"Es buena noticia que los peruanos no se queden en la indignación y pasen a la acción. Muchas veces demandamos al Estado lo que nosotros no hacemos, ni damos".,Nuestra curiosidad por lo extraordinario, lo morboso o lo anecdótico, nos lleva a construir un universo de información -retroalimentación perversa entre los intereses de la audiencia y los de los medios de comunicación- en donde un fragmento de la realidad se convierte en toda la realidad. Para decirlo más claro, en donde el caso particular se convierte en conducta universal. Un ladrón sale en libertad y un policía está en la cárcel por disparar a otro ladrón que termina muerto en el acto. Esos dos pequeños fragmentos de realidad se convierten en “todos los jueces meten presos a los policías y dejan libres a los ladrones”. ¿Es este un enunciado cierto? La buena noticia es que no lo es, ni remotamente. Usemos la evidencia. Hay más de 85.000 personas presas (censo INEI octubre 2017). La mitad sin condena. El hurto es el crimen más común. ¿Cuántos policías están presos por acción en el cumplimiento del deber? Que se sepa hoy, uno. ¿Cuál es entonces la regla general? Hay otra buena noticia. La torpeza de un solo juez puede ser revertida. La doble instancia existe para enmendar estos horrores. Si nos bombardean con crímenes, estaremos convencidos de que en nuestra sociedad no existen más que crímenes horrendos y que estos actos nos representan a todos. Pero, no es verdad. Es una parte, a veces muy pequeña, de la realidad. Bien lo saben los gobiernos autoritarios cuando usan la información como arma (lo es para las fuerzas armadas peruanas) y apelan a emociones básicas como el miedo, el patriotismo o la indignación. Por eso, de vez en cuando, para balancear esta realidad fragmentada es bueno mirar las otras piezas que tal vez “no vendan”, pero sí educan en ciudadanía. Es buena noticia que avancemos en el conocimiento de la verdad en el caso Lava Jato. Con todos sus retrocesos, ataques de los que se saben acorralados, reorganizaciones de redes mafiosas, riesgos para los que buscan la verdad, vamos en buen camino. Los directivos de Odebrecht en Brasil ya tienen fecha para hablar en marzo. El 12, 13 y 14 habla Barata y otros. Más temprano que tarde, este año sabremos qué dijo y cómo lo corroboró. Es buena noticia que estemos cerca de saberlo todo y procesar con justicia a todos. Es buena noticia que hoy ustedes estén mucho mejor informados y mucho más interesados en conocer la Constitución. Lo veo todos los días en el programa Sin Guion de RTV. Lo más esperanzador es el número de jóvenes que ven el programa. Si podemos mantener por muchos años este interés, toda reforma será posible para tener un mejor Congreso, así como un sistema de justicia probo, oportuno y justo. Si añadimos un Ejecutivo que gestione con eficacia y honestidad, nuestra institucionalidad puede cambiar para bien. Pero sin una sociedad que acompañe y refuerce estos cambios positivos, es imposible. Es buena noticia que los peruanos no se queden en la indignación y pasen a la acción. Muchas veces demandamos al Estado lo que nosotros no hacemos, ni damos. Calles llenas de activistas protestando la noche del 31 de diciembre por un acto arbitrario del ex fiscal de la nación lograron mucho más de lo que hubieran imaginado. En este periodo de turbulencia política, el pueblo está tomando –de forma pacífica y sin bloquear el paso a nadie– conciencia sobre la importancia de su rol y de la importancia de la participación ciudadana. Los cambios no vienen nunca de la mano dadivosa de un mesías salvador de la patria. Cuando no hay instituciones, estas van a tener que surgir de las necesidades que demanda la realidad ciudadana. Es buena noticia que personas honestas, inteligentes y preparadas estén diseñando una propuesta de reforma constitucional que, a partir de todo lo que ha salido mal, construya un mejor Congreso. Si uno hace siempre lo mismo, y cada vez sale peor, ¿no es hora de cambiar la receta? Nuestra forma de elegir congresistas ha caducado hace mucho tiempo. Con cada vez más electores nuestro problema de subrepresentación es cada vez peor. Si no queremos tener un Congreso peor o idéntico a este, tenemos que doblar el número de congresistas, optar por el bicameralismo y elegir al parlamento en la fecha de la segunda vuelta. Esas tres medidas harían un gran cambio. Aunque a veces nos contagie el desánimo, la desconfianza en todos y la tentación de la desesperanza, no olvidemos de dónde venimos y en dónde estamos. No hay resurrección sin Viernes Santo. Pasado lo peor, vendrán siempre tiempos mejores.