DISCIPLINA O ABUSO. En el Colegio Militar Francisco Bolognesi la injusticia se ejerce de forma piramidal. Desciende desde los superiores hasta los escolares del tercer año. Dos nuevos testimonios revelan maltratos físicos que se asemejan a una tortura. Una de estas denuncias llegó a la comisaría del distrito de Alto Selva Alegre. ,Arequipa. Le arrancaron los cabellos con un alicate. El adolescente, a quien llamaremos Eduardo, tenía un encargo de un suboficial del colegio: recolectar los correos electrónicos de sus compañeros antes del primer recreo. Eduardo era una suerte de brigadier. Como no cumplió su misión en el tiempo esperado, lo castigaron brutalmente. Desde que ingresó al Colegio Militar Francisco Bolognesi el 2018, era buen alumno. “Siempre vi al cadete como ejemplo en la sección porque es responsable y respetuoso”, afirma un comandante de la cuarta sección militar en un informe. Lejos de ser esto una ventaja, se convirtió en una presión para el estudiante, que cursaba el tercer año de secundaria. PUEDES VER: Golpes, bullying, drogas y licor en el colegio militar de Arequipa Tenía a su cargo la disciplina en su salón de clases. Si sus compañeros incumplían alguna orden o demoraban en ejecutarla, el adolescente recibía los castigos. Un documento al que tuvo acceso La República da cuenta que no era la primera vez que el cadete era victimado por el suboficial, anteriormente este le había golpeado con una soga en la espalda, además de otros maltratos, según reporta el padre del menor. Su tortura terminó en agosto, cuando el alumno se retiró de la institución luego que su madre lo sacara con la excusa del fallecimiento de un familiar. Eduardo no regresó nunca más. El padre del menor envió un escrito al coronel Juan José Soto Flores, en ese entonces director (2017 y 2018). “Esta es una actitud de tortura, mas no una actitud de formación como debería ser”, reclama el progenitor, quien además acudió a la comisaría de Alto Selva Alegre a efectuar la denuncia. Ahí señala que el suboficial de la institución le arrancó los cabellos con el alicate a su hijo. Esta dependencia policial ha sido por años el refugio de denuncias por maltrato de superiores y alumnos dentro del colegio; algunas pasan a entes mayores, como el Ministerio Público. Pero hay otros casos que solo quedan en el colegio. En otras situaciones, el alumno calla y sus aflicciones terminan silentes. Eduardo decidió ya no retornar. Los altos mandos del colegio no quisieron escuchar a los padres de Eduardo. El coronel Soto, exdirector, dice lo contrario. PUEDES VER: Exdirector de colegio militar de Arequipa: No porque les griten 'oe carajo' se van poner a llorar ¿Los golpes eran permitidos como sanción? – le preguntamos. - Está terminantemente prohibido que se golpee a un cadete -respondió. Yo personalmente los dos años que estuve los cuidaba, evitando eso, y cuando ocurría se sancionaba o daba de baja. Puede ir al colegio y preguntar a Disciplina, están todos los informes, los partes. Yo ya salí del colegio, pero en su momento todo se ha solucionado y se ha tomado acción inmediata y lo primero que hemos hecho es llamar a los padres y señalarles que las cosas se iban a dar como debe ser. ¿Entonces sí se ha sacado a varios cadetes y suboficiales? - Sí, se ha fortalecido la disciplina. ¿Pero no se los ha retirado o solamente se les ha sancionado? - Sí, también se ha retirado. Los nombres no tengo ahorita, pero sí puedo dar fe que se cambió suboficiales porque algunos que no se adaptaban o que trataban mal a los cadetes. El concepto de la disciplina en la educación castrense parece un mal entendido. Mario Vargas Llosa lo padeció cuando en 1950 su padre lo internó en el colegio Leoncio Prado con el fin de convertirlo en “hombrecito”. El golpe estaba institucionalizado dentro del colegio. 69 años después de que el cadete Vargas Llosa los viviera, los alumnos del Francisco Bolognesi siguen padeciendo este tipo de “educación”. Santiago lo sabe bien. Jugar con un compañero provocó que un suboficial lo castigara ordenándole que realice ranas (ejercicios). Cuando el estudiante ejecutaba la acción, su superior lo golpeó con un palo entre la pierna y los glúteos. El ataque tuvo tal intensidad que le dejó hematomas. Semanas antes, el mismo suboficial le roció una gaseosa en el uniforme. La madre del menor envió una carta al director exhortando a que detenga el acoso, pues el Reglamento Interno y la Cartilla del Cadete, donde se establecen las normas y sanciones de la institución, no indica en ningún acápite que se puede sancionar a un cadete propinándole golpes y que estas acciones están prohibidas. PUEDES VER: Cadetes del colegio Militar inician el año escolar en medio de cuestionamientos No fueron los únicos abusos contra los estudiantes; un pronunciamiento de los padres de familia exponía los supuestos cobros y abuso de autoridad de los suboficiales. En el documento exigían una investigación. Los descargos del oficial involucrado señalaban que era un alumno el que cobraba los montos para comprar útiles de aseo, pero era otra la historia que los menores señalaban a sus progenitores. Gustavo Barrios, asesor legal del colegio Francisco Bolognesi, reafirma las declaraciones de Soto. Sostiene que toda agresión es reportada y si es necesario enviada al Ministerio Público. Sin embargo, se desconoce si los casos expuestos están en alguna fiscalía. La República conversó con algunos padres de alumnos que estuvieron y están en la institución. Dan cuenta de otros acosos, pero a pesar de ello, para algunos la idea de que sus hijos estén en un colegio militar es sinónimo de que serán “hombres”. Vargas Llosa refleja esta contradicción en su biografía El pez en el agua. “(…) Su idea era la de muchos papás con hijos díscolos, rebeldes, desinhibidos y sospechosos de mariconería: que un colegio militar haría de ellos hombrecitos disciplinados, corajudos, respetuosos de la autoridad y con los huevos bien puestos”. ¿Cuánta disciplina puede tener un oficial que abusa de su rango para perturbar a un menor de edad?