“La política energética no existe. Un verdadero plan nacional de masificación del gas ya hubiera llevado el Gas Natural Vehicular a todo el país”.,La reciente huelga nacional de transportistas que puso en jaque al gobierno terminó con la firma de un acuerdo entre el gremio y los ministros de Transportes y Energía y Minas. El detonante fue la exigencia de reducir el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), lo que lograron en “dos actos”. El primero fue la reducción de la banda de precios del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) en 0.59 centavos por galón. Como se sabe, el FEPC tiene un precio “techo” al cual puede venderse el diésel y también el GLP (las gasolinas ya no están en el FEPC). Ojo: esta rebaja va a todos los consumidores –y no solo a los transportistas–. Si el precio sobrepasa el “techo”, en el Fondo se va acumulando una deuda del Estado con los vendedores, que en los últimos años ha oscilado alrededor de S/ 500 millones anuales. La rebaja de 0.59, aplicada a los 1,800 millones de galones de diésel de venta anual total equivale a S/ 1,060 millones, El segundo fue la devolución del 53% del ISC del diésel que pagan quienes prestan servicio de transporte público terrestre de carga. Esta devolución tenía ya 15 años, pero caducó en el 2016 pues no se renovó la Ley 30060. Como hoy el ISC está en S/ 1.70/galón, la rebaja es 0.90 centavos. Los transportistas consumen el 50% de los 1,800 millones de galones de diésel. Por tanto, se les devolverá cerca de S/ 1,600 millones. Solo falta que se apruebe el PL del Poder Ejecutivo # 3572-2018, presentado al Congreso el 26/10/2018. Tercero, esta es el Acta de Defunción oficial del alza del ISC del Ministro David Tuesta en mayo pasado (el diésel es el combustible que más se consume). Tuesta aumentó el ISC justo cuando no estaba vigente el “mecanismo” de devolución a los transportistas. Acaban de devolver, duplicada, la factura. Esto nos lleva al tema tributario. En el 2018 subieron los ingresos porque hubo buenos precios de los minerales en el I Semestre, lo cual ya terminó. Pero no existe un plan coherente para aumentar los impuestos directos y se ha seguido con los indirectos (que golpean más a los pobres), como el ISC, con el que ahora tropieza. Tampoco se han tocado las exoneraciones tributarias, que suman decenas de miles de millones de soles ni la evasión fiscal, si bien se ha avanzado contra la elusión tributaria. Dice Carlos Vargas, CEO de TPC Group: en el 2017 la evasión fiscal llegó a US$ 18,000 millones (Gestión, 17/02/19), lo que equivale a 6% del PBI. Increíble. La política energética no existe. Un verdadero plan nacional de masificación del gas ya hubiera llevado el Gas Natural Vehicular a todo el país, reemplazando los camiones y buses a diésel. El GNV cuesta la mitad, no solo porque es más barato, sino porque el gas del Lote 88 tiene precio regulado, ya que sus reservas fueron un “regalo de Dios” (Shell las tuvo que devolver, gratis, en 1999). Hay millones de razones –pregúnteles cuáles a los poderes fácticos– que impiden la reforma tributaria y el plan de masificación. El gobierno acaba de recibir un primer fuerte golpe, que ha pasado casi desapercibido (y no hemos hablado de la reducción de los peajes). Pero es real. ¿Sacará rápido las lecciones y actuará en consecuencia? Pago por ver.