desinformación, mucha exageración y rumores y eso no ayuda. Eso, precisamente, alimenta esa polarización.

Es verdad.

Y lo otro es la pesadilla que representa Venezuela, el temor de que el Perú u algún otro país latinoamericano pueda llegar a tener…

Algo parecido a lo que ocurre allí.

Algo parecido a lo que pasa, exacto. Porque Venezuela es una pesadilla, es un hueco en América del Sur. Eso genera mucho temor y mucho miedo y forma parte de esa dinámica polarizadora que atraviesa el Perú.

¿Cómo se pueden solucionar escenarios tan polarizados? ¿Hay alguna receta?

Bueno, los actores tienen que asumir su responsabilidad. A mí me gustaría –y quizás podamos ver en este viaje– que el presidente Castillo tenga más claridad sobre sus posiciones, hay muchos interesados en escucharlo. Han faltado señales, ¿no? El Gobierno mismo no ha ayudado.

Enfrentamiento, Perú Libre, La Resistencia

“Tuve que irme del Perú por Sendero Luminoso”

¿El Gobierno no ha ayudado a calmar esa polarización?

Así es. Entonces, tiene que venir el mensaje del Gobierno, pero también de la otra parte, de la derecha que, realmente, ha sido muy irresponsable. Hay un sector que no reconoce a Castillo como un presidente legítimo y no tiene base ni sustento para cuestionar que fue electo por la mayoría de los peruanos. Aunque el margen fue estrecho, ganó. Fue algo irresponsable. Ojalá, si es que ven señales desde el Gobierno, otros sectores no tan extremos –porque esos extremos no van a cambiar nunca– traten de bajar la tensión, la desconfianza y piensen en el bien del país. Esta es mi esperanza.

Vivió en el Perú entre el 87 y el 91, en pleno terrorismo. Hace unos días, murió Abimael Guzmán. ¿Qué reflexión le genera?

Sendero Luminoso causó mucho sufrimiento. Es muy difícil estimar los costos generados a la sociedad, que todavía se sienten. Fue un trauma que ningún otro país latinoamericano ha experimentado. Se trató de una insurgencia con una brutalidad tal que, creo, no tiene comparación con otros grupos insurgentes en América Latina. Fue algo muy particular, un genocidio.

¿Por qué se fue de Perú?

Tuve que irme en 1991 precisamente por lo de Sendero Luminoso, por lo que ocurría. Me tocó la tarea muy infeliz de tener que cerrar la empresa en donde yo me encontraba trabajando y salir. Le hablo de una empresa que había estado funcionando allá desde los años 60. En lo personal, se trató de un golpe muy fuerte. Fui un testigo presencial del daño que se causó con esa terrible insurgencia maoísta, que no hay manera de medir. Siempre recuerdo ese 12 de setiembre de 1992 cuando Guzmán fue capturado. Fue un gran día, porque Sendero Luminoso fue estructurado de manera tan vertical que era el líder absoluto y cuando él cayó la organización se debilitó fuertemente. Eso permitió que la sociedad peruana –a pesar de los problemas– tuviera una vida más normal. Para los que no vivieron esos años, es complicado imaginar lo terrible que fue.

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