Max Hernández, psicoanalista y secretario ejecutivo del Acuerdo Nacional, fue invitado por el Gobierno para mediar en el conflicto con las clínicas privadas. En esta entrevista señala que cuando se busca un consenso, ninguna de las partes queda absolutamente feliz. Dice que ayer mismo renunció al directorio de la clínica Anglo Americana.
¿Es el mejor acuerdo al que se pudo llegar? Se cuestiona que usted forme parte del directorio de la clínica Anglo Americana.
Yo no sabría decirle si es el mejor acuerdo, y por varias razones. Sobre lo que me comenta, cuando el ministro Víctor Zamora y la ministra María Antonieta Alva me pidieron que actuara como mediador, informé de que era director de la clínica.
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¿Y qué le respondieron?
En ese momento me dijeron que no había problema, pero inmediatamente llamé a la dirección de la clínica para que en la reunión de directorio de hoy (jueves) se pusiera en primer lugar de la agenda mi renuncia. Temía que por este ambiente de suspicacia generalizada, esto fuera esgrimido como un tema de incapacidad.
¿Renunció al directorio de la clínica?
Hoy aceptaron mi renuncia, por si alguien pone en duda mi participación. Ayer (miércoles) no se podía realizar el directorio. Han insinuado que, poco menos, busqué ser mediador o cosas por el estilo. En fin, la gente está en libertad de pensar lo que quiera; sin embargo, dejo constancia de que planteé el tema desde un inicio. Si quiere lo pone, si quiere no.
¿Por qué no sabe si es el mejor acuerdo al que se pudo llegar?
Nunca un acuerdo al que se llega por consenso es lo mejor para todos. Posiblemente, las clínicas sientan que renuncian a ingresos, según ellas, legítimos y el Estado piense que se pudieron reducir más los costos. Pensar que un consenso pueda ser la mejor solución es una utopía. Tiene la virtud de evitar conflictos y el defecto de que nadie queda absolutamente feliz.
¿Cuánto duró la reunión?
Desde las 8:30 y llegó hasta las 12. Lo que pasó es que la negociación empezó bastante antes. Había habido una serie de malos entendidos.
¿Diría que fue complicado llegar a un acuerdo final?
Creo que ha habido cosas que han facilitado mucho el asunto, como la participación de los representantes del sistema de salud y de la doctora Pilar Mazzetti, cuya presencia implica el mensaje “señores, no perdamos tiempo en esto”. Y no quiero dejar de lado a monseñor Castillo, y lo subrayo porque no soy un hombre cercano a las Iglesias.
¿La advertencia que hizo el presidente Martín Vizcarra el miércoles ayudó a llegar a un acuerdo final?
Fue un anuncio muy firme, que implicaba bemoles con el futuro económico del país. Se tuvo que tener en cuenta que tan grave como la salud es que la gente recupere el trabajo, o que se vele por la seguridad alimentaria. Todos estos problemas requieren la unidad de la nación, poner el bien común por delante. La búsqueda de chivos expiatorios vendrá después.
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¿Pero 55 mil soles es una tarifa justa? Es bastante dinero.
Es lo que van a pagar la aseguradora y el Gobierno. ¿Cuál es la tarifa justa para una persona que llega en estado gravísimo y se le acoge y no tiene seguro? ¿Quién se hace cargo? ¿La clínica? ¿Los servicios de salud estatales? El tema es que una cama de UCI-COVID cuesta mucha plata, para los privados y la salud pública. Es un dinero importante. La medicina se ha vuelto muy cara, y no solo por el afán de lucro de alguna gente. No es como se ha estado planteando el tema, de la rapiña de unos y la generosidad de otros. La salud pública cuesta. Seguro que el Estado debe financiarla con los impuestos, y seguro que los que más ganan son los que deben pagar más. Pero el punto central es que la salud pública es inmensamente costosa.
¿Las clínicas han actuado bien en esta coyuntura? ¿Cómo describiría su papel?
Hay clínicas y clínicas. En toda organización de instituciones privadas hay cosas buenas y otras no tantas. El Perú necesita un servicio integrado de salud que funcione, no me cabe duda. Y se debe incluir a las clínicas, de eso tampoco hay duda.
Las denuncias de cobros excesivos han sido varias.
Unas actuaron mejor que otras y posiblemente algunas prácticas no han sido felices, por no decir equivocadas. Eso ha ocurrido y todos lo tenemos que lamentar. El punto es que con la tendencia a generalizar se planteaba que poco menos y las clínicas eran un obstáculo para el sistema de salud. Cualquier persona enferma necesita atención médica. El problema es que en el año del aseguramiento universal, no hay un aseguramiento universal. El problema no es que haya clínicas, el asunto es que haya poca salud pública.
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¿Está de acuerdo con la manera en que el Gobierno ha manejado la crisis?
¿Qué pasa con esta epidemia terrible? ¿Qué pasa si viene otra que no afecta el sistema respiratorio sino el sistema cardiovascular o inmunológico? Estamos pensando que esto es de una solución sencilla, ¿y qué Gobierno ha manejado bien esto? ¿Trump, Piñera, los suecos, Pedro Sánchez, Duque? Todos los Gobiernos están bajo fuego cruzado porque esto es algo poco menos que inmanejable. Por eso se corren rumores absurdos como que el confinamiento era innecesario, sin embargo resultaba indispensable. ¿Se han puesto a pensar qué hubiese ocurrido en el Perú de otro modo?
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