“Es de esperar que el gesto de AMLO no afecte el humor dentro de la Alianza del Pacífico”.,La negativa de México a firmar el documento del Grupo de Lima sobre la ilegitimidad del gobierno venezolano ha sido un alivio para Nicolás Maduro. La llegada de un enemigo declarado como Jair Bolsonaro ha sido compensada por la aparición de Andrés Manuel López Obrador como un nuevo mediador oficioso frente a la crisis de Venezuela. Pero Maduro tal vez logró algo más. Luis Jaime Cisneros opina incluso que la declaración de Lima es una victoria de Maduro, al no haber prosperado la propuesta peruana de romper relaciones. Así, con AMLO de su lado y discrepancias dentro del Grupo de Lima, Maduro se dispone a seguir sobreviviendo cubierto apenas por un taparrabos político. Para México en cierto modo es un retorno a una política exterior defensora de las revoluciones y las consiguientes dictaduras. Por decenios el país se mantuvo solo en las Américas con su negativa a romper relaciones con Cuba. En parte por la ilusión de seguir viviendo en su propia revolución, y en parte marcando independencia de los EEUU. Es de esperar que el gesto de AMLO no afecte el humor dentro de la Alianza del Pacífico, el hasta ahora exitoso club de países liberales, que también ha funcionado como contrapeso a los países del ALBA. Es improbable, aunque no se sabe hasta dónde pueden empujar al presidente mexicano sus entredichos con la administración Trump. México ha buscado en varias ocasiones obtener alguna ventaja en distanciarse de posiciones sudamericanas, y sus acercamientos han sido poco fructíferos. Un caso notorio fue cuando se negó a la negociación colectiva de la deuda externa en los 80. Por ese tipo de actitud le fue negado a México el ingreso al Mercosur en su momento. Para la Cancillería peruana la pasada reunión evidencia que seguimos navegando entre las presiones de un Trump radical pero mayormente inactivo en el tema venezolano, de una Colombia cuyas posibilidades de acción son limitadas, y de países latinoamericanos que ya han llegado al grado de confrontación del que son capaces. Mientras tanto las cifras de Venezuela y la intensidad de la penuria popular empeoran a niveles que nadie imaginaba. Cada vez es más clara su condición de Estado satélite de China y Rusia.